Cuando Las Palabras Duras Son Palabras Necesarias. Parte 2 de 2


·         Jesús Es La Iglesia.

La Iglesia es Su cuerpo. Asistimos a la iglesia porque es el Día del Señor para adorarlo. ¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo si no amamos su Iglesia? Si somos irregulares en los servicios si somos irreverentes al cuarto mandamiento: Santificar el día de reposo, el Día del Señor; si somos inconstantes; y si somos constantes, pero sin una vida transformada, con un pésimo carácter, llenos de orgullo y mal trato hacia los demás, amando al mundo, más que al Señor, modelando al mundo y no a Cristo.

Dejamos de asistir a la iglesia, a un servicio de adoración y culto al Señor por: Cosas irrelevantes, fiestas y celebraciones, visitas de familiares, los deportes, cualquier cosa es un pretexto: El aire, el frío, el sol, la lluvia. Si faltamos, que sea por motivos de fuerza mayor, algo que se sale de nuestras manos.

·         Jesús Es El Maestro.

Un maestro tiene discípulos. ¿Cómo podemos decir que amamos a Cristo, si somos apáticos e indiferentes al discipulado? Un discípulo es un alumno que quiere aprender constantemente. ¿Cómo podemos llamarnos cristianos si un cristiano es un discípulo? ¿Cómo pretendemos madurar y crecer en el conocimiento de Jesucristo si no estamos sometidos a un aprendizaje constante?

·         Jesús Es La Palabra.

¿Por qué tanto desprecio y descuido a la Palabra? Queremos ir al cielo, pero aquí no queremos saber nada del que está en el cielo. ¿Podrá un cristiano abandonar su Biblia? Sí, pero no eternamente. Todos desfallecemos y tenemos luchas, pero nuestro consuelo está en Su Palabra, en las Escrituras, allí encontramos vida eterna. Cristo es la Palabra. Cristo es la Biblia. Todas las Escrituras tratan acerca de Él. Si Él está allí, ¿por qué no vamos a Él y le conocemos?

·         Jesús Es El Mensaje.

Jesús es la buena noticia. Es la salvación. Si hemos disfrutado la dulzura de la miel del evangelio ¿Por qué no hemos de dar a otros a probar esa miel? Los pies de los que llevan las buenas nuevas de salvación son hermosos, pero ya no lo son si no llevan esas buenas noticias. No digo que debes ser un gran predicador, pero si eres cristiano, se espera que hables de Cristo.

·         Jesús Es La Oración.

 ¿Qué hay de la oración? ¿Cuántos oran por ustedes mismos? Si no lo hacen, mucho menos van a orar por los demás: Sus hermanos, la iglesia, los perdidos.

·         Jesús Es La Santidad.

 La santidad no es el camino a Cristo. Cristo es el camino a la santidad.

¿Por qué abandonarnos constantemente en el pecado? ¿Es más delicioso el pecado que el deleite que encontramos en Cristo? ¿Es más hermoso el pecado que Cristo? Todo esto es reflejo de idolatría. Tú que lees, quedas advertido de la hipocresía.

Si alguien quiere seguir siendo injusto, impuro y pecador declarado que lo sea, pero que decida qué clase de vida quiere. Pero, si alguien ama la justicia y la lucha contra el pecado, siga ese camino porque ese es el camino de un verdadero creyente.

·         La Confrontación.

“A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él. Entonces, Jesús dijo a los doce: ¿También ustedes quieren irse?” (vv. 66…67)

Después de las palabras duras de Jesús, de la ofensa y de la murmuración de los falsos discípulos: “Muchos” abandonaron a Jesús. “Muchos” también han abandonado hoy a Jesús. –Dirá alguien: “Pero yo no he dejado de creer en Jesús ni de amarlo”, –si dejaste de amar a Su Iglesia, dejaste de amar a Cristo, así de simple.

Muchos han abandonado la iglesia, se han ido sin dar razón alguna. Quizá algunos por su pecado, otros, porque se ofendieron o por pereza. Y esto no es más que un síntoma grave de un falso discípulo.

La misma pregunta que Jesús les hizo a los que quedaron, a los apóstoles, es la misma pregunta que resuena hoy para la iglesia: “«¿También ustedes quieren irse?»”

¿Cuál es tu respuesta después de lo que has leído? ¿Crees que estas palabras han sido muy ásperas y ofensivas? ¿Hacia qué te mueve esto que estás leyendo hoy?

·         La Respuesta Esperada

La respuesta que espero de ustedes es que no vean otro lugar a donde ir más que correr hacia Cristo. Para Dios no hay grises, no hay puntos intermedios. Nosotros: odiamos a Jesús o lo amamos.

Jesús esperaba una respuesta negativa de los doce discípulos que se quedaron. La respuesta esperada es: “No, no queremos irnos”. La respuesta que se espera de ustedes, es la misma respuesta que Pedro le dio al Señor:

“…«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”

¿A caso Cristo no es la mayor necesidad de un pecador condenado a muerte? 0 se olvida de… “Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Romanos 6.23

Sin Cristo, el salario de nuestra maldad es la muerte eterna. Pero, si al igual que Pedro, respondemos correctamente: El regalo de Dios es vida eterna. Al que ve a Cristo en la cruz del Calvario, ve la necesidad de arrepentirse. El que se arrepiente de sus pecados, ya no morirá eternamente, sino que vivirá.

¡Sean verdaderos creyentes! Han fallado en varias de estas cosas: Hay gracia para ustedes, porque solo en Jesús hay palabras de vida eterna. Hay perdón. ¡Llénense de coraje! Comprométanse con Cristo y Su iglesia. Sacrifíquense por Aquél que los amó. Sean constantes y perseverantes.

Hoy he dicho palabras duras, seguramente he ofendido. Puedo esperar que después de estas palabras algunos murmuren acerca de mí y abandonen mis palabras, pero otros responderán correctamente.

La respuesta esperada es la respuesta que dan los verdaderos creyentes. Se quedan. Permanecen. Si ustedes permanecen servirán a Cristo durante toda su vida. Su compromiso dará frutos. La iglesia, sus familias y la ciudad se beneficiará de ustedes, de su amor por Jesús y por Su Iglesia.

¡Cristo sea exaltado siempre!

Pregunta: ¿Y tú cómo vas a responder?





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