El
hacer las cosas rápido y bien resume la definición de diligencia.
La persona diligente realiza su trabajo en el tiempo convenido y con
la mejor calidad. Los diligentes se caracterizan por ser personas
responsables, organizados, saben valorar el tiempo y son cuidadosos.
Saben hacer bien las cosas, empleando el menor tiempo.
Son
sinónimos de diligencia: Rapidez, Prontitud, Celeridad y Ligereza.
La
diligencia es también llamada disciplina o entusiasmo y en resumidas
cuentas es la disposición o predisposición a ejecutar coherente y
constantemente un estilo de vida orientado a lo que se cree correcto.
El objetivo es, obviamente, conseguir que ese estilo de vida sea la
guía de nuestro ser en el mundo. Por esto es la virtud o fortaleza
más importante de todas, porque de hecho sin esta es imposible que
se desarrollen las demás. Proverbios 12:24: "El de manos
diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado" NVI
Las
virtudes tienen un defecto (suena a paradoja, pero no lo es): son muy
difíciles de implementar en la vida normal. La vida ya es de por sí
tan dura que muchas veces sólo podemos dedicarnos a intentar
sobrevivir en el día a día sin morir en el intento. Si encima se
nos exige ser virtuosos, llega un momento en que nos saturamos y
¡pum!, Todo explota. Sin embargo, una mirada en la dirección
correcta nos hace percatarnos de que la vida tan difícil que
llevamos es prácticamente siempre causa de que no ejercitamos las
virtudes del alma.
Y ahí
es donde entra la diligencia, ya que es la virtud que nos permite
fortalecernos lo suficiente como para poder adentrarnos en el resto
de virtudes sin miedo. Eso sí, es difícil, sobre todo para el
haragán. Proverbios 22:29 ¿Has visto a alguien diligente en su
trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie" NVI
La diligencia tiene su contrario en la pereza. La
pereza es la peor de los males del alma, porque es el que nos llevará
invariablemente a cualquiera de los otros defectos espirituales. La
pereza no es ni más ni menos que la debilidad que nos hacer perder
la concentración de la vida, la perspectiva, nos desvía la mirada
del punto correcto y aunque sólo sea momentáneamente, nos llevará
por cualquier otro camino si no reaccionamos a tiempo. Nos despista,
nos aturde y ese aturdimiento nos genera temor y el temor es siempre
un temor a la pérdida. ¿De qué? Hay que analizarlo en cada caso y
cada uno es siempre el mejor maestro de si mismo y el que mejor puede
comprender cual es el motivo. Proverbios 13:4 "El perezoso
ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos"
NVI
La
diligencia es lo mismo que la disciplina o el entusiasmo (o las dos
cosas a la vez). El entusiasmo es la "exaltación del ánimo
bajo la inspiración divina". Cuando somos diligentes, sentimos
entusiasmo por lo que hacemos, es decir, actuamos bajo la inspiración
divina. Alguien disciplinado es alguien que, bajo una idea recta de
lo que debe hacer, ejecuta sus acciones cotidianas de forma
entusiasta, para lograr el objetivo que se ha marcado. De esto es
fácil derivar que para ser diligente es necesario tener un objetivo
a conseguir, un plan o estrategia.
Es
común ver que la mayoría de los individuos no hacen planes. Alguien
ya dirá que eso no es cierto, pero probaré que si lo es: es cierto
que la mayoría de las personas hace algún tipo de plan a corto o
medio plazo, tal como conseguir un trabajo, ir de vacaciones o
aprobar los exámenes. Pero esos planes no son relevantes a futuro.
No hay objetivos a conseguir a largo plazo. Estos objetivos a largo
plazo son objetivos con valor para el individuo, pero la vida es
generalmente tan variable y la mayoría de la población tiene tan
poco control sobre su propia existencia que es más fácil no
intentar hacer planes a futuro, porque creen que no los podrán
conseguir nunca. Proverbios 12:27 "El perezoso no atrapa presa,
pero el diligente ya posee una gran riqueza" NVI
Cuando
digo "tener estrategia", me refiero al darle sentido a la
vida. Sin un sentido claro de la existencia, no es posible tener una
estrategia para alcanzar objetivos de largo plazo. Por eso digo que
la gente, en realidad, no hace planes: no encuentran ninguna razón
para hacerlos. Sin planes, no hay diligencia posible, porque
lógicamente no hay objetivos a conseguir, las personas no saben qué
quieren o hacia donde deben conducirse. Se hacen las cosas sin
entusiasmo, sin ganas, sin fuerzas y eso degenera en pereza. No hay
prevención para lo que haya de venir y por lo tanto como dice el
refrán "no pasaran de zope a querque". Proverbios 10:5 "El
hijo prevenido se abastece en el verano, pero el sinvergüenza duerme
en tiempo de cosecha" NVI
Las
personas diligentes son activas, proactivas, de buen ánimo y que no
se dejan amilanar por los problemas. Tienen unos objetivos vitales
que les empujan, incluso de forma inconsciente, a hacer lo que deban
hacer y si es necesario, a generar oportunidades donde no las hay.
Las personas diligentes al no ser perezosas, no se
sienten decaídas y deprimidas, no tienen la sensación de estar
fracasando en la vida y de que todo va mal. Su existencia no está
condicionada por los vaivenes de la vida, porque ellos controlan el
devenir de su existencia, aunque a veces vengan mal dadas, son
capaces de sobreponerse de los golpes y continuar con una sonrisa.
Son optimistas crónicos.
Así
pues, la diligencia no es un aquello que nos han contado siempre del
típico tío obediente que hace todo lo que le dicen, sino que es
alguien que tiene las riendas de su vida y lleva esa vida por el
camino que quiere. Sí, es posible que alguien diligente pueda ser
obediente, pero pensad siempre que detrás de esa fachada de
obediencia se puede esconder alguien entusiasta, que tiene objetivos
en la vida que sólo él conoce y que te puede sorprender mucho más
de lo que pensabas...
¿Que
si hay algunos consejos para ser diligente?... aquí te dejo algunos:
- Llega a tiempo a tus citas y trabajo. Esto le muestra a los demás que eres diligente y te ayuda a estar preparado.
- Trabaja con precaución. Las personas que son diligentes actúan con cuidado y meticulosamente, teniendo cuidado de no cometer errores y asegurarse de que toda la información presentada pueda ser fácilmente entendida por otros.
- Sé voluntario para los desafíos. Parte de ser diligente es lanzarte cuando te necesiten, incluso cuando no se te pregunte directamente.
- Pon más atención a los detalles. Las personas diligentes pondrán atención a los detalles y notarán las inconsistencias para poder corregirlas.
- Mantén el control de tus emociones. Es mucho más fácil ser diligente, cuando no permites que tus emociones tomen lo mejor de ti, usa siempre tu raciocinio y mantente en constante aprendizaje en todas las facetas de tu vida.
- Emula a otros que crees que son diligentes. La gente que hace tu trabajo más fácil con su diligencia son excelentes ejemplos para que los sigas.
En la vida tenemos que ejercer diligencia en
muchas cosas para poder salir o quedar bien. Sin embargo, más que
cualquier otra cosa en la vida, debemos ejercer mucha diligencia en
buscar y agradar a Dios. Recordemos que donde pasaremos la eternidad
depende de cómo vivamos en la vida presente y de como seamos
diligentes en obedecer a Dios. Dios quiere que no sólo seamos
diligentes nosotros en obedecer, sino que enseñemos a nuestros hijos
a andar sabia y diligentemente en obediencia. Dios quiere que no haya
en nuestra vida nada que cause vergüenza, que nos cuidemos de no
deslizarnos y que nos guardemos sin mancha de pecado delante de Él.
Que recordemos en donde hemos fallado en el pasado y nos propongamos
obedecer mejor en el futuro.
¿Y
tú, por qué no te conviertes en un diligente?
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