Ironía:
proveniente del latín ironia y a su vez del griego eirōneía, es un concepto
complejo y se extiende más allá de una simple burla. Su significado ha
evolucionado en la historia, enriqueciéndose con matices y usos diversos. En la
antigua Grecia, la eirōneía se refería a una forma de fingimiento, a menudo
utilizada en debates o discursos. El "eiron" era un personaje que se
hacía pasar por ignorante o ingenuo para, con preguntas aparentemente
inocentes, revelar la ignorancia o las contradicciones de su oponente.
Ironía
situacional: se produce cuando hay una diferencia entre lo
que se espera que suceda y lo que ocurre. Ejemplo sería un bombero al que se le
quema la casa.
La
ironía dramática: utilizada principalmente en la literatura y el
teatro, se da cuando el público conoce información que los personajes
desconocen, lo que crea una tensión dramática. Por ejemplo, en una obra de
teatro, cuando el público sabe que un personaje está en peligro, pero él no.
Ironía
cósmica o del destino: sugiere la existencia de una fuerza
superior que se burla de los planes humanos y crea situaciones trágicas o
irónicas. Por ejemplo, un atleta que se lesiona justo antes de la competición
tras haber entrenado toda su vida para los Juegos.
Crítica
Social: A través de la ironía se pueden denunciar injusticias o
criticar comportamientos sociales sin ser directamente confrontativo.
Reflexión: La
ironía puede impulsar la reflexión sobre temas complejos, obligando al receptor
a pensar más allá de lo literal.
Énfasis: Al
decir lo contrario de lo que se piensa, se puede enfatizar una idea o
sentimiento.
Nos es
difícil imaginarnos por un momento el ver a Dios sentado en un sillón
orquestando irónicamente parte de la historia sagrada, casi que no podemos
imaginar al Creador de todas las cosas, sentado en su templo, gozando como hace
que la historia de giros que nadie esperaba. Pero ¿de verdad hay ironía en la
Biblia? ¡Sí, sí la hay!... De hecho, hay varias, y si aprendemos a verlas, podríamos
interpretarla en maneras que no lo hemos visto antes. Hagamos un intento:
Jacob
y su familia llegaron a Egipto por el hambre, y se establecieron ahí. Pasaron
muchos años, siglos de hecho, y el faraón de turno ya no conocía a José ni
recordaba lo que había pasado con Israel. Pero ahora Israel era todo un pueblo,
y dice el texto que crecieron y se hicieron poderosos en la tierra de Egipto.
Entonces al faraón se le ocurre una estrategia: “Vamos a someterlos, vamos a
hacerlos nuestros esclavos para evitar que sigan multiplicándose y
fortaleciéndose”. Suena como una buena estrategia, pero entonces el texto dice
literalmente: “Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se
extendían, de manera que los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel”.
Ahí es cuando les digo que tenemos que aprender a ver la ironía en el texto.
Podemos comenzar a imaginarnos a Dios con una pequeña risita burlona.
Ante
el fracaso el faraón diseña una segunda estrategia: “Que las parteras que
atienden a las hebreas maten a todos los varones que nacen. Así evitaremos que
se sigan multiplicando y fortaleciendo”. Parece una buena estrategia, pero
casualmente entre todas las parteras de Egipto, escogieron a Sifra y a Puá, que
casualmente temían a Dios, y no obedecieron la orden del faraón. El Faraón
llama a las parteras: “¿qué pasa? ¿por qué no están matando a los niños?” – “Es
que las hebreas son más robustas y fuertes, y dan a luz antes de que lleguen
las parteras”– respondieron las parteras. Literalmente el texto dice: “Y Dios
favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy
poderoso”. Ya podemos ver a Dios con una risa. Pobre faraón: las cosas no le
salen como esperaba.
Ironías
hay muchas en la Biblia como: Las ironías en los jueces, como Sansón matando a
los filisteos; la ironía en Samuel al escoger a David como rey; la ironía en
Ester de Dios protegiendo a su pueblo del exterminio. Necesitamos entrenarnos
para ver la ironía de Dios, pero no hay una mayor ironía que necesitemos ver
que la ironía del Evangelio.
S.A.G. - 14 – SEP – 2025 (Estudio
No. 853)
Si deseas escribirnos o pedir que nuestros estudios te sean
enviados por email, puedes solicitarlos a: igelrenuevo@gmail.com
Aviso:
Hemos
dejado de funcionar con el correo de Hotmail, nos cerraron la cuenta con ella
la lista de contactos, de todas formas, les damos las gracias a Hotmail por los
años que nos dio soporte.
Ahora solo usamos: igelrenuevo@gmail.com