¿Seremos Cristianos Alegres? Por Saúl Guevara (Estudio No. 858)

 

En días recientes, he experimentado momentos de desmotivación. Existe un flujo constante de noticias preocupantes que describen problemas en diversas regiones del mundo. Es evidente que muchos cristianos se involucran en asuntos intrascendentes, lo cual es lamentable. Aunque no se trata de un caso aislado, la vida contemporánea presenta múltiples fuentes de estrés.

 Al emplear el término alegría en el contexto cristiano, es imperativo evitar su confusión con cualquier emoción efímera o transitoria. Es importante comprender que los sentimientos son variables y dependen de las circunstancias del momento. La alegría cristiana presenta características distintas. Esta no es temporal, sino permanente; no se basa en las circunstancias, sino en la certeza del amor divino.

 Todos hemos experimentado alguna vez el enigmático poder de una sonrisa de un niño, aun en la adversidad. Verla es símbolo de aliento y esperanza. Sin duda hay muchas maneras de hacer las cosas: a la fuerza, a regañadientes, por responsabilidad, por exhibicionismo o caridad… pero, cuando observamos que se hacen con una sonrisa, encontramos un latente secreto que trasciende el espacio físico entre las comisuras de los labios. Una sonrisa es como un secreto a voces, se trata de algo muy sencillo, pero que trasluce una fuerza interior capaz de cambiar la existencia.

 Una sonrisa es símbolo de alegría. Y la alegría es capaz de transformarlo todo. Es como un tesoro inacabable que, mientras más da, más se llena. Quien muestra una sonrisa transpira alegría, atrae y nunca deja las cosas igual. Todos queremos, es más, buscamos, estar con quien nos anima y estimula. Puede ser que la vida nos trate mal, pero el estar con personas alegres es siempre un tesoro de la vida. Y cuando esas personas se apartan, dejan un hueco profundo en el alma y se van de la historia dejando en herencia un mundo mejor.

 La alegría no es tampoco mero optimismo de que las cosas irán mejor. La persona alegre no niega sus limitaciones ni se tapa los ojos ante las dificultades de la vida; las acepta, las afronta, las sufre, pero jamás, se traiciona a sí misma: siempre tiene esperanza.

 Y de aquí que la alegría sea una virtud tan cristiana, porque, si es verdadera, no puede tener otra fuente que Dios, y la fuerza y el poder de aquella simple sonrisa se encuentran fundados en Él. El cristiano, si es sincero, no puede ni debe ser un hombre triste: es como una contradicción. Sabemos que Cristo estuvo triste en Getsemaní, pero fue precisamente cuando sentía que su Padre estaba lejos. En cambio, pasó su vida pública transmitiendo alegría los cojos, a los ciegos, a los endemoniados y a las pecadoras. Los únicos que no la recibieron fueron quienes no la aceptaron.

 "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" Filipenses 4:4, aquí esta Pablo exhortando a los cristianos de Filipo para recordarles que son “ciudadanos del cielo” Filipenses 3:20 y que han de llevar “una vida digna del Evangelio de Cristo” Filipenses 1:27), “con humildad (…) buscando no el propio interés sino el de los demás” Filipenses 2:3…4. Pablo habla de alegría mientras él se encuentra entre cadenas. Para los cristianos, la alegría no es, por tanto, el resultado de una vida fácil y sin dificultades, o algo sujeto a los cambios de circunstancias o estado de ánimo, sino una profunda y constante actitud que nace de la fe en Cristo. El mensaje que se nos ha transmitido tiene como finalidad entrar en comunión con Dios “para que nuestra alegría sea completa” 1Juan 1:4. Sólo el encuentro del joven rico con Jesús no desembocó en alegría, pues no supo usar su libertad para seguir al Maestro. Lucas 18:23

 A menudo, cuando alguien pierde la alegría en su vida, es porque su atención está en cosas de la vida que no tienen ningún valor duradero. Uno de los principales objetivos de la vida cristiana es vivir de tal manera que Dios sea profundamente honrado por ella. Cuando vivimos de esa manera, el Espíritu Santo produce alegría en nuestra vida. Usted puede llegar a una etapa en su vida en la que se regocije cuando le sucedan cosas difíciles.

 Dios nos llama a apartar nuestros ojos de las cosas visibles y temporales, y a enfocarnos en lo que es invisible y eterno: "no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" 2 Corintios 4:18. El Espíritu Santo infunde este tipo de vida con alegría, y es este tipo de vida el que trae gloria y honor a Dios.


Yo, puedo recordar muchas ocasiones en mi vida, cuando la gente me trató vergonzosamente, pero tomé la decisión de no tratarles de la misma forma. ¡El resultado fue que Dios me dio mucha alegría! Yo estaba alegre porque sabía que mi respuesta a una dificultad era de agradado a mi Padre celestial y que Él, pelearía mi batalla.

 Santiago 1:2 dice: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas". ¿Por qué Santiago puede decir eso? Porque él sabía que Dios tenía el control total de todo lo que le sucedería. Él sabía que nada podría separarle del amor de Dios que él tenía por tener a Cristo su Salvador.

 La Palabra de Dios nos enseña que “el gozo del Señor es nuestra fortaleza” Nehemías 8:10. Es decir, que tu verdadera fuerza no proviene de lo que posees ni de las circunstancias que te rodean, sino de esa alegría profunda que se arraiga en la certeza de que Dios está contigo y que nada sucede fuera de Su control.

 Por eso, cuida tu alegría como un tesoro. No permitas que la crítica, la traición, la pérdida, la escasez o la ansiedad la apaguen. El gozo en el Señor es más fuerte que las lágrimas, más alto que las montañas de problemas y más estable que los cambios de la vida.

 Recuerda: la alegría en Cristo no depende de lo que tienes, sino de lo que eres en Él. Aunque la noche sea oscura, la promesa de un nuevo amanecer debe mantener tu corazón firme. Aunque el camino sea largo, el gozo de saber que no caminas solo debe sostener tu esperanza.

 Así que a partir de este día decide: que nada ni nadie robe tu alegría. 

S.A.G. - 19 – OCT – 2025 (Estudio No. 858)

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