No Necesitamos Abrir Iglesias Para Practicar Nuestra Fe Por Saúl Guevara


El coronavirus sigue ahí, pero poco a poco debemos acostumbrarnos a convivir con él adoptando medidas para prevenir contagios en el día a día, al tiempo que la actividad económica continúa. Y la limpieza y la higiene casi continua de locales, mobiliario e instrumentos; las citas previas y los horarios diferenciados para que, por ejemplo, niños y ancianos o personas de riesgo no coincidan.

Sabemos por experiencia personal o por lo que vemos les sucede a otros, que pasar mucho tiempo juntos y convivir en paz no es fácil; a ello Pablo dice: “Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.” Romanos 12:18.

Para hacerlo posible, ya que de nosotros depende, para crear un ambiente de armonía y cooperación con los demás, bastaría con poner en práctica “La Regla de Oro” de la convivencia humana que nos ha dado Jesús: “Traten a los demás como quieren que ellos los traten”. Lucas 6:31

Hace unas semanas los mandatarios de las diferentes naciones, marcaron la apertura de varias áreas de la vida afectadas por el confinamiento, varios anunciaron que consideraban que las casas de culto y sus servicios religiosos son esenciales. No discutiré ese punto. Aunque obviamente no es esencial para todos, hay que considerar que el coronavirus sigue ahí. Eso para ser justos.

En sus discursos dicen cosas como: “Deben hacer lo correcto y permitir que estos lugares de fe esenciales muy importantes se abran ahora”.

Pero, ¿quién dice que las organizaciones religiosas no han prestado servicios esenciales sin esta posición gubernamental? Soy un Pastor que ciertamente tiene la iglesia cerrada, en este momento y a quien le gusta y sirve al Señor más que como un comunicador verbal, como un comunicador escritor. Durante esta pandemia, hemos duplicado el estudio semanal bíblico y lo hemos mantenido al servicio y guía del momento que vivimos, pues son días inéditos, quiera o no son días oscuros de muerte y temor, pero sabemos que “lampara es a tus pies la palabra de Dios”. He orado con personas a través de FaceTime y Zoom.

Reabrir las iglesias sigue y lo seguirá siendo hoy por hoy un tema muy controversial y de mucha sensatez, somos ante Dios responsables de sus ovejas.

Las iglesias en mi país han recurrido a la oración individual, los servicios de bendición y compartimiento de la Palabra oral o escrita y se fomenta la recomendación del distanciamiento social. Del mismo modo, curas a quienes conozco, han estado haciendo lo mismo con sus respectivas congregaciones.

Lo que la mayoría no hemos hecho es ponernos en peligro a nosotros mismos y a nuestros feligreses al reunirnos en grandes grupos para los diferentes servicios religiosos “como de costumbre”. Eso habría sido y seguiría siendo en este momento de contagio, irresponsable y pecaminoso. También violaría el derecho a la vida de muchos.

La acción responsable con respecto a las organizaciones religiosas durante esta pandemia es un tema del derecho a la vida. Este es un derecho que también debe aplicarse a quienes viven después del nacimiento.

Muchas personas, aun en los fieles y también algunas autoridades civiles, presionan y reclaman la apertura de las iglesias. Insensatez e irresponsabilidad de las personas que hacen estas demandas quizás se han olvidado de Genesis 9:5 “Por cierto, de la sangre de ustedes yo habré de pedirles cuentas. A todos los animales y a todos los seres humanos les pediré cuentas de la vida de sus semejantes.”

Ciertamente, nadie prohíbe el libre ejercicio de la religión. Aunque estamos en las fauces de una pandemia, en la que un virus muy peligroso puede transmitirse, entre otras cosas, por la proximidad física, las personas pueden y continúan con la adoración, aunque en circunstancias temporalmente alteradas y de formas novedosas. Utilizar el argumento de “libertad de religión” para exigir carta blanca a la apertura de lugares religiosos es ofrecer un argumento falaz que potencialmente puede conducir a daños físicos y en el peor de los casos, a la muerte.

Todos queremos poder abrir iglesias y lugares de culto por completo para que aquellos que desean reunirse nuevamente en comunión física puedan hacerlo. Sin embargo, esto debe hacerse de forma progresiva y con sumo cuidado. Los médicos y expertos en salud deberían ser nuestras guías principales aquí y los líderes religiosos deberían seguir su guía con estricta y humilde adhesión.

El exigir que se permitan que se abran iglesias y lugares de culto ahora mismo, es insensato y peligroso. La mayoría de las iglesias y lugares de culto aún no está lista para implementar por completo las pautas más recientes de los centros para el control y la prevención de la pandemia, que solo aplican como recomendaciones.

Algunas congregaciones, particularmente en áreas con altas tasas de infección, no están dispuestas a arriesgarse a reabrir incluso cuando las quisieran obligar.

Eventualmente y a su momento, todos estaremos listos.

Cada Iglesia puede hacer una lectura de la situación que vive en estos tiempos, la comunidad dentro de la que está inmersa, con sus luces y sus sombras, desde dentro de la misma y no desde fuera cómo quien juzga desde arriba. La fe cristiana discierne en lo que está ocurriendo en todos los esfuerzos que hacen los distintos estamentos de una sociedad que se siente amenazada e insegura, incluso asustada. La fe aprende en esta situación a estar cerca y compartir, a animar a todos y a anunciar esperanza.

Hermanos, en esto se conoce el amor de Dios, en que seamos responsables con nuestro prójimo; que incluso desde nuestra situación de necesidad apartemos algo para saciar el hambre de los demás. 1 Juan 4:12 NVI "Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente." 

Pero tomemos el tiempo que necesitemos para hacerlo bien. Cuando nosotros, los cristianos, extendamos nuevamente las manos para abrir las puertas de las iglesias, confiemos en que Cristo nutrirá nuestros cuerpos y no los infectará. Nuestros cuerpos y nuestras vidas, pueden depender de ello.
S.A.G. 03 AGO 2020 




                                                         

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