Prudentes Como Serpientes… Por Saúl Guevara (Estudio No. 865)

 


Los cristianos aun cuando somos capaces de discernir las intenciones malvadas del mundo con la prudencia de una serpiente, debemos tratar a los demás con la pureza y mansedumbre de una paloma. Los cristianos estamos en desventaja al enfrentar a una sociedad corrupta que se vale de lo bueno y malo para lograr sus metas. Por eso Jesús dio a sus discípulos una estrategia para lidiar con el mundo.

 No es cosa fácil llevar la vida de un cristiano. Uno se da cuenta, desde el inicio, que se encuentra en franca desventaja con el mundo. Mientras que la persona común puede usar todos los medios a su disposición, sean buenos o malos, para lograr la meta deseada, el verdadero creyente sin embargo no puede aplicar cualquier método, ya que muchos de ellos van en contra de los principios bíblicos. A pesar de todo, Dios espera que el converso sea un vencedor en medio de una sociedad hostil.

 Por eso, Jesús nos describió como «ovejas en medio de lobos», ya que, al aceptar a Jesús, se refería claramente a la diferencia de actitudes entre sus discípulos y las que prevalecen en el mundo. Al seguir el camino de Dios, los conversos comienzan modificando su conducta y abandonan la actitud egoísta y agresiva del lobo para adoptar la actitud pacífica y mansa de una oveja.

 Este nuevo modo de vida provoca un conflicto a quienes quieren seguirlo, ya que se ven obligados a competir en el mundo con un nuevo sistema de valores que no saben cómo aplicar exactamente. Esta inexperiencia del cristiano contrasta con la sabiduría mundana que Jesús resumió de esta manera: “. . . porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz” (Lucas 16:8). Es más fácil ceder a las exigencias del lado de la naturaleza humana y vivir como un lobo, con una actitud egoísta y agresiva.

 ¿Cuál es la manera correcta de lidiar eficazmente con el mundo? ¿Acaso espera Jesús que sus discípulos se rindan ante la voracidad de los lobos que los acechan?

 No es así. El mismo pasaje bíblico que describe a sus discípulos como “ovejas en medio de lobos”, también nos entrega una estrategia exitosa para lidiar con el mundo. Les dijo: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16). Al aplicar lo que Jesús enseñó, el cristiano puede afrontar sin temores al mundo y superar las dificultades que se le presentan.

 En primer lugar, veamos lo que podemos aprender de la serpiente. Jesús ciertamente no se refiere a su hostilidad ni venenosidad, pues entonces estaría proponiendo una actitud similar a la del lobo. Al contrario, es la prudencia y sagacidad de la serpiente lo que debemos emular. La serpiente es descrita como una criatura prudente por su habilidad para no exponerse al peligro. Se esconde en grietas o debajo de las rocas, donde puede observar lo que sucede sin ser vista, y se mueve sigilosamente, evitando llamar la atención. Es decir, se desenvuelve sagazmente dentro de su medio ambiente. Tal como dice Proverbios 22:3, “El prudente ve el peligro y busca refugio; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias” NVI.

 Las palomas, en cambio, son incautas e insensatas. Todos las hemos visto congregarse en los parques y acercarse descuidadamente a cualquier extraño, sin tomar en cuenta sus intenciones. Así, a veces terminan siendo fritas en una sartén. Es por eso que Cristo no dijo ser “prudentes” como palomas. Por el contrario, no vemos a la serpiente en una situación tan vulnerable o incauta; por eso los cristianos deben imitar la prudencia y cautela de la serpiente y así evitar que se aprovechen de ellos.

 Jesús explicó a sus discípulos la manera de evitar esa vulnerabilidad imprudente: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24). Si el creyente es capaz de discernir el verdadero propósito que se esconde detrás de la fachada atractiva que presenta el mundo, entonces podrá evitar muchos riesgos y calamidades al no dejarse engañar fácilmente por los demás.

Dios ha provisto al cristiano de un instrumento valioso para identificar al lobo cuando se disfraza con piel de oveja. Ese instrumento es la Palabra de Dios, la Biblia, descrita como una espada de doble filo que “penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Si nos valemos de las Escrituras para juzgar justamente, entonces podremos obedecer el aviso de: “Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22).

 Para ser prudentes como serpientes es necesario aprender a discernir como cristianos maduros. Pablo describió esa actitud: “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1 Corintios 14:20). En otras palabras, Dios desea que el creyente tenga la actitud de un niño. No, la mentalidad de un niño.

 ¿Qué debe hacer el cristiano cuando descubre los propósitos torcidos del mundo? ¿Debe combatirlos sin piedad?

 De ningún modo. Es aquí donde entra en juego la segunda parte de la estrategia de Jesús. Aunque seamos capaces de discernir las intenciones malvadas del mundo con la prudencia de una serpiente, debemos tratar a los demás con la pureza y mansedumbre de una paloma.

 Pablo dice: “No paguéis a nadie mal por mal” (Romanos 12:17). Esto debe ser una de las características del cristiano. Esa actitud de mansedumbre está explicada en el llamado “sermón del monte”. Es decir, los seguidores de Jesús no han de usar los mismos métodos carnales que aplica el mundo, pues entonces tendrían actitudes como las de los lobos.

 En el sermón del monte, Jesús dice que debemos poner la otra mejilla y no dañar a quienes nos maltratan (Mateo 5:39). Esto es la que separa a las ovejas de los lobos. En lugar de devolver mal por mal, debemos meditar y aplicar los frutos positivos del Espíritu de Dios: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).

 Combinando la prudencia y sabiduría de la serpiente con la pureza y mansedumbre de la paloma, tenemos una fórmula ganadora para poder lidiar exitosamente contra el mundo. Pablo explicó esa combinación: “. . . quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal” (Romanos 16:19).

 Aunque no es fácil vivir en este mundo y seguir a Cristo, si actuamos con prudencia y sabiduría como una serpiente y mostramos la pureza y mansedumbre de una paloma, podremos triunfar sobre el sistema actual, al igual que lo hizo Jesús, sin ceder ante los falsos valores del mundo. La combinación ganadora está resumida así: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (Romanos 12:21).

S.A.G. - 07 – DIC – 2025 (Estudio No. 865)

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