De La Dedocracia, La Meritocracia A La Teocracia

Existe un conocido chiste del mundo en donde se relata el caso de un gerente que necesitaba contratar una secretaria, este mandó a publicar un anuncio pidiéndoles a las candidatas que se presentaran con su respectivo currículum. Al proceder a la selección, no dudó en llamar personalmente a una de las aspirantes y nombrarla en el cargo. Cuando le toco defender la elección argumento que ella tenía las notas perfectas 90-60-90. Esta broma cobra total realidad en varios países y sociedades.

El mío tampoco está ajeno, como sé que el tuyo también. Puesto que algunos dirigentes y jefes cuando desean ubicar a personas de su preferencia para ocupar cargos públicos, el dedo ha sido y continúa siendo uno de los principales electores a través de nuestra historia.

Esto queda al descubierto cada vez que ocurre una contratación o mejora laboral. Aunque la ley diga que esto no ha de hacerse, muchas veces esta es soslayada y al final certificamos que tal práctica no desaparece por más que se jure combatir.

La Dedocracia está más viva que nunca. No nos engañemos. Esto es así y continúa ocurriendo. Por más que un funcionario o empleado sea eficiente. Si no tiene las notas perfectas; si no es dadivoso(a); o no es pariente o amigo del manda mas, no hay mejora. Porque simplemente no es de su agrado. La Dedocracia o el "dando y dando" opta por aquel protegido o por aquel que siente que debe ser privilegiado por favores concedidos o "condicional lealtad". Ojo con la Dedocracia, ella tratará de derrotarte.

Por otro lado, la Meritocracia es un valor fundamental que debe ser cultivado en una sociedad. Se entiende por ella un sistema en el cuál se recompensa el mérito personal, las calificaciones y el desempeño.

No existe una sociedad justa sin una fuerte Meritocracia, porque tan injusto es discriminar a alguien por condiciones de sexo, raza, edad o religión como lo es no establecer ninguna diferencia en términos de oportunidades entre quién hace bien algo y quién no lo hace.

Decía un filósofo griego, la justicia radica en la igualdad en lo que los hombres tienen de iguales y la desigualdad en lo que tienen de desiguales. Todos los seres humanos de una sociedad democrática poseen igualdad ante la ley, por lo cuál no es tolerable hacer una discriminación arbitraria en función de sexo, raza, edad, opción política, nacionalidad o religión. Sin embargo, lo que este principio de igualdad protege es sólo una parte de la justicia humana.

Un régimen de convivencia que sustenta la justicia también debe ser capaz de producir reconocimientos y mejoras sobre la base del esfuerzo y a las capacidades aplicadas de los individuos.

¿Qué justicia se puede cultivar cuando al final del día dos obreros que trabajan en un mismo puesto en una misma empresa obtienen la misma renta por su trabajo cuando uno se esfuerza y hace las cosas bien y el otro actúa displicentemente?
Un sistema que no provee incentivos al que se esfuerza y al capaz, no promueve el esfuerzo, la productividad ni la justa retribución, un sistema así no promueve la movilidad social. Se condena a los pobres a permanecer pobres, a menos que se beneficien de parentescos indebidos, favores personales (aun en lo intimo), o políticos.

La Meritocracia recompensa al individuo meritorio no sólo en pos de su propio bien, sino que también en pos del beneficio común. ¿Cuántos recursos se pierden por no tener un empleado apto en una empresa? ¿Qué pasa en una institución cuando los cargos se llenan por coqueteos y amistades personales? En este último caso: ¿De quienes sale el dinero para costear esas "ayudas"?

Una sociedad debe buscar promover con firmeza la igualdad de oportunidades y la Meritocracia, pues ambas armas juntas son capaces de promover el desarrollo y la movilidad social.

El rechazo a la Meritocracia constituye una injusticia contra quienes tienen el potencial de destacar, generando aportes a su empresa, a su institución, a la sociedad.

Bueno... ¿Y Que De Nosotros Los Cristianos En Esta Sopa?

Podemos conceptuar la doctrina cristiana como el conjunto de enseñanzas y mandamientos que Cristo nos dejó en la Biblia; la doctrina de Cristo no es democrática en principio; es teocrática, es decir, no sostiene que el hombre se gobierne a sí mismo, ni su carácter absoluto para legislar, sino que por encima de todo está Dios, quien a través de una relación personal puede guiarnos. La democracia y dentro de ella la Meritocracia, es entonces un sistema tolerado por Dios dada nuestra condición de pecado y la herencia que arrastramos por generaciones. Un ejemplo de estado organizado por Dios fue el estado de Israel, en cuya cabeza colocó a Moisés (Éxodo 18: 13.. 27).

Considerando que el 93% de nuestros lectores se sitúan en América Latina, a continuación menciono una serie de enseñanza para orientar al cristiano en medio de la controversia que recorre hoy Latinoamérica.

Ningún hombre es absoluto ni indispensable. Toda jefatura que hace, dice o da a entender y sentir que sin él no hay solución a los problemas, o que se dedique a crear dependencia espiritual de él, es un mal jefe y miente con descaro. La Biblia dice: “34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.37 Cuando ustedes digan "sí”, que sea realmente sí; y cuando digan "no", que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.” Mateo 5: 34..37 NVI, (Leer Santiago 4:13..16)

El pueblo no es el origen de la verdad. Ningún ser humano lo sabe todo como para asegurar que pueblo no se equivoca o que la voz del pueblo es la voz de Dios; Dios es la verdad y origen de toda verdad. La Biblia dice: “Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa” Romanos 1:20 NVI.

Dios establece la propiedad privada. La respuesta de Dios a través de la naturaleza es equitativa. Sin la existencia de la propiedad privada ningún mandamiento que prohíba robar, hurtar, o apropiarse de algo indebidamente tendría sentido. (Ver Éxodo 20:17), y dice: “9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” 1 Corintios 6:9..10 RV.

Dios reparte de acuerdo al esfuerzo y capacidad. Como ya se mencionó, la naturaleza que es gobernada por Dios responde de acuerdo a la calidad y cantidad de esfuerzo de cada cual en su trabajo, la Biblia dice: “14 El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes.15 A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad” Mateo 25:14..15 NVI.

El amor al dinero es causa y sustento de los males. El problema es el amor al dinero, lo cual es diferente a decir que el dinero es malo por sí mismo, es el amor a él, que termina propiciando la corrupción, entre otros males. La Biblia dice: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” 1 Timoteo 6:10.

El dinero no suple todas las necesidades. Ayuda primordialmente con aquellas que son físicas, pero no puede comprar una familia unida, la necesidad de afecto y cuidado materno, la verdadera aceptación social, no puede hacer que un médico trate a un paciente con verdadero interés, tampoco compra la inteligencia y la sabiduría, y por supuesto no compra la paz espiritual ni la vida eterna; perder todas estas cosas por amor al dinero no tiene sentido. (Leer Lucas 12:16..21). La perdida de un familiar no se consuela con dinero, así como otros dolores del alma.

El hombre no es una máquina de hacer dinero. El hombre nace de un Hombre y una mujer, necesita afecto familiar, necesita que se interesen por él en los primeros años de vida para que fije una buena base de su personalidad; lo económico no puede estar por encima de la familia y del ser humano. El hombre se fatiga y se equivoca luego. La Biblia dice: Escrito está: “...Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” Mateo 4:4 RV, y dice que descansa lee Éxodo 20:9..10.

Dios prohíbe la explotación del ser humano. No importa si se hace a nombre de la sociedad o del estado. A cada cual se le debe compensar de acuerdo a su esfuerzo y capacidad. La Biblia dice: “Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos”. Amos 2:6 RV.

Pero... ¿Y que hacemos nosotros los cristianos?... generalmente silencio.

Alguien escribió: Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena. Nosotros los cristianos en la gran mayoría, cobardemente recurrimos al silencio y lo que puede ser mas grave, muchos comparten con el malo sus acciones. Hemos sido llamados a afectar el mundo, tenemos la mente de Jesucristo, tenemos el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros, todo lo tenemos para hacer fina y delicadamente las cosas, mas... ¿por qué callamos?... muchos me dirán: por prudentes... quiera Dios que así sea y no por cobardes... porque todo aquel que sabiendo hacer el bien no lo hace, le es tomado por pecado. Amen.

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