A Palabras Necias...

Hay gente con el pésimo hábito de ser negativa, derrotista, conformistas, etc. que tienen la costumbre de quitarle el impulso, las ganas, los deseos, la esperanza que albergan otros en su corazón.

Estos son de los que no hacen y ni dejan que otros hagan nada, de los que no entran ni dejan entrar a los demás entren. Siempre están viendo un pelo en la sopa. Siempre están criticando lo que otros están haciendo.

Hoy quiero hablarles sobre el tema: "A Palabras Necias..."

En cierta ocasión se hizo una competencia de sapos. El objetivo era llegar a lo alto de una gran montaña. Había en el lugar una gran multitud de gente para vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competencia. Pero como la multitud no creía que los sapos pudieran alcanzar la cima de aquella montaña, lo que más se escuchaba era "¡Que pena! Esos sapos no lo van a lograr...no lo van a lograr". Muchos sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima de la montaña. La multitud mientras tanto continuaba gritando "Que pena, no lo van a lograr". Y los sapitos continuaban desistiendo, excepto por aquel sapito que continuaba subiendo tranquilamente y ahora con más fuerza. Hacia el final de competición, todos habían desistido con excepción de aquel sapito, que curiosamente, en contra de todos los pronósticos y frases desalentadoras, seguía hacia la meta con todo su esfuerzo hasta lograrlo. Lograda la hazaña, nadie entendía como lo había logrado, así que un sapito se le acercó y le preguntó como había conseguido ganar la prueba y descubrieron que era sordo.

Tenga mucho cuidado. No permita que este tipo de gente que abunda en el mundo, le desanime, que le aparte de su meta, que le pongan cizaña en su corazón, que lo hagan pecar con sus palabras, etc.

Hablando en una ocasión con un hermano que había dejado de perseverar y al cual animaba a regresar a los caminos de Dios. Me dijo que no era nada fácil. Los hermanos le hicieron mucho daño con sus comentarios, cuando falló. Su corazón tiene muchas heridas.

Y es que muchos cristianos tienen la pésima costumbre que cuando un hermano cae, en lugar de darle la mano, lo rematan. Pareciera ser que siempre andan a la expectativa de ver cuando un hermano falla, se gozan de ver al caído y se regodean de somatarlo.

La gente puede ser muy cruel y puede hacer mucho daño con sus palabras, si nosotros les ponemos mucha atención en lo que dicen; pero si nosotros no prestamos atención a palabra necias, nada pueden hacer. Muchos veces hermanos, hay que ungirnos en puro aceite, para así como enseña la Pastora Silvia, estas cosas nos resbalen y no se queden en nosotros, no vaya a ser que se desarrolle alguna raíz de amargura.

Varias veces he sido consultado: ¿y debo quedarme callado?... me enojo tanto que ¿puedo pegarle?... mejor evito y me voy... etc.

La verdad hermanos que en el Evangelio de Mateo, encontramos a Jesús dándonos un ejemplo de cómo nosotros debemos responder ante las críticas, insultos, burlas de los demás.

En Mateo 4 leemos que Jesús respondió: No solo de pan vivirá el hombre, No tentaras al Señor tu Dios.
En Mateo 16: 22-23 Jesús respondió: "Apártate de mi Satanás.
En Mateo 23:3 Jesús respondió: Tú lo dices.
En Mateo 23: 9, 35,36, 37 Jesús no respondió nada.

Sabe porque nosotros nos metemos en muchos problemas: Por que no sabemos callar cuando tenemos que callar y hablar cuando tenemos que hablar.

El mundo enseña... El pez por su boca muere o En boca cerrada no entre mosca

Muchas veces la mejor repuesta que podemos dar es callar, no porque el mundo lo diga, sino porque el Proverbio dice: “En las muchas palabras no falta pecado”

La gente nunca estará el 100% de acuerdo con lo que usted hace. Ya sea por envidia, por celos, por tener diferente punto de vista, etc.

Usted nunca podrá evitar palabras necias a sus acciones, recuerde que unos le servimos a Cristo y otros al enemigo que cuando nos hieren, nos sumimos en una mezcla de sentimientos difícilmente explicables... y lo más duro es saber que en buena medida nos han lastimado porque nosotros mismos lo hemos permitido.

¿Qué debemos hacer en momentos de crisis y confrontación? ¿Cómo hacer que las cosas no empeoren cuando estaríamos dispuestas a agredir verbalmente o algo mucho peor?

No hay escudos ni fortalezas que nos protejan de los ataques inesperados, sin embargo, hay varias acciones que se pueden ayudar a evitar confrontaciones mayores que nos dejen el corazón más agrietado...

Se trata de sacar en las situaciones de crisis un poco de sentido común y no dejar que las discusiones lleguen a dimensiones incontrolables.

Algunas formas pueden ser:

1. Di lo que piensas de forma respetuosa y sin lastimar, así como tú escuchas también mereces ser escuchado. Si reprimes lo que sientes habrá muchas gotas que rebosarán el vaso y estallarás ante la más mínima provocación. Lo mejor es decir las cosas en el momento preciso, no sea que ante un inconveniente reciente saques a relucir circunstancias desagradables de ocasiones pasadas.
2. Controla tu respiración. Debes respirar profundo para conseguir un estado de relajación que te permita reaccionar de una forma adecuada ante una situación difícil.
3. Crea una cápsula con la sangre de Cristo y resguárdate en ella. Ten fe y seguridad que si Cristo que vive en ti y esta presente, El evita y refracta todos los daños que puedas recibir, a modo que así no llegarán a ti comentarios mal intencionados traten de destruirte como persona.
4. Habla con sinceridad. Muchas veces una palabra o un gesto sincero desarman a un corazón iracundo. Reconoce tus responsabilidades y las de las otras personas.
5. "A palabras necias, oídos sordos". Sabio refrán que nos recuerda que no debemos escuchar palabras negras, que sólo buscan causar estragos y peleas.
6. Es necesario saber escuchar. En algunas oportunidades, las confrontaciones terminan en un sentimiento de arrepentimiento por parte de quien inició la disquisición puesto que, aunque el reclamo sea válido, las formas de expresarlo no lo fueron. Aprende a reconocer el trasfondo de las situaciones y a escuchar con respeto.
7. Evita hablar cuando te encuentres enojado, ello agravará la situación ya que puedes decir cosas de las cuales te retractaras. Date un espacio cuando lo sientas pertinente y reflexiona sobre lo que sucede.
8. Debe haber respeto. Y lo digo de forma reiterada: no somos iguales a quien nos lastima. Si nos faltan al respeto, no tenemos porqué hacer lo mismo. La ley del Talión sólo es un mito de quienes tienen envenenada el alma a causa de la venganza. Hacemos mas con miel que con hiel.
9. No intentes imponer tus puntos de vista. Hay que dialogar y concertar una solución conjunta a la problemática.
10. A veces es mejor dejarlo pasar de largo. Si crees que la situación en definitiva va a pasar a mayores, lo mejor es que te retires por tu bienestar y el de la otra persona. Como se dice popularmente en estos casos: "es mejor decir: aquí corrió que aquí murió".

Ten siempre en cuenta que no hay borrones y cuentas nuevas, las heridas que nos ocasionan siempre dejan una marca en nuestro corazón. Haz la prueba con una hoja de papel: dibuja algo en ella y luego rómpela. Posteriormente toma algo de pegamento y trata de unir todos los pedazos. ¿Te queda igual que antes? No, lo cierto es que la destruiste y ya no hay forma de arreglar lo que se ha roto. Las confrontaciones en nuestras vida son comunes y necesarias, pero, no hay que llevarlas al límite de romper un corazón.

¿Borrón y cuenta nueva? Aunque quisieras, no hay un cómo, ya el papel ha quedado destruido... Para pelear se necesitan dos, no te conviertas en esa segunda persona.

Siempre piensa ¿Qué habría hecho Jesús?
Amen.

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