Eclesiastés
4:9..10 (RVR1960): "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su
compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo
que lo levante"
Frecuentemente
se nos piden consejos de diferente índole, pero no a todos podemos
complacer aun cuando queramos, entre ellos sobre las empresas, por
ello hoy quiero hablarle al empresario, porque las empresas son lo
que el empresario es, deseo hablarle a ese empresario egoísta, que
no avanza porque no comparte, a ese empresario que no entiende que
dando es como recibimos.
Siempre
hay personas que son capaces de detectar un buen negocio donde otros
ciudadanos no observan nada, la habilidad para localizar buenas
oportunidades de inversión es una mezcla de intuición, técnica,
valor, experiencia, conocimiento, astucia y audacia, entre otras
muchas. Mantener la mente abierta a las posibles ocasiones de
negocio, vía empresarial o simplemente utilizando las nuevas
posibilidades que nos da Dios, nos puede habilitar para ejercer una
mayor y efectiva ganancia.
Lamentablemente
el empresario egoísta tiene por iniciativa el creer que el solo va a
salir avante, se olvida de sus carencias y no se expande porque no
busca o permite una asociación que le sea ventajosa. Es ese accionar
egoísta, lo que no lo deja capturar mejores beneficios que le pueda
proporcionar una oportunidad mejor en los mercados, sin descartar,
por supuesto, el estancamiento que produce cuando una empresa con
potenciales no se desarrolla.
Ese
estancamiento empresarial a causa de ignorancia, orgullo, egoísmo,
altivez y que sé yo cuantas cosas mas, tienen un único resultado...
frena, para, detiene tu crecimiento y por ende no agrandas tu
fortuna. Le pides a Dios y Dios te quiere dar, pero como quieres
hacer las cosas a tu manera, entonces por mucho que Dios quiera, por
tu manera, dejas de recibir.
En el
mundo hay lo que llamamos la sabiduría popular, efectiva muchas
veces, en ella encontramos un dicho que reza así: Dios a veces le da
muelas a quien no tiene quijada.
Pero
déjame decirte que Dios es perfecto y si te ha dado una muela tu
tienes quijadas, tan solo tienes que llenarte de humildad, debes
entender que diablo te esta sometiendo, te esta diciendo "solo
tú" "te quieren quitar" "tu puedes solo"...
Me
leí un cuento, en donde una medida extrema hace cambiar las cosas y
hoy te lo vengo a dar pidiéndole a Dios ser el instrumento extremo
para que abras tus oídos.
"Cuentan
que un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel
discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre y
decidió hacer una breve visita al lugar.
Durante
la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las
visitas, también de conocer personas y las oportunidades de
aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando
al lugar constató, aun cuando no lo parecía, la pobreza del sitio,
los habitantes, una pareja y tres hijos cada uno pensando por si
mismo, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin
calzado, entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de
familia y le preguntó: ¿En este lugar no existen señales de unión
para el trabajo ni puntos de comercio tampoco, como hacen el señor y
su familia para sobrevivir aquí?
El
señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca
que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del
producto la vendemos o la cambiamos por otros géneros alimenticios
en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada,
etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo. El
sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento,
luego se despidió y se fue.
Habiendo
caminado un tramo, se volvió hacia su fiel discípulo y le ordenó
al aprendiz: busca la vaca, llévala al precipicio de allí enfrente
y empújala al barranco.
El
joven espantado miró al maestro y lo cuestionó sobre el hecho de
que la vaca era el medio de subsistencia que aquel hombre tenia para
su familia. Pero como percibió el silencio absoluto del maestro, fue
a cumplir la orden. Así que empujó la vaca por el precipicio y la
vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven
durante algunos años.
Un
día el joven resolvió separarse del maestro con todo lo que había
aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia,
pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo y a medida que se aproximaba
al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado,
con coche en el garaje de una gran casa y algunos niños jugando en
el jardín.
El joven se
sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia
había tenido que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso
y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven
preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el
señor respondió que siguen viviendo aquí. Espantado el joven entró
corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó
hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al
señor (el dueño de la vaca): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y
cambiar de vida?
El
señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaca que
cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la
necesidad de hacer otras cosas, de unirnos con otros y desarrollar
otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el
éxito que sus ojos vislumbran ahora."
La
mayoría de personas pasan diariamente preocupadas trabajando para
ganarse el sustento; invierten más tiempo en el negocio que en ellos
mismos, en la familia o su congregación (en este orden) Pero no
saben lo que Dios dice acerca de administrar los ingresos que
obtienen a través de su esfuerzo. Por ello es necesario hablar de
las finanzas, de la administración, de proyecciones, etc.; quizás
no sea tan emotivo, pero si muy edificante.
Mucha
gente no sabe en que orden ir haciendo los bienes en su vida. Hay
jóvenes que lo primero que adquieren es un carro del año, en vez de
invertir su dinero. Ignoran que a los 4 años ese carro se devaluó a
la mitad del precio original y que por él pagaron, sumando los
intereses, el doble. Invierten su dinero en cosas que pierden valor y
después se preguntan por qué Dios no les añade bendición.
Nosotros
debemos educar a nuestra conciencia para que no nos deje cometer ese
error. El Espíritu de Dios, quien nos unge con su poder, también
nos da la inteligencia para administrar los bienes.
Los
ejecutivos de hoy no se contratan por lo que saben solamente, sino
también por la velocidad que tienen para aprender lo nuevo. Sí no
quieres estudiar y actualizarte, estás en camino al fracaso. Jamás
debes vivir para el presente, sino pensando en el futuro. La Palabra
de Dios en Proverbios 27:23..24 dice: “Sé diligente en conocer el
estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños, porque las
riquezas no duran para siempre, ni una corona es para generaciones
perpetuas”
Cuando
uno piensa en lo que normalmente puede llegar a hacer solo, encuentra
que existen limitaciones grandes, pero cuando se enfoca bíblicamente
en lo que puedan alcanzar ya dos personas, entonces sencillamente la
proyección le lleva no a duplicar los resultados, sino que llega a
ser en realidad algo exponencial, pues no duplicamos sino
multiplicamos.
En el libro de Eclesiastés 4:9 encontramos
escrito: "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de
su trabajo". Como vemos directamente el consejo en la sabiduría
divina nos habla de mejores y mayores frutos en el alcance del
trabajo que dos individuos unidos pueden llegar a realizar. Cuando
dos personas trabajan juntas en un negocio, se aconsejan y estimulan
mutuamente en el trabajo, de modo que, aun al dividir por dos las
ganancias, ambos resultan mejor pagados que si trabajasen cada uno
por su cuenta. De la misma forma, cuando alguno tiene una
equivocación, sufre algún accidente, le pasa algún infortunio o
padece alguna pérdida, puede serle fatal tanto en los negocios como
para su vida física, pero si hace los cosas en compañía de alguien
tiene quien le asista, le aconseje, le ayude y aún con quién
compartir las pérdidas.
Tú
también tienes una vaca que te proporciona alguna cosa básica para
tu supervivencia, pero a la vez te limita porque te ha inducido a la
rutina de dejarte llevar. Descubre cual es tu vaca y aprovecha esta
lectura para empujar tu vaca por el precipicio.
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