Isaías
1:18 NVI “Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la
nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”
En
muchos países de Latinoamérica, las anécdotas sobre los políticos tramposos
abundan, el mío no se salva de ello; todo porque pareciera que nadie rinde a
nadie cuentas, leamos esta anécdota:
“Un
hombre, al pasar frente al Congreso de los Diputados, escucha un tremendo
griterío que sale desde la sala: – «Ladrón, mentiroso, comisionista, difamador,
chorizo, sinvergüenza, flojo, imbécil, haragán, corrupto, vendido, aprovechado,
golfo, cara dura, falso, inútil, pesetero, vago, saqueador, bobo, oportunista,
embaucador, tramposo, vividor, etc.»
El
hombre asustado le pregunta al guardia de la entrada: – «¿Qué pasa dentro?, ¿se
están peleando…?»
– «No»
– responde el guardia – «yo creo que están pasando lista !!!!!!»”
Dios
hace hasta lo imposible para que no llegues a ser catalogado como esos, por eso
dice “Vengan, pongamos las cosas en claro”
Por
otra parte, cuidado con pensar, pero ellos son los del congreso. Cuidado, de
ellos existen en tu oficina, en el vecindario, en fin, en todas partes, hasta
en tu iglesia o acaso, ¿no dice Dios que nos quedamos con sus diezmos?
Alguien
podría decirme: pero es que estamos siendo asolados por el coronavirus o no es usted
quien dice que vivimos tiempos anormales… Cierto, pero el mandato de Dios es
eterno y para siempre. Por la pandemia no pagaste la luz… pero tendrás que
pagar; no pagaste el agua… pero tendrás que pagar; no pagaste el cable… pero
tendrás que pagar; no pagaste la tarjeta de crédito… pero tendrás que pagar; fiaste
en la tienda dos meses… pero tendrás que pagar; no pagaste la casa… pero
tendrás que pagar; no pagaste tus diezmos… pero tendrás que pagar; en fin
tantas cosas, pero tendrás que pagar… tendrás que pagar… tendrás que pagar…
O
pagas, o pasas ser parte de la lista que pasaban en aquel congreso de la
anécdota. Todos personajes oscuros.
El acercarse,
el ir hacer cuentas, es una invitación que Dios hace a todos los habitantes
sobre la faz de la tierra. Lo importante de esto es que si en esta tierra nos
acercamos a las personas que debemos, hacemos cuentas y tenemos no solo la
obligación, sino, la voluntad de pagar, podemos llegar a ser limpios de toda
deuda, de seguro habrán formas y oportunidades de hacerlo, pero, si no hablamos
y creemos que si nos morimos nadie nos dirá nada, nuestras deudas terrenales
nos las cobrara el Señor, porque como un Dios justo, Él cobrara la cuenta de
los que supuestamente quedan burlados aquí en la tierra… por ello te pregunto
¿Cómo estas con las personas del mundo? ¿Cómo estas con tu iglesia?
Pero
prestemos atención que Dios no dice que Él va a venir hacia nosotros, Dios
dice: venid. Es un esfuerzo que tenemos que poner de parte nuestra para
acercarnos a Dios. De igual manera es un esfuerzo el que debes de hacer de
hablar aquí en la tierra con quienes les debes; ve y dile a tu pastor, “aquí
estoy, hagamos cuentas”
Hay
muchos cristianos que creen que Dios es un delibery (por usar el termino
comercial de moda por el servicio a domicilio) y que los siervos tienen que ir
a sus casas a buscarlos y ellos no hacen el esfuerzo para acercarse o
comunicarse con los siervos. Aun medio muerto tengo que poner el esfuerzo para
acercarme a Dios. Dicen muchos “No puedo pastor porque la iglesia me queda
demasiado lejos”, es Dios el que invita a un acercamiento, es usted el que
decide quedarse en la condición en la que esta, o salir de ella.
En el
área espiritual y con la presencia de tanta tentación en el mundo actual y
aprovechando la anormalidad que vivimos por la pandemia, Satanás está trabajando
tiempo extra para crear aún más y más adeptos.
Ante
tal tentación, muchos cristianos buscan un hermano o hermana responsable con
quien contar, para orar y que les ayude a compartir las cargas que conlleva la
guerra espiritual. Es bueno tener un hermano o hermana con quien podamos contar
cuando nos enfrentemos a tentaciones. El rey David estaba solo la tarde en que
Satanás lo tentó con Betsabé (2 Samuel 11). La Biblia nos dice que peleamos una
guerra no de la carne sino del espíritu, contra los poderes y fuerzas
espirituales que nos amenazan “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes” (Efesios 6:12).
Sabiendo
que estamos en una batalla contra las fuerzas espirituales de las tinieblas,
debemos procurar tanta ayuda como podamos y animarnos en la lucha. En Efesios,
Pablo prosigue diciéndonos que debemos equiparnos con todo el poder que Dios
nos proporciona para pelear esta batalla. “Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar
firmes” (Efesios 6:13). Sabemos sin lugar a dudas que la tentación de no pagar
llegará. Deberíamos estar preparados.
Satanás
conoce nuestras debilidades, y él sabe cuándo somos vulnerables. Él sabe cuándo
una pareja de casados se pelea porque el hombre de es un buen proveedor. Él
sabe cuándo un joven ha sido reprendido y castigado por sus padres y puede
sentirse rencoroso. Él sabe cuándo las cosas no andan muy bien en el trabajo, y
nos recuerda dónde está el bar, la cantina u otro distractivo camino a casa.
¿Dónde encontramos ayuda? Queremos hacer lo correcto a los ojos de Dios, y, sin
embargo, somos débiles. ¿Qué hacemos?
Proverbios
27:17 dice, “Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su
amigo”. El semblante de un amigo, es una expresión de estímulo o de apoyo
moral. ¿Cuándo fue la última vez que te llamó un amigo solo para preguntarte
cómo te está yendo? ¿Cuándo fue la última vez que tú llamaste a un amigo y le
preguntaste si necesitaba hablar? El ánimo y el apoyo moral de un amigo son a
veces los ingredientes ausentes en la lucha de la batalla contra Satanás.
Rendir cuentas mutuamente puede proporcionar esos ingredientes que faltan.
Hebreos
lo resume así: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras; no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24…25).
El Cuerpo de Cristo está interconectado y tenemos el deber los unos con los
otros de edificarnos mutuamente. Además, Santiago implica responsabilidad
cuando dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho"
(Santiago 5:16). La oración del justo es poderosa y eficaz" (Santiago
5:16).
Cada
cristiano debe considerar el darse el momento de ir con quienes esta endeudado
a hablar, confiar y confesar su situación real, a pedir disculpas por sus
ausencias y a buscar una alternativa de cancelación de deudas, para ponerse a cuenta.
Y
entonces como dice el Señor, “¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán
blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”
Piénselo
y actúe.
S.A.G.
07 – SEP – 2020
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