Si un
automóvil no esta bien, lo llevamos al mecánico, él conoce su
oficio y esta apto para reparar algunas de las partes dañadas. Pero
si el automóvil tiene un problema muy grave, hay que enviarlo o
consultar a la fabrica donde fue construido. El fabricante del auto,
conoce su estructura y cada una de sus partes y sabe como ponerlo en
funcionamiento de nuevo. De la misma manera Dios nos conoce y quiere
reparar nuestras vidas. Cristo murió para salvar nuestro espíritu y
nuestra estructura psíquica; su sacrifico tuvo como fin la
restauración del individuo en una forma integral y plena.
Dios
nos ha creado y nos conoce mejor que nosotros mismos. Los psicólogos
han logrado encontrar ciertas verdades respecto a nuestra naturaleza;
pero quien nos creo nos conoce detallada y minuciosamente en todos
los aspectos. Si algo no anda bien, Dios conoce el origen del
problema y tiene la capacidad de solucionarlo, si se lo permitimos.
La
sanidad es un proceso que puede durar semanas, aun meses o años.
Después de recibir sanidad, la persona tiene que aprender a andar en
ella porque puede sufrir nuevos traumas
¿Cómo
es eso que una persona pueda tener problemas tan agudos en su vida?
En
Lucas 4:18..19 y 21 Jesús dice: “El Espíritu del Señor esta obre
mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar a los
cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a
predicar el año agradable del Señor. Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros” Y en Isaías 53:4..5 dice:
“Ciertamente llevo nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido y abatido. Mas
El herido de Dios fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga
fuimos nosotros curados”
El
versículo 4 dice que Cristo llevo nuestras enfermedades y nuestros
dolores. Dolores y enfermedades son dos cosas de distinto significado
que pueden presentarse simultáneamente o en situaciones
independientes. La palabra nos habla de nuestras enfermedades físicas
y nuestros dolores psíquicos. El también llevo nuestros pecados. Lo
anterior nos permite entender que enfermedad, dolor y pecados son
cosas diferentes que afectan diferentes partes de nuestro ser.
En
1Tesalonicenses 5:23, leemos: “Y el mismo Dios de paz os santifique
por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean
guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”
En griego, la palabra que quiere decir alma es psykhe, la cual da
origen a nuestra palabra psiquis, psicología. Así que al leer esta
parte podemos decir...”todo vuestro ser, espíritu, psiquis y
cuerpo, sean guardados...”
Oímos
en nuestras iglesias que Cristo vino para sanarnos espiritualmente y
perdonar nuestros pecados. Esta es la base de nuestra sanidad. Cuando
nos entregamos al Señor Jesucristo, Él entra en nuestra vida, nos
limpia de nuestros pecados, nos hace sus hijos y nos da su salvación.
Cristo no vino solamente para salvarnos, sino también para sanarnos
ambos elementos son parte de un proceso único y completo.
La
Biblia también habla de la sanidad física. Santiago apunta que si
alguien esta enfermo, debe llamar a los ancianos de la Iglesia,
quienes le ungirán con aceite, oraran por él y Dios le sanara. De
dicha sanidad física oímos hablar con frecuencia. Son frecuentes
las campañas donde se ora por sanidad física, aunque esta área es
de importancia para la vida de los creyentes, no la ampliamos en este
estudio, ya que no constituye su propósito central. sin embargo,
esta corta acotación lleva el propósito de acentuar la sanidad
física en nuestro ser tripartita.
Por
otro lado, si nos interesa desarrollar la parte de la psiquis, que es
una parte importante de nuestra naturaleza humana y sin embargo, casi
nunca se habla en nuestras Iglesias acerca de la sanidad que esta
área requiere. Casi nunca se menciona que Jesús también vino para
sanar nuestra psiquis. Dicha sanidad por lo general la dejamos en
manos de psicólogos, la mayoría de los cuales no conocen a Cristo.
Es
una lastima la carencia de una adecuada enseñanza en esa área, ya
que el Señor vino para sanar nuestra psiquis tanto como nuestro
espíritu y cuerpo. En Santiago 5:14..16 no solamente se habla de los
enfermos que han de ser sanados y los pecados que serán perdonados;
también se nos dice que debemos confesar nuestras ofensas los unos a
los otros y orar los unos por los otros para que seamos sanados. A
consecuencia de lo anterior, el triangulo de nuestra sanidad esta
constituido de la siguiente manera:
- Sanidad del cuerpo, al llamar a los ancianos y estos ungirnos con aceite. Jesús llevo nuestras enfermedades en la cruz.
- Sanidad de la psiquis, al confesar nuestras faltas. Jesús llevo nuestros dolores en la cruz.
- Sanidad del Espíritu, al confesar nuestros pecados. Jesús llevo nuestros pecados en la cruz.
Continuamente
ayunamos y oramos para echar fuera demonios, con el fin de encontrar
en el Señor solución a nuestros problemas. Si hay demonios en la
vida de alguien, desde luego que se deben echar fuera; pero a veces
el problema no es en el área espiritual, sino en el área psíquica.
Muchos creyentes piensan que cuando uno se entrega al Señor, ya ha
sido sanado espiritualmente y todo en la vida queda en total orden.
Sin embargo no todo marcha bien, pues hay complejos y depresiones que
persisten.
Entonces
es valido preguntarnos: ¿No esta todo aquello que ocurrió en mi
vida perdonado? Es cierto que todo esta perdonado, pero no
necesariamente todo esta sanado. No hay culpa, pero si hay dolor.
Cristo vino para llevar los dolores tanto como los pecados y las
enfermedades.
Debemos
entender que nuestra sanidad es relativa; ya que no estaremos
completamente sanos, sino hasta que moremos eternamente en el cielo.
Por lo tanto, así como podemos tener un resfrío de vez en cuando o
una tentación u otro problema espiritual, de la misma manera podemos
sufrir dificultades psicológicas. Sin embargo si llegamos a sufrir
de cólicos nefríticos u otra enfermedad que nos hiciera permanecer
en cama y/o ser hospitalizados, ya no estaríamos tratando con una
enfermedad normal. Así mismo, en el área psicológica, no se tiene
que estar necesariamente recluido en un hospital mental como prueba
de la presencia de complejos y depresiones o de serias dificultades
en nuestras relaciones con otros individuos. En ambos casos, nuestra
salud psicológica, esta afectada y será consecuencia de no haber
entregado nuestros dolores psicológicos al Señor Jesús.
Muchos
cristianos piensan que al recibir sanidad espiritual toda la vida
estará en un estado de gloria y todo deberá marchar a la
perfección. Y como consecuencia, llegamos a creer que si se
presentan problemas psicológicos es porque nuestras vidas no son
genuinamente cristianas.
Muchas
de nuestras enfermedades del alma se expresan en los llamados
complejos; todos nosotros tenemos complejos. Ellos son el producto de
no haber recibido amor, perdón, protección o halagos de una forma
adecuada. El sentimiento de inferioridad (sentirse menos que los
demás) generado por un complejo de inferioridad son muy agudos.
Si
tenemos sentimientos de inferioridad, tenemos que compensar esa
deficiencia haciendo cosas que nos hagan sentir iguales a los
demás.¿Cómo nos comportamos cuando tenemos sentimientos de
inferioridad? ¿Cuáles son los mecanismos que usamos para
defendernos de la descompensación? Los siguientes síntomas nos dan
unas pautas:
Personas
que le gusta aislarse
Hay
personas que no les gusta tener amistad con otras del medio en que se
desenvuelven y siempre se meten en problemas. Según ellos no tienen
problemas, son los otros los que los tienen. Este es el resultado de
un complejo de inferioridad, pues se sienten demasiado inferiores
para tener compañerismo y por eso se aíslan.
Los
que tratan de llamar la atención.
Muchas
veces queremos ser el centro de atención, que todo gire a nuestro
alrededor, nos sentimos que tenemos algo de valor. Es por eso que
tratamos de llamar la atención. Un joven me dijo una vez: “Yo soy
profesional, así como usted es profesional, así, también soy yo”
El tenia sentimientos de inferioridad muy agudos; a pesar de eso,
había logrado obtener un titulo universitario y con eso trato de
obtener valor ante los demás. Así compenso su complejo de
inferioridad con su carrera.
Personas
demasiado susceptibles.
Quien
se siente inferior es demasiado susceptible; no resiste la critica;
mira a todo el mundo como si fuera superior a él. Cuando lo critican
se siente aun más inferior, no puede aceptar la critica. La persona
con sentimientos de inferioridad busca recibir halagos todo el tiempo
o los rechaza completamente. Cristo podía recibir halagos o criticas
sin sentirse inferior, porque El sabia quien era y a donde iba, no
tenia ningún sentimiento de inferioridad o de superioridad.
Personas
demasiado posesivas.
Quien
se siente inferior tiende a ser demasiado posesivo. Se le oye decir:
Esas son mis cosas, que nadie me las toque. Es mi amigo. Hacen de sus
vidas un incesante Mi: mi casa, mi perro. Mi iglesia, Mi etc..
Personas
perfeccionistas
Hay
personas que tienen que hacer todo perfecto. Si no lo hacen así, se
sienten sin valor. Si no pueden alcanzar el 100% de perfección,
sienten que ya no valen nada. Si tienen cinco de nota de
inferioridad, los tienen que compensar con diez de perfeccionismo.
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