Lidiando Con Sufrimiento Y Dolor Como Cristiano




Con bastante frecuencia, recibo consultas sobre el dolor, el sufrimiento u otro más de los males que nos aquejan y acongojan a los humanos. Es interesante y triste el ver como una gran mayoría en sus peores experiencias, se apartan de la mano de Jesús. Debemos de estar claros que el sufrimiento y el dolor son parte de la vida. El hecho de ser cristianos no nos exime de esta realidad. Por ello cada uno debemos preparar nuestro futuro con una visión clara y sabia.

Muchas veces las pruebas son grandes, amargas y dolorosas, pero es ahí cuando se le saca brillo al escudo de la fe. El saber que vamos a pasar por pruebas que nos darán dolor y sufrimiento, no hace que sea más fácil lidiar con ellas, por el contrario, puede que ellas arrecien y llega el momento que lo único que nos queda es Jesús, y solo en Él, encontramos y tenemos todo lo que necesitamos.

La mayoría de nosotros hemos aprendido siguiendo nuestra fe, que el ser cristianos no nos da un pase gratis a la comodidad, aun cuando eso sería excelente, hemos aprendido como cristianos que nos atrapan tantos problemas como a los incrédulos, y con frecuencia más. Si estás sufriendo hasta el caso de llegar hasta la desesperación, deja que tu fe te ayude a aferrarte a Jesucristo.  

El ser cristianos nos hace diferentes a los no creyentes, la diferencia es que podemos recurrir a Jesús cuando las cosas van mal. Los incrédulos podrían argumentar que sólo estamos volviendo a nuestra imaginación y fanatismo, pero sabemos que hemos escogido lo mejor.

Ya he oído a más de alguno quejarse que no tienen fe, que nacieron sin fe… ellos mienten, todos nacemos por la gracia de Dios con una medida de fe y estamos obligados los cristianos a hacerla crecer, para ello debemos perseverar en: adorar a Dios en el hogar, en la iglesia, en todo lugar, orar, leer la Biblia y reflexionar en ella, participar en los ministerios de tu congregación, ayudar a los enfermos, a los pobres y llevar a otros a la fe. Y recordar siempre que hacemos todo esto no para abrir nuestro camino hacia el cielo, sino por amor y gratitud a Dios.

En algún momento de tu vida, sin embargo, el sufrimiento te golpeará tanto que no podrás hacer ninguna de esas cosas y en ese tiempo oscuro probablemente te visitará más de una vez satanás o uno de sus secuaces; pero no olvides que desde antes que ese animal apareciere, Jesús ya estaba a tu lado, recuerda siempre que eres templo y morada del Espíritu de Dios... clama… clama… y Él te responderá. 

Muchos de los casos son de personas que han caído en el desánimo haciendo de su vida una amargura y amargando a quienes le rodean, debemos estar conscientes que todos queremos cosas que no obtenemos. Tal vez es una persona que está seguro de que lograría una relación afectiva excelente y la relación se desmorona. Tal vez sea un mejor trabajo y no logres. O puede ser lograr una meta en la que invirtió su tiempo, energía y no se logra. Algo muy frecuente es que todos hemos orado por la recuperación de seres queridos que estaban enfermos, pero murieron de todos modos.

Lo cierto es que en cuanto más grande es la decepción, más se sacude su ser. Puede que se enoje o se sienta un fracaso; todos reaccionamos de diferentes maneras. Nuestra frustración puede parecer una excusa válida para dejar de ir a la iglesia. Podemos dejar de orar, pensando que estamos castigando a Dios por no actuar a mi gusto.

Pero en todo esto lo importante es el darnos cuenta de que ya sea por desaliento o simplemente complacencia, estamos en un momento decisivo de nuestra vida. Se necesita verdadera madurez espiritual para mantenerse fiel cuando las cosas van mal, pero cortar nuestra relación con Dios nos castiga solo a nosotros, no a Él. Ese es un comportamiento autodestructivo que nos puede poner en el camino de una vida miserable. La parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:11...32) nos enseña que Dios siempre quiere que volvamos a Él.

Estas expresiones y formas de frustraciones se acentúan según llega el envejecimiento A medida que envejecemos, la mayoría de nosotros vera que cada día nuestras capacidades en algun área disminuyen. Las actividades, aun las eclesiásticas, que una vez fueron una gran parte de nuestra vida ya no serán posibles. En lugar de ayudar, tendremos que ser ayudados. Nos enfrentaremos con nuestras facultades que nos fallan y a consecuencia de ello, muchos caen o caerán en gran aflicción.

Es posible que no podamos asistir a la iglesia. Es posible que no podamos leer la Biblia o ni siquiera ser capaces de concentrarnos lo suficiente como para orar. Pero esas no son formas de vivir eternas hay que suplantarlas por otras.

Todos lo sabemos, pero el hombre es necio… nada, absolutamente nada en esta vida es eterno… solo Jesús permanece.  

Si tu problema es desaliento, enfermedad o envejecimiento, a veces todo lo que te queda es Jesús. ¿por qué no lo buscas?

Cuando estás enojado y amargo, todavía puedes aferrarte a Jesús en medio de tus lágrimas. Puedes agarrarte de Él.  

Jesús entiende el dolor. Él sabe sobre ser herido. Él recuerda el terrible momento en la cruz cuando su Padre se vio obligado a abandonarlo porque estaba sucio de tomar nuestros pecados. Jesús no te dejará ir. Tienes que estar claro que Jesús ya pago con su vida tu vida.  

Te guste o no te guste otra de las verdades de la vida es que a medida que envejeces comienzas el camino de esta vida a la siguiente y cierto es que lo iniciamos desde que nacemos, Jesús aprecia todo lo que has hecho por tu prójimo a través de los años, pero lo que siempre ha querido más es tu amor.  

Cuando ya no puedes hacer buenas obras para mostrarle tu amor, el amor mismo aún permanece.

Ten siempre presente que en aquellos tiempos en que tu alegría o tus habilidades son diezmadas, es cuando seguramente te darás cuenta de que todo lo que te queda es Jesús, entonces descubrirás, que Jesús es todo lo que necesitas y alégrate porque Jesús está a tu lado… platica con Él ahora...

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