Hablamos
y predicamos por el que se va, hacia a donde va, como va, etc. Pero que hacemos
y como entendemos por el que se queda.
En
la cultura occidental el nacimiento se percibe como una experiencia positiva,
es un hecho y momento gratificante, el cual se espera con mucha alegría,
mientras que la muerte se percibe como una experiencia negativa, devastadora y,
por tanto, se resiste y no es bienvenida.
Sin
embargo, esto no fue siempre así, pues sabemos que en el principio Dios creo
todo, el cielo, la tierra, el sol, la luna, las estrellas, la vegetación, los
animales y finalmente la raza humana y cuando termino su creación dijo que todo
era bueno, “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran
manera...”. Génesis 1:31
Después
de ello, llega el momento en el que el creador da unas instrucciones a su
creación (hombre y mujer) para que mantuvieran la belleza de su creación, pero
la desobediencia por parte de la pareja se dio y provocó como consecuencia la creación
de la muerte. “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de
Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás.” Génesis 2:15…17
Desde
entonces la vida no es igual luego de la pérdida y muerte de un ser
significativo y amado.
Tratare
de explicarme: la vida antes, cuando existía esa persona fallecida, no vuelve a
ser igual cuando se va, es diferente. Por la falta de ella sentimos su ausencia
física, emocional y socialmente, afectando el mundo del doliente. Pero es
necesario validar, reconocer e intentar vivir el dolor y la pena que sentimos
ante la muerte de un familiar, esposo, hijos, amigos. Sería anormal no
atravesar el proceso de duelo. Es un acto de salud mental. En el dolor no hay
atajos, ni caminos marginales, no se debe huir de él, hay que atravesarlo, hay
que vivirlo en la intensidad que se sienta durante su duración.
La
experiencia es dura, pero el duelo se puede resolver de manera saludable y
normal. Este proceso es más llevadero cuando el doliente puede contar con una
fuerte red de apoyo emocional y social adecuado. De esta manera no tiene que
afrontar el presente y el futuro solo, pues cuenta con familiares y amigos que
le ayudan a temer menos al mundo real y es ahí donde toma valor la acción que
la iglesia pueda desarrollar en el acompañamiento al doliente.
El
repasar los recuerdos agradables y desagradables, es un alivio en el mundo
actual del doliente. Es importante encontrar esa conexión con el fallecido y
adaptarnos lo mejor que podamos a vivir sin la persona fallecida y así
continuar con la vida actual.
·
De ahí nace la necesidad de conocer y entender ¿Qué
es el duelo?
El
duelo se refiere al proceso de experimentar reacciones psicológicas, sociales y
físicas de acuerdo a la percepción que se tenga de la pérdida de un ser
apreciado. Es la pena profunda por la pérdida de un ser querido. Es un proceso
dinámico, con cambios y múltiples posibilidades de expresión y no como un
estado estático con limites rígidos.
La
Biblia nos da ejemplos de personas en duelo y quisiera presentar como algunas
de las historias bíblicas manejaban la experiencia del duelo:
a) José
muestra su experiencia sobre la muerte de su padre Jacob (Israel) “Entonces se
echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. Y mandó
José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos
embalsamaron a Israel. Y le cumplieron
cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron
los egipcios setenta días. Génesis 50:1…3
Es
interesante porque José y su padre eran hebreos y la costumbre de ese pueblo
era que el periodo de embalsamamiento duraba cuarenta días, sin embargo, ellos
estaban viviendo en Egipto y la costumbre de ese lugar era que el luto duraba setenta
días y luego era que se enterraba el cadáver.
b) Otra
historia interesante es la reacción de Job ante la pérdida de todos sus bienes
y la muerte de sus diez hijos en el mismo día, “Entre tanto que éste hablaba,
vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en
casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto
y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y
murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entonces Job se levantó,
y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y
Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” Job 1:18…21
Ante
una pérdida tan significativa (todos sus bienes y todos sus hijos), vemos el
inmenso dolor que causa una muerte súbita o inesperada, aun así, la fe de este
hombre fue un amortiguador de excelencia para tan grande pérdida.
c) Otra
historia conmovedora es la reacción de David ante la muerte de su hijo recién
nacido, “y enfermó gravemente. Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó
David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. Y se levantaron los
ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; más él
no quiso, ni comió con ellos pan. Y al séptimo día murió el niño; y temían los
siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí:
Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto
más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? Mas David, viendo a sus
siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo
David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus
ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y
le pusieron pan, y comió. Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho?
Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y
comiste pan. Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba,
diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Más
ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a
él, más él no volverá a mí. Y consoló David a Betsabé su mujer…” 2 Sam.12:15…24
La
Biblia tiene muchas historias interesantes de cómo se refleja el luto y el
duelo, de cada experiencia nosotros podemos aprender. Finalmente veamos lo
triste del proceso de la muerte para nosotros cuando vamos a perder seres
especiales que marcan nuestra vida antes de morir ante una muerte anticipada.
d) Les
hablo de la muerte de Jesús. “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se
llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy
allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma
está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco
adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo
26:36…39
En
otra escena de la misma experiencia de la muerte anticipada de Jesús, “Y
llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran
multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo:
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por
vuestros hijos. Porque he aquí vendrán
días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no
concibieron, y los pechos que no criaron.” Lucas 23:26…29
Y
finalmente, hasta el cielo se entristeció ante la muerte de Jesús. “Cuando era
como la hora sexta (las 12 del medio día), hubo tinieblas sobre toda la tierra
hasta la hora novena (tres de la tarde).
Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo:
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.”
Lucas 23:44…46
Como
podemos ver según la Biblia, la muerte es una experiencia triste para el sobreviviente,
pues tiene que hacer ajustes a la experiencia de su pérdida y del deber que
tiene para acostumbrarse a vivir sin la persona que ha muerto.
A
través de las diferentes épocas y las diferentes culturas hemos podido ver
variaciones en el proceso, pero entiendo que el dolor de la perdida sigue
siendo el mismo no importa cuál sea la época o la cultura de la persona que
experimenta la experiencia del duelo.
Estos
momentos, son momentos para enfrentarnos y comprender en la fe, las palabras de
Pablo: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y
esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido
de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” 1 Corintios
15:53…55
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