Cuidado Cuanto Hablas - Por Saúl Guevara (Estudio No. 834)

 


Tres predicadores conversaban sobre el hecho de que siempre instaban a la iglesia a confesar sus pecados y arrepentirse, pero que ellos no podían hacerlo. Así que decidieron ir en barco a un lago apartado para confesarse mutuamente sus debilidades. Cuando estaban a medio lago, uno de ellos comenzó:

—De vez en cuando, tomo una bebida alcohólica.

El segundo dijo:

—Tengo problemas de lujuria. A veces, miro demasiado a las mujeres…

En ese momento, el tercero se lanzó al agua y comenzó a nadar hacia la orilla. Los otros dos le preguntaron:

—¿Qué estás haciendo?

Él respondió:

—¡Me gusta el chisme, así que no puedo esperar a contárselo a alguien!

 ¿Es mejor estar callado? Bien, eso depende. Pero creo que esa no es la respuesta. Eso sería demasiado fácil; la respuesta correcta es el camino de la autodisciplina.

 La anécdota del inicio, me hizo pensar sobre los peligros de hablar demasiado y reflexionar lo siguiente:

 ·         Hablar demasiado puede abrir la puerta al pecado.

Debemos disciplinarnos para abstenernos de hablar cuando no sea necesario. Esta es una característica de la sabiduría y la madurez. Recordemos que: “El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido” Proverbios 17:27…28.

 ·         Hablar demasiado es el combustible del chisme.

La RAE en su diccionario define al chismoso como “una persona que chismea o es dado a chismear”. Por lo tanto, las habladurías y los rumores definen el contenido de los chismes. Es importante darse cuenta de que la veracidad de la información de la cual se habla, puede ser verdadera o falsa; hay cosas que no necesitan ser y no deben ser repetidas pues los efectos negativos de los chismes pueden: a) Destruir amistades: “El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo” Proverbios 17:9. b) Causa disentimiento: “Sin leña se apaga el fuego, Y donde no hay chismoso, cesa la contienda” Proverbios 26:20. c) Lleva a traicionar la confianza: “El que anda en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua” Proverbios 20:19.  d) Hiere: “Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas” (Proverbios 18: 8).

 ·         Hablar demasiado es el enemigo de escuchar.

A menudo no escuchamos porque rápidamente formamos una respuesta en nuestra mente mientras la otra persona aún habla. Proverbios dice: “Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio” (18:13). Esto también es apoyado por las palabras de Santiago en el Nuevo Testamento: “…que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar” (Santiago 1:19). Note la relación entre la escucha pronta y el habla lenta. Parece que la disciplina de la escucha rápida refuerza la disciplina de hablar lento, y viceversa. Por lo tanto, escucho con atención, no voy a ser precipitado al hablar.

 ·         Hablar demasiado usualmente alimenta la jactancia.

La jactancia es gloriarse en lo que se ha hecho o en lo que se tiene. Quienes se jactan hablan en exceso sobre sí mismos en lugar de hablar de los demás. Proverbios advierte en contra de esto: “Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada” Proverbios 25:14 NVI. El jactarse es molesto ante Dios pues es alimentado por el orgullo.

 ·         Hablar demasiado puede dar lugar a la adulación.

La adulación se define como “hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro”. La Biblia siempre atribuye motivaciones corruptas a la adulación. La prostituta seduce a su presa mediante la adulación. (Proverbios 2:16…18, 6:24, 7:21). Tenga cuidado con aquellos que elogian de manera excesiva, falsa, o poco sincera.


·         Hablar demasiado es a menudo una charla ociosa.

Si no somos capaces de controlar el uso de nuestra lengua, podemos acabar inmersos en una charla inútil. Proverbios 14:23 dice: “En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen”. En otras palabras, solo hablar y no hacer nada eventualmente conducirá a la pobreza. La advertencia de Jesús debería tener un efecto aleccionador: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” Mateo 12:36. Las cuentas que tendremos que dar ante el tribunal de Cristo son un poderoso elemento disuasorio ante el hablar descuidadamente.

 ·         Hablar demasiado puede dar a luz a la blasfemia.

La blasfemia o lo que la mayoría de nosotros llamamos “groserías o malas palabras”, es incompatible en un cristiano. “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así” Santiago 3:9…10. Si cantamos alabanzas a Dios el domingo y el lunes maldecimos a los hombres, “Hermanos míos, esto no debe ser así” Nuestro estatus de nuevas criaturas en Cristo debe reflejarse en el abandono de la conversación profana.

 ·         Hablar demasiado usualmente destruye.

Santiago 3:5…6 “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”. En un incendio podemos medir la destrucción de los árboles y de la vida silvestre, pero la devastación causada por una lengua descontrolada no puede ser estimada. ¡Solo una chispa es todo lo que necesita!

 Domar nuestra lengua es extremadamente difícil, pero no es imposible. Al practicar el amor y ejercitar la disciplina de refrenar la lengua, el Espíritu Santo producirá el fruto del dominio propio, como nos enseña Gálatas 5:23.

 A medida que crecemos en la gracia y el conocimiento del Señor Jesús, vamos a ser cada vez más como el hombre perfecto que no tropieza en lo que dice Santiago 3:2.

 Oremos para que seamos cada vez más como Él.

S.A.G. - 27 –ABR – 2025

(Estudio No. 834)

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