Por supuesto, la burla no es nada nuevo, pero parece
estar propagándose. Aunque nunca debas burlarte de las cosas de Dios, el estilo
de vida burlón no es algo que un discípulo de Jesucristo deba imitar.
Burlarse significa ridiculizar, reírse o mofarse de algo
o de alguien. A veces incluye imitar de forma poco halagadora, por ejemplo,
poniendo una voz chistosa o realizando gestos o imágenes exagerados. Todos lo
hemos visto. Está por todas partes. Al parecer, a la gente le encanta. Pero al
Señor no le gusta.
La burla no está permitida en ningún lugar de las
Escrituras. De hecho, se condena específicamente.
La burla es un síntoma del pecado del orgullo. Además, el
sentimiento principal que hay detrás de la burla es el desprecio (menospreciar
a los demás), es decir, pensar que uno es mejor que los demás, no solo estar en
desacuerdo con lo que digan o hagan.
Burlarse de tu familia no entra en la lógica, pero si la
burla es de alguien que no conoces, entonces parece que, por mucho que la
repudies, participas de ella como si fuera algo normal.
Eso no es lo que el Señor desea. Él ha dicho: "Y
estime cada hombre a su hermano como a sí mismo". Todos tenemos el mismo
valor. Burlarse de los demás es una forma de poner a las personas por encima de
los demás. De hecho, los burladores suelen tratar de que otras personas se unan
a ellos y, por lo general, señalan con el dedo a los que no están con ellos.
Esa actitud de señalar con el dedo marca una línea entre nosotros y los demás,
diciendo: «Más te vale que estés de nuestro lado, o de lo contrario serás objeto
de burla y risas. Al igual que la tristeza, la burla busca compañía. Esto se
debe en -parte a que, en el fondo, la persona orgullosa suele ser también muy
insegura.
En un mundo lleno de burlas, podemos sentir la tentación
de caer en lo mismo. Parece que la gente se está divirtiendo. Todo el mundo lo
hace, en particular en internet, donde las redes sociales están llenas de esos
tristemente famosos memes. Quizá hasta nos sintamos tentados a echarle más leña
al fuego y usar el arma que el mundo utiliza contra la burla: señalar con el
dedo a aquellos que nos señalan desde el edificio grande y espacioso para ver
si les gusta que se les pague con la misma moneda.
Pero, una vez más, esa no es la manera del Señor. El
Señor nos dice: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los
que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44).
Tal vez resulte difícil soportar la burla de los demás
sin responder de la misma manera, ya que nuestra cultura nos quiere hacer creer
que la burla más ingeniosa e hiriente gana el concurso en busca de la atención
y el respeto de la gente. Sin embargo, no es así. El Señor nos ha enseñado y
mostrado que el amor, la mansedumbre, la paciencia y la longanimidad son Su
camino.
Si somos seguidores verdaderos de Jesucristo, no nos
burlaremos de nuestros hermanos y hermanas, porque nuestro corazón estará lleno
de su amor puro.
Burlarse de alguien es burlarse de Dios, es una ofensa
contra Dios; burlarse del pobre en desgracia es muy grave, no quedará sin
castigo.
A continuación, dos citas: una del libro de los
Proverbios, escrita por Salomón, y otra de la carta a los Gálatas, escrita por
Pablo, que espero recuerdes siempre que exista una burla o se haga bullying
sobre alguien.
Proverbios 17:5: “El que escarnece al pobre, afrenta a su
Hacedor; y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo”.
Gálatas 6:7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado:
pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”.
Tras una burla, se esconde el orgullo de quien se cree
mejor que otro; por eso, su expresión es acentuar el menosprecio hacia la otra
persona, pero suele confundirse con la manera de hacer notar que no se está de
acuerdo con alguien. Pensar, escribir o hablar expresando que se está en
desacuerdo con alguien no está mal, pero la burla solo busca poner en vergüenza
al otro (da igual que se tenga o no la razón). Es aquí cuando más debería
reflexionarse sobre el respeto, sin importar de quién se trate.
Reflexionando sobre las burlas o risas que se le hacen a
la persona afectada, considero que provocan tres cosas graves: vergüenza,
chismes y baja autoestima, que lastimosamente podrían terminar en suicidio ante
la ausencia de comprensión, perdón y amor.
Jesucristo explicó a sus discípulos sobre la hipocresía
cuando lo que se dice no concuerda con los hechos, que vale recordar a fin de
poner cuidado en lo que hablamos porque es lo que hablamos lo que contamina al
hombre: "¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y
es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto
contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero
el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre" Mateo 15:17…20
Jesús hablaba de los que decían honrarle, pero no estaba
en verdad en el corazón, que al final equivale a la burla, donde crece la
maldad, sembrando sentimientos contrarios al perdón y el amor. Ya es suficiente
con que cada persona cargue con el peso de sus errores o debilidades; exponerla
ante los demás podría traerle lo peor, mientras lo que necesita es perdón y
fortaleza para continuar.
Antes de promover o compartir una burla, memes o chistes;
ponte en el lugar de la persona de quien se habla y cambia la cara de ella por
la tuya o la de alguien a quien amas, seguramente antes de enviarlo, cambiarás
de idea.
S.A.G. -
29 – JUN – 2025
(Estudio
No. 842)
Si
deseas escribirnos, puedes hacerlo a:
igelrenuevo@gmail.com
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