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Jesús Es La Iglesia.
La
Iglesia es Su cuerpo. Asistimos a la iglesia porque es el Día del Señor para
adorarlo. ¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo si no amamos su Iglesia? Si
somos irregulares en los servicios si somos irreverentes al cuarto mandamiento:
Santificar el día de reposo, el Día del Señor; si somos inconstantes; y si
somos constantes, pero sin una vida transformada, con un pésimo carácter,
llenos de orgullo y mal trato hacia los demás, amando al mundo, más que al
Señor, modelando al mundo y no a Cristo.
Dejamos
de asistir a la iglesia, a un servicio de adoración y culto al Señor por: Cosas
irrelevantes, fiestas y celebraciones, visitas de familiares, los deportes,
cualquier cosa es un pretexto: El aire, el frío, el sol, la lluvia. Si
faltamos, que sea por motivos de fuerza mayor, algo que se sale de nuestras
manos.
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Jesús Es El Maestro.
Un
maestro tiene discípulos. ¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo, si somos
apáticos e indiferentes al discipulado? Un discípulo es un alumno que quiere
aprender constantemente. ¿Cómo podemos llamarnos cristianos si un cristiano es
un discípulo? ¿Cómo pretendemos madurar y crecer en el conocimiento de
Jesucristo si no estamos sometidos a un aprendizaje constante?
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Jesús Es La Palabra.
¿Por
qué tanto desprecio y descuido a la Palabra? Queremos ir al cielo, pero aquí no
queremos saber nada del que está en el cielo. ¿Podrá un cristiano abandonar su
Biblia? Sí, pero no eternamente. Todos desfallecemos y tenemos luchas, pero
nuestro consuelo está en Su Palabra, en las Escrituras, allí encontramos vida
eterna. Cristo es la Palabra. Cristo es la Biblia. Todas las Escrituras tratan
acerca de Él. Si Él está allí, ¿por qué no vamos a Él y le conocemos?
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Jesús Es El Mensaje.
Jesús
es la buena noticia. Es la salvación. Si hemos disfrutado la dulzura de la miel
del evangelio ¿Por qué no hemos de dar a otros a probar esa miel? Los pies de
los que llevan las buenas nuevas de salvación son hermosos, pero ya no lo son
si no llevan esas buenas noticias. No digo que debes ser un gran predicador, pero
si eres cristiano, se espera que hables de Cristo.
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Jesús Es La Oración.
¿Qué hay de la oración? ¿Cuántos oran por
ustedes mismos? Si no lo hacen, mucho menos van a orar por los demás: Sus
hermanos, la iglesia, los perdidos.
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Jesús Es La Santidad.
La santidad no es el camino a Cristo. Cristo
es el camino a la santidad.
¿Por
qué abandonarnos constantemente en el pecado? ¿Es más delicioso el pecado que
el deleite que encontramos en Cristo? ¿Es más hermoso el pecado que Cristo?
Todo esto es reflejo de idolatría. Tú que lees, quedas advertido de la hipocresía.
Si
alguien quiere seguir siendo injusto, impuro y pecador declarado que lo sea,
pero que decida qué clase de vida quiere. Pero, si alguien ama la justicia y la
lucha contra el pecado, siga ese camino porque ese es el camino de un verdadero
creyente.
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La Confrontación.
“A
partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no
andaban con él. Entonces, Jesús dijo a los doce: ¿También ustedes quieren
irse?” (vv. 66…67)
Después
de las palabras duras de Jesús, de la ofensa y de la murmuración de los falsos
discípulos: “Muchos” abandonaron a Jesús. “Muchos” también han abandonado hoy a
Jesús. –Dirá alguien: “Pero yo no he dejado de creer en Jesús ni de amarlo”,
–si dejaste de amar a Su Iglesia, dejaste de amar a Cristo, así de simple.
Muchos
han abandonado la iglesia, se han ido sin dar razón alguna. Quizá algunos por
su pecado, otros, porque se ofendieron o por pereza. Y esto no es más que un
síntoma grave de un falso discípulo.
La
misma pregunta que Jesús les hizo a los que quedaron, a los apóstoles, es la
misma pregunta que resuena hoy para la iglesia: “«¿También ustedes quieren
irse?»”
¿Cuál
es tu respuesta después de lo que has leído? ¿Crees que estas palabras han sido
muy ásperas y ofensivas? ¿Hacia qué te mueve esto que estás leyendo hoy?
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La Respuesta Esperada
La
respuesta que espero de ustedes es que no vean otro lugar a donde ir más que
correr hacia Cristo. Para Dios no hay grises, no hay puntos intermedios.
Nosotros: odiamos a Jesús o lo amamos.
Jesús
esperaba una respuesta negativa de los doce discípulos que se quedaron. La
respuesta esperada es: “No, no queremos irnos”. La respuesta que se espera de
ustedes, es la misma respuesta que Pedro le dio al Señor:
“…«Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”
¿A
caso Cristo no es la mayor necesidad de un pecador condenado a muerte? 0 se
olvida de… “Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Romanos 6.23
Sin
Cristo, el salario de nuestra maldad es la muerte eterna. Pero, si al igual que
Pedro, respondemos correctamente: El regalo de Dios es vida eterna. Al que ve a
Cristo en la cruz del Calvario, ve la necesidad de arrepentirse. El que se
arrepiente de sus pecados, ya no morirá eternamente, sino que vivirá.
¡Sean
verdaderos creyentes! Han fallado en varias de estas cosas: Hay gracia para
ustedes, porque solo en Jesús hay palabras de vida eterna. Hay perdón. ¡Llénense
de coraje! Comprométanse con Cristo y Su iglesia. Sacrifíquense por Aquél que
los amó. Sean constantes y perseverantes.
Hoy
he dicho palabras duras, seguramente he ofendido. Puedo esperar que después de
estas palabras algunos murmuren acerca de mí y abandonen mis palabras, pero
otros responderán correctamente.
La
respuesta esperada es la respuesta que dan los verdaderos creyentes. Se quedan.
Permanecen. Si ustedes permanecen servirán a Cristo durante toda su vida. Su
compromiso dará frutos. La iglesia, sus familias y la ciudad se beneficiará de
ustedes, de su amor por Jesús y por Su Iglesia.
¡Cristo
sea exaltado siempre!
Pregunta:
¿Y tú cómo vas a responder?
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