La Coherencia Entre la Fe Y Lo Social


No sé si a usted le pasa lo mismo que a mí, pero que mal se siente uno cuando ve la gente salir de sus iglesias tan pronto termina a el culto y empieza con su vehículo a hacer tapones porque sólo piensa en sí mismo; da colera ver cómo los vehículos con adhesivos (alcamonías) cristianos son los que obstruyen el tránsito.

Los templos religiosos se llenan de personas dis que buenas y esos mismos son los que maltratan a los demás en las oficinas públicas o en los centros de estudios. Parece que los cristianos sólo somos buenos cristianos en asuntos meramente espirituales, pero en la ciudad y la cultura, los peores ciudadanos…

Con razón es que hay tantos que no quieren creer en Jesucristo.

Hay varias personas y no son pocas, que han acusado a Jesucristo de comunista, porque quería que todos tuvieran todo, pero eso no es cierto. La justicia que proponía Jesús era una distributiva, donde cada cual debe recibir lo que le corresponde en necesidad, regido por la base de los principios del bien común. De hecho, a los primeros discípulos les enseñó esto mismo.

Sin embargo, muchos cristianos nos quedamos con la idea espiritualizada de Jesús, y lo desvinculamos del mundo en el que vivió. A muchos se nos olvida que era judío, y que se sometía a sus normas y preceptos y que hasta pagaba impuestos. 

Jesús oraba por las personas para sanarlas y no sólo para perdonarles los pecados; había un compromiso social real en Él. Cuando nos habla del Juicio Final (Mateo 25:31…46), nos dice que la manera por la que las ovejas se salvan y las cabras se condenan es porque “cuando tuve hambre, me diste de comer” o “cuando fui peregrino, me acogiste”, etc. No habla de qué tanto conocimos la teoría de la fe, sino qué tanto la fe fue aplicada en obras de bien para los demás, de bien social

De igual pudiéramos citar a la resurrección del hijo de la viuda pobre, que tenía una carga social muy grande, ya que las viudas no sobrevivían más que por lo que tenían ahorrado o citemos la curación de los leprosos, que tenían que vivir en las afueras de la ciudad, sin ningún tipo de ayuda alimentaria o sanitaria. Pudiéramos hablar de cuántos hombres y mujeres fueron sanados física y moralmente por el Señor para que se reintegraran a la sociedad. Igual podemos ver cómo defendía a la persona humana antes que las leyes y cómo corregía a aquellos que se aprovechaban de lo religioso para aplastar a los demás.

Esto lo entendía perfectamente las primeras iglesias en su comunidad. Los apóstoles, luego de la resurrección de Cristo y su ascensión a los cielos, permanecían unidos en la oración y empezaron a enseñar: “tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno” (Hechos 2:44…45).

Existía un compromiso social. Es más, cuando hubo quejas en la primera comunidad, se creó el diaconado; estos siete hombres estarían encargados de atender y asistir a las viudas y los enfermos (Hechos 6:1…7).

Los apóstoles así transmitieron todo; prueba de ello son las cartas y testimonios que nos llegan, los consejos de Pablo, las exhortaciones de Pedro, lo coherencia a la que invita Juan y hasta el reto que propone Santiago: “Si un hermano o una hermana está desnudos y carecen de sustento diario, y alguno de ustedes les dice: vayan en paz, caliéntense y hártense, pero no les dan lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?”. No hay duda la Escritura enseña una coherencia entre fe y lo social.

El egoísmo nos consume y no sabemos comportarnos. Cada día los cristianos nos volvemos más y más individualistas, y no fue eso lo que el Señor enseñó.

Ahora bien, se ha preguntado ¿Para qué Cristo decidió encarnarse, es decir, decidió tomar la condición humana si nosotros los cristianos nos desencarnamos del mundo? Un cristiano que no es buen ciudadano, no es buen cristiano.

La santidad consiste en hacer lo que nos corresponde en justicia por los demás. No hay Salvación alguna si no nos involucramos con los que nos rodean.

Luego entonces, ¿por qué comportarnos como extraterrestres?

Actuamos como si los que nos rodean son seres ajenos a nosotros y que nosotros prontos seremos buscados para sacarnos de aquí. Tremendo, estamos tan lejos de Jesucristo cuando no tenemos el compromiso social de ser buenos con todos siendo justos en la justicia de Dios.

Sin embargo, cuando de verdad conocemos a Jesucristo, el compromiso con todos, sobre todo con los más necesitados a nivel material, moral, emocional y espiritualmente, sale casi de forma natural.

Después de esta lectura, pensaras: ¿Por qué empezar con un problema de congestionamiento?... porque aun en esas pequeñas cosas (pequeñas zorras) debemos demostrar nuestra formación cristiana, amar y ser de Cristo requiere acción, no basta con orar, cantar y asistir al templo… no, debemos de poner en práctica las Escrituras.

Y si deseas más, escudriña la Biblia, practica y reflexiona: Proverbios 31:9 "Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso"; y por favor no olvides: "preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca" Hebreos 10:24...25 NVI

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