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Una Bendición Olvidada - Por Saúl Guevara (Estudio No. 826)

 


Hoy queremos hablarte de algo que nos importa a todos: el cuidado de las personas mayores. A veces, podemos olvidarnos de que, para los cristianos, cuidar de nuestros mayores es una bendición. La vejez es una etapa maravillosa llena de sabiduría, pero también puede traer soledad. Y la soledad en la tercera edad no es solo un sentimiento pasajero. Es un problema real que puede ser causado por muchas cosas, como la pérdida de seres queridos, la salud física que se va deteriorando o el aislamiento y la falta de participación social.

 Esta soledad puede llevar a comportamientos inesperados y a una disminución de la vida social, lo que hace que sea aún más importante entender cómo podemos ayudar a nuestros mayores a superar esta situación. ¡Así que prepárate para aprender cómo podemos combatir la soledad en la tercera edad de manera positiva y constructiva! Así lo presenta el salmista: Salmos 71:9 “No me deseches en mi vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas”.

 ·         Cinco factores que contribuyen a la soledad en la tercera edad:

 1. Pérdida de seres queridos: Es normal que, a medida que vamos envejeciendo, empecemos a perder a nuestros amigos y familiares. Y, claro, la pérdida de un cónyuge puede ser especialmente dolorosa.

 2. Salud deteriorada: Las enfermedades crónicas, la pérdida de actividad física, movilidad y otras limitaciones físicas pueden hacer que sea difícil para las personas mayores mantener una vida social activa, pero no te preocupes, ¡todo es posible!

 3. Aislamiento social: Entiendo perfectamente que las personas mayores a menudo dejen de hacer actividades sociales por problemas de salud, por falta de transporte o porque ya no tienen amigos o familiares disponibles.

 4. Cambios en la situación de vida: Mudarse a una residencia de ancianos e inclusive a otro barrio, colonia o pueblo, puede ser un ajuste difícil, especialmente si la persona se siente desplazada o desconectada de su comunidad anterior.

 5. Dependencia: La necesidad de depender de otros para las actividades diarias puede hacer que las personas mayores se sientan una carga, lo que puede llevar a sentimientos de soledad y aislamiento.

 Muchos ancianos, que solían ser el corazón del hogar, ahora observan en silencio desde las sombras. Es necesario enseñarles a nuestros hijos la importancia de pasar tiempo con los ancianos ya que el papel de los viejos en la vida de las personas es muy enriquecedor, ellos y solo ellos mantienen vivo un vínculo de una realidad viviente y su historia.

 Timoteo fue bendecido por la anciana Loida, 2 Timoteo 1:5 (NVI): “Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la misma que hubo en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y que estoy convencido de que también hay en ti.”

 Luego pasó tiempo y cuando Pablo era ya anciano, de él,  recibió las mejores instrucciones para su ministerio que incluía pastorear personas adultas adecuadamente.

 No olvidemos la importancia bíblica de valorar la experiencia de la edad. Proverbios 16:31 dice: “Las canas son corona de esplendor; se alcanzan en el camino de la justicia”.

 Piensa por un momento y sumérgete en la idea de la inmensa riqueza de vivencias y conocimientos que guardan el corazón y la mente de un anciano. Imagina poder acercarte y, como quien abre un antiguo libro lleno de historias y lecciones, recibir toda esa sabiduría que han tejido a lo largo de sus años, cada página un reflejo de una vida apasionadamente vivida.

Historias de triunfos, desafíos superados, amistades encontradas y perdidas, lecciones aprendidas. Cada arruga es un testimonio de una vida vivida con pasión, con lucha, con amor y fe.

 Pero, ¿cómo podemos sanar los dolores de la soledad que nuestros viejos podrían estar sintiendo? ¿Cómo podemos ayudar a las personas mayores a combatir la soledad?

 ·         A continuación, algunas recomendaciones:

 1. Pasar tiempo de calidad con los ancianos: Antes que nada, es esencial dedicarles tiempo de calidad. En ocasiones, su soledad puede hacer que se muestren como personas difíciles de comprender, por lo que meras celebraciones repetitivas en festividades como su cumpleaños o comunicaciones confrontativas no son suficientes. Lo que realmente importa es compartir instantes auténticos con ellos, escucharlos con atención, empaparnos de sus anécdotas y reafirmarles que siguen siendo valorados y queridos.

 2. Revivir las memorias de ellos: Rememorar momentos pasados puede ser una actividad enriquecedora para los ancianos: revisar viejos álbumes fotográficos, escuchar melodías de sus años mozos o, incluso, cocinar juntos esa receta familiar transmitida de generación en generación. Son instantes que no solamente aportan valor a nuestras vidas, sino que también llenan de luz y alegría la suya.

 3. Cómo integrar a los ancianos a la vida actual: En una era regida por la tecnología, mostrarles cómo utilizar dispositivos actuales puede ser una excelente manera de establecer conexión. Ya sea ayudándolos a configurar un teléfono inteligente para realizar videollamadas con seres queridos que estén lejos, o introduciéndolos a aplicaciones de música o juegos que les diviertan. Esto no solo les brinda un abanico de nuevas oportunidades, sino que también les da la sensación de seguir siendo significativos en un mundo en constante evolución.

 4. Orar y Estudiar La Palabra con ellos: Profundizar en la espiritualidad puede ser reconfortante y fortalecedor para ambas partes. Tus brazos al rededor del anciano le darán una agradable sensación de seguridad y compañía que probablemente esté adoleciendo. La espiritualidad a menudo se profundiza con la edad. Estudiar la Biblia juntos, compartir devocionales y orar el uno por el otro puede ser una experiencia profundamente sanadora y fortalecedora para ambos.

 Como sociedad, debemos entender qué importancia tienen los adultos mayores y por qué debemos respetar a los mayores. No solo es una cuestión de ética, sino también de amor y gratitud hacia quienes nos han enseñado tanto. Por último, recordemos las palabras de Proverbios 20:29: “La gloria de los jóvenes es su fuerza; la hermosura de los ancianos es su vejez”.

 Y créalo: Al cuidar de nuestros ancianos, estamos cuidando de nosotros mismos.

S.A.G. – 02 – MAR – 2025

(Estudio No. 826)

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