Tres
predicadores conversaban sobre el hecho de que siempre instaban a la iglesia a
confesar sus pecados y arrepentirse, pero que ellos no podían hacerlo. Así que
decidieron ir en barco a un lago apartado para confesarse mutuamente sus
debilidades. Cuando estaban a medio lago, uno de ellos comenzó:
—De
vez en cuando, tomo una bebida alcohólica.
El
segundo dijo:
—Tengo
problemas de lujuria. A veces, miro demasiado a las mujeres…
En ese
momento, el tercero se lanzó al agua y comenzó a nadar hacia la orilla. Los
otros dos le preguntaron:
—¿Qué
estás haciendo?
Él
respondió:
—¡Me
gusta el chisme, así que no puedo esperar a contárselo a alguien!
Debemos
disciplinarnos para abstenernos de hablar cuando no sea necesario. Esta es una
característica de la sabiduría y la madurez. Recordemos que: “El que ahorra sus
palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el
necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es
entendido” Proverbios 17:27…28.
La RAE
en su diccionario define al chismoso como “una persona que chismea o es dado a
chismear”. Por lo tanto, las habladurías y los rumores definen el contenido de
los chismes. Es importante darse cuenta de que la veracidad de la información
de la cual se habla, puede ser verdadera o falsa; hay cosas que no necesitan
ser y no deben ser repetidas pues los efectos negativos de los chismes pueden: a)
Destruir amistades: “El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la
divulga, aparta al amigo” Proverbios 17:9. b) Causa disentimiento: “Sin
leña se apaga el fuego, Y donde no hay chismoso, cesa la contienda” Proverbios
26:20. c) Lleva a traicionar la confianza: “El que anda en chismes
descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua”
Proverbios 20:19. d) Hiere: “Las
palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas”
(Proverbios 18: 8).
A
menudo no escuchamos porque rápidamente formamos una respuesta en nuestra mente
mientras la otra persona aún habla. Proverbios dice: “Al que responde palabra
antes de oír, Le es fatuidad y oprobio” (18:13). Esto también es apoyado por
las palabras de Santiago en el Nuevo Testamento: “…que cada uno sea pronto para
oír, tardo para hablar” (Santiago 1:19). Note la relación entre la escucha
pronta y el habla lenta. Parece que la disciplina de la escucha rápida refuerza
la disciplina de hablar lento, y viceversa. Por lo tanto, escucho con atención,
no voy a ser precipitado al hablar.
La
jactancia es gloriarse en lo que se ha hecho o en lo que se tiene. Quienes se
jactan hablan en exceso sobre sí mismos en lugar de hablar de los demás.
Proverbios advierte en contra de esto: “Nubes y viento, y nada de lluvia, es
quien presume de dar y nunca da nada” Proverbios 25:14 NVI. El jactarse es
molesto ante Dios pues es alimentado por el orgullo.
La
adulación se define como “hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente,
lo que se cree que puede agradar a otro”. La Biblia siempre atribuye
motivaciones corruptas a la adulación. La prostituta seduce a su presa mediante
la adulación. (Proverbios 2:16…18, 6:24, 7:21). Tenga cuidado con aquellos que
elogian de manera excesiva, falsa, o poco sincera.
· Hablar demasiado es a menudo una charla ociosa.
Si no
somos capaces de controlar el uso de nuestra lengua, podemos acabar inmersos en
una charla inútil. Proverbios 14:23 dice: “En toda labor hay fruto; Mas las
vanas palabras de los labios empobrecen”. En otras palabras, solo hablar y no
hacer nada eventualmente conducirá a la pobreza. La advertencia de Jesús
debería tener un efecto aleccionador: “Mas yo os digo que de toda palabra
ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” Mateo
12:36. Las cuentas que tendremos que dar ante el tribunal de Cristo son un
poderoso elemento disuasorio ante el hablar descuidadamente.
La
blasfemia o lo que la mayoría de nosotros llamamos “groserías o malas
palabras”, es incompatible en un cristiano. “Con ella bendecimos al Dios y
Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de
Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no
debe ser así” Santiago 3:9…10. Si cantamos alabanzas a Dios el domingo y el
lunes maldecimos a los hombres, “Hermanos míos, esto no debe ser así” Nuestro
estatus de nuevas criaturas en Cristo debe reflejarse en el abandono de la
conversación profana.
Santiago
3:5…6 “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes
cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es
un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y
contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es
inflamada por el infierno”. En un incendio podemos medir la destrucción de los
árboles y de la vida silvestre, pero la devastación causada por una lengua
descontrolada no puede ser estimada. ¡Solo una chispa es todo lo que necesita!
S.A.G. -
27 –ABR – 2025
(Estudio
No. 834)
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