Suplicando Afecto


El suplicar afecto es parte de lo que los psicólogos llaman dependencia emocional: es un trastorno que actualmente es muy tratado por consejeros y psicologos. Se trata de una conducta que lleva a una persona a situar la fuente de su autoestima y bienestar en el exterior, sin confiar en sus propios criterios.

Algunas personas necesitan sentirse valoradas constantemente para poder vivir y se convierten en víctimas de la dependencia emocional, un trastorno que, actualmente, va haciéndose mayor.

Marta Hacendosa, está muy preocupada por lo que piensan sus amigas; Pedro Merario no soporta cualquier pequeña derrota en el trabajo; Maria Bonita no puede vivir sin tener a un hombre al lado y Paco Tierno, aunque tiene cuarenta años, necesita recibir siempre la aprobación de su padre… estos son algunos de los casos que se encuentra uno en una consulta y que están relacionados con una baja autoestima y una importante carencia afectiva.

"Todos necesitamos amor, no es que el ser una persona segura y autónoma me haga prescindir de los demás, ni mucho menos", de hecho, "solo viviremos plenamente y seremos felices, amando a los demás".

La cosa cambia, cuando una persona va por el mundo mendigando amor, ya que, probablemente, se encontrara con las migajas, con los restos caritativos que alguien le dé. Esa mentalidad enfermiza hace que se conforme con cualquier cosa, sea buena o mala, con tal que no se olvide de el, por ello es común oír a estas personas que concluyen con frases como esta: ”con tal de que esté a mi lado aguantaré lo que sea”.

La psicóloga Olga Castanyer, en su libro “Sin ti no soy nada”, sintetiza este problema como la conducta que lleva a una persona a situar la fuente de su autoestima y bienestar en el exterior, sin confiar en sus propios criterios. "Los otros son más grandes, más atractivos y, aparentemente, no tienen problemas", bromea. Asegura que la persona dependiente les da poder para que, con su actitud hacia ella, "le hagan sentirse válida y digna de ser querida" y, por ello, estará continuamente buscando su beneplácito. "Mientras que las opiniones, los criterios y los sentimientos de los otros son muy importantes y marcan la relación, los suyos no son dignos de ser escuchados ni respetados por ella misma", apostilla.

Si  eres una de estas personas y vas llamando que te acepten de puerta en puerta a lo desesperado, puede que el día que te abran una de esas puertas, te encuentres con un abusador y acabes esclavizado por tus propios sentimientos.

Ten en cuenta que se hace indispensable la madurez para amar, puesto que muchas veces se habla de estabilidad en las relaciones y ésta es imposible si no la has encontrado antes en tu vida.

Es bueno desarrollar una amistad buena, sana y hasta donde sea posible incondicional, en la Biblia leemos sobre muchas amistades, pero hay una que muy particular entre dos mujeres de la que podemos aprender. Me refiero a la amistad entre María y Elizabet, quienes compartieron la bendición de vivir experiencias sobrenaturales. El plan de Dios las unió, porque una fue madre de Juan el Bautista y la otra fue madre del Salvador, tal como Isaías lo profetizó. Así que después del anuncio de tales noticias, tenían muchos secretos que compartir porque no podían hablar sobre ello con nadie más.  ¿Tienes amigos a quienes puedes compartir tus secretos?

Habían recibido la visita del ángel y serían protagonistas de la historia de salvación, pero no podían  desahogarse con nadie más que entre ellas. La Biblia nos cuenta que estuvieron juntas durante tres meses. Puede imaginarlas haciendo planes y compartiendo sus sueños. ¡Tenían mucho que platicar! 

Vemos que ambas tuvieron fe y fueron valientes en aceptar su llamado. María se declaró sierva del Señor y Elizabet fue humilde al expresar que era indigna de recibir la visita de la madre del Salvador. Eso es importante para fortalecer nuestras relaciones de amistad y cariño. Debemos ser constantes, discretos, respetuosos y prudentes.  

Es tan sabroso tener amigos en quien confiar para desahogarnos, en las buenas y en las malas, y que nos darán sabios consejos. Son como ungüento y perfume para nuestro corazón. ¡Aprendamos a ser buenos amigos y seremos correspondidos! Todas las amistades tienen un propósito.  

Dios quiere intervenir en nuestra vida y en nuestras relaciones. Podemos hacerlo, de uno en uno, es posible compartir las promesas de bien que hemos recibido. Siempre que alguien te pida consejo, pídele al Señor que te guíe para compartir lo que realmente bendecirá la vida de esa persona. Si se lo pides, Él te respaldará y guiará, porque Su anhelo es darnos lo mejor.


Necesitamos relacionarnos, vivir unidos, apoyarnos. No podemos avanzar solos. Dios lo sabe por eso nos pide que nos amemos. Dale gracias por esa revelación, porque tienes la oportunidad de amar y ser amado, porque Él es nuestro mejor amigo.

Muchas veces quizás diariamente pasan a nuestro lado hombres y mujeres que mendigan solo un poco de amor ,pero que como no sabemos sus problemas pasamos de largo ignorándolos. Ese desconocimiento desgraciadamente nos conduce a juzgar a esos mendigos en forma cruel, sin saber que solo están hambrientos de ternura y afecto.

Preguntémonos ahora ¿ acaso nosotros mismos en alguna ocasión no nos hemos dado cuenta que actuamos como mendigos de afecto y deseamos que alguien de alguna manera nos devuelva la ilusión de tener una vida plena, de gozar de amistades, de compartir penas y alegrías con alguien que en verdad nos comprenda?

Quizás por alguna razón, incluso ajena a nuestras posibilidades hemos perdido momentos preciosos de nuestra existencia, sin encontrar lo que anhelamos y nos sentimos solos, deprimidos e incluso abandonados. Nos hemos así convertidos en mendigos espirituales, carentes de afecto, amor, amistad.

Sabemos también que podrá haber alguien que nos sacará de esa mendicidad, dándonos cariño, amor. Si actuamos con reciprocidad, contribuiremos a construir un mundo mejor, donde exista la paz, tolerancia, unión entre todos los seres humanos.

Quienes "viven" de la aprobación de los demás, de obtener un resultado a su rendimiento y esfuerzo o de ser valorado, el que se hunde cuando no se cubre esa necesidad, depende demasiado del exterior y su autoestima no es buena. Suelen repetirse así mismos cosas como "soy un desastre" o "todo me sale mal" y sienten con emociones desagradables como culpa, inseguridad, vergüenza y tristeza. Si se les pregunta qué necesitan para sentirse bien, la respuesta siempre pasará por sentirse valorado por alguien o por triunfar en algo.

¿Sabes lo que diría una persona que tuviera su autoestima al cien por cien?: “para sentirme bien conmigo mismo, no necesito nada". Es por ello que cuanto más alta se tenga la autoestima, menos refuerzo externo se necesitará para mantenerla.

Acércate a Jesús, lee mas la Biblia, tu no eres pordiosero Jesús murió en la cruz por nosotros, para que fuéremos hijos del Rey… Piensa

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