Deja De Burlarte - Por Saúl Guevara (Estudio No. 842)

 


Por supuesto, la burla no es nada nuevo, pero parece estar propagándose. Aunque nunca debas burlarte de las cosas de Dios, el estilo de vida burlón no es algo que un discípulo de Jesucristo deba imitar.

 Burlarse significa ridiculizar, reírse o mofarse de algo o de alguien. A veces incluye imitar de forma poco halagadora, por ejemplo, poniendo una voz chistosa o realizando gestos o imágenes exagerados. Todos lo hemos visto. Está por todas partes. Al parecer, a la gente le encanta. Pero al Señor no le gusta.

 La burla no está permitida en ningún lugar de las Escrituras. De hecho, se condena específicamente.

 La burla es un síntoma del pecado del orgullo. Además, el sentimiento principal que hay detrás de la burla es el desprecio (menospreciar a los demás), es decir, pensar que uno es mejor que los demás, no solo estar en desacuerdo con lo que digan o hagan.

 Burlarse de tu familia no entra en la lógica, pero si la burla es de alguien que no conoces, entonces parece que, por mucho que la repudies, participas de ella como si fuera algo normal.

 Eso no es lo que el Señor desea. Él ha dicho: "Y estime cada hombre a su hermano como a sí mismo". Todos tenemos el mismo valor. Burlarse de los demás es una forma de poner a las personas por encima de los demás. De hecho, los burladores suelen tratar de que otras personas se unan a ellos y, por lo general, señalan con el dedo a los que no están con ellos. Esa actitud de señalar con el dedo marca una línea entre nosotros y los demás, diciendo: «Más te vale que estés de nuestro lado, o de lo contrario serás objeto de burla y risas. Al igual que la tristeza, la burla busca compañía. Esto se debe en -parte a que, en el fondo, la persona orgullosa suele ser también muy insegura.

 En un mundo lleno de burlas, podemos sentir la tentación de caer en lo mismo. Parece que la gente se está divirtiendo. Todo el mundo lo hace, en particular en internet, donde las redes sociales están llenas de esos tristemente famosos memes. Quizá hasta nos sintamos tentados a echarle más leña al fuego y usar el arma que el mundo utiliza contra la burla: señalar con el dedo a aquellos que nos señalan desde el edificio grande y espacioso para ver si les gusta que se les pague con la misma moneda.

 Pero, una vez más, esa no es la manera del Señor. El Señor nos dice: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44).

 Tal vez resulte difícil soportar la burla de los demás sin responder de la misma manera, ya que nuestra cultura nos quiere hacer creer que la burla más ingeniosa e hiriente gana el concurso en busca de la atención y el respeto de la gente. Sin embargo, no es así. El Señor nos ha enseñado y mostrado que el amor, la mansedumbre, la paciencia y la longanimidad son Su camino.

 Si somos seguidores verdaderos de Jesucristo, no nos burlaremos de nuestros hermanos y hermanas, porque nuestro corazón estará lleno de su amor puro.

 Burlarse de alguien es burlarse de Dios, es una ofensa contra Dios; burlarse del pobre en desgracia es muy grave, no quedará sin castigo.

 A continuación, dos citas: una del libro de los Proverbios, escrita por Salomón, y otra de la carta a los Gálatas, escrita por Pablo, que espero recuerdes siempre que exista una burla o se haga bullying sobre alguien.

 Proverbios 17:5: “El que escarnece al pobre, afrenta a su Hacedor; y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo”.

 Gálatas 6:7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”.

 Tras una burla, se esconde el orgullo de quien se cree mejor que otro; por eso, su expresión es acentuar el menosprecio hacia la otra persona, pero suele confundirse con la manera de hacer notar que no se está de acuerdo con alguien. Pensar, escribir o hablar expresando que se está en desacuerdo con alguien no está mal, pero la burla solo busca poner en vergüenza al otro (da igual que se tenga o no la razón). Es aquí cuando más debería reflexionarse sobre el respeto, sin importar de quién se trate. 

Reflexionando sobre las burlas o risas que se le hacen a la persona afectada, considero que provocan tres cosas graves: vergüenza, chismes y baja autoestima, que lastimosamente podrían terminar en suicidio ante la ausencia de comprensión, perdón y amor.

 Jesucristo explicó a sus discípulos sobre la hipocresía cuando lo que se dice no concuerda con los hechos, que vale recordar a fin de poner cuidado en lo que hablamos porque es lo que hablamos lo que contamina al hombre: "¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre" Mateo 15:17…20

 Jesús hablaba de los que decían honrarle, pero no estaba en verdad en el corazón, que al final equivale a la burla, donde crece la maldad, sembrando sentimientos contrarios al perdón y el amor. Ya es suficiente con que cada persona cargue con el peso de sus errores o debilidades; exponerla ante los demás podría traerle lo peor, mientras lo que necesita es perdón y fortaleza para continuar.

 Antes de promover o compartir una burla, memes o chistes; ponte en el lugar de la persona de quien se habla y cambia la cara de ella por la tuya o la de alguien a quien amas, seguramente antes de enviarlo, cambiarás de idea.

 

S.A.G. - 29 – JUN – 2025

(Estudio No. 842)

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