Un Nuevo Año...

Es saludable que al final de año demos una vista hacia atrás, que hicimos no es el punto, el punto es: cuanto avanzamos con relación a lo que nos propusimos hacer.

Estamos en los días en que es muy común oír y decir Feliz Año Nuevo, lo hemos oído y quizás hasta dicho muchas o muchísimas veces. Pero ¿qué es un deseo de este tipo?

Casi siempre un esperar sin fundamento, como el que espera que llueva en verano, le deseamos felicidad a alguien, pero no reflexionamos todo lo que podemos hacer para que sea realmente feliz.

Así es de superficial e hipócrita la conducta humana en el mundo, podemos hablar y decir tantas y tantas cosas, porque el viento aguanta con todo lo que diga y el papel con todo lo que se le escriba.

Aun así, los que decimos haber aceptado a Jesús, como nuestro Señor y Salvador tenemos el secreto y conocemos el camino para alcanzar la felicidad.

Jehová, nuestro perfecto Dios y perfecto hombre, es la plenitud de la alegría. El Verbo se volvió humano para compartir con nosotros su felicidad eterna, inmensa y sin sombras.

Todo ser humano, desea irresistiblemente ser feliz. Es lo natural. Es parte de la naturaleza humana.

Ahora respondámonos: ¿Para qué nos ha creado Dios?", La respuesta es: Dios ha creado al hombre para hacerlo partícipe de su felicidad. Talvez se pregunta ¿Y el camino?. "Yo soy el Camino", afirma Cristo.

Cuando la felicidad se busca en los bienes de afuera, el hombre desespera por ser feliz, se hunde en una suerte de melancolía infinita. Ahí sólo cabe hallar destellos fugaces: aún no empieza el placer y ya se termina; el sentimiento de frustración es inevitable. Los goces del mundo no llenaran nunca el espíritu que Dios puso en nosotros en un solo soplo.

La felicidad es una cierta plenitud de estilo de vida. Ante todo, de la vida que nos da el "ser persona" sin lo cual ni siquiera podríamos desear la felicidad. Si la deseamos de un modo insaciable es porque la dimensión espiritual de nuestro ser fue creado para ello.


Lo primero que es preciso despabilar de ese letargo mental en la vida humana es el entendimiento. El entendimiento es la facultad espiritual creada para la verdad. Es preciso nutrir el espíritu con el conocimiento de aquella gran Verdad, que no es "algo", sino "Alguien": "Yo soy la Verdad", dijo Jesús. No hay felicidad humana sin el conocimiento personal de Dios, manifestado en Cristo. Es necesario el estudio de Cristo, aprender a Cristo, tratarle en la oración a todas horas.

Después del entendimiento, enseguida hay que ocuparse de la otra facultad espiritual, la voluntad de desarrollar más y más esa capacidad prodigiosa de amar siempre más. En el amar, no caben los amores pequeños y los mezquinos. Debemos aspira al gran Amor sin traición y sin final. El corazón humano no es feliz hasta tanto no se encuentra lleno del Amor inmenso de Dios.

Resulta indispensable para ser felices la posesión del Espíritu Santo, Espíritu de verdad, que guía a la verdad plena y la libertad, porque solo la verdad nos ara libres. Esa verdad hace brotar en el alma frutos: alegría y paz que el universo no puede dar. La felicidad y la alegría, son el fruto íntimo del amor, fruto que en la tierra sólo Dios lo da.

Además, sabiendo un poco, aunque sólo sea un poco, de "las cosas que Dios tiene preparadas para los que le aman", ya nos anticipamos a la felicidad que Dios tiene para nosotros por delante.

Aun cuando hay muchas personas que no les guata pensar en el pasado, es bíblico pensar en tomar fuerzas para nuestras alas de inspiración viendo lo que hicimos. Isaías 41. Son Glorias pasadas pero igual son válidas y tenemos el sello del Señor para continuar dando frutos en nuestro peregrinaje espiritual. Lo que defino a continuación puede ser de utilidad para personas que anhelan ver resultados positivos en su vida de fe, en el futuro venidero:
· El cristiano que adquiere compromisos de integridad ve frutos donde otros no los pueden apreciar, por lo tanto debe establecer su individualidad reconociendo su estima por y en el destino de ser un testigo del Reino invisible del Señor.
· El hombre que define su destino en los caminos de la fe tiene el reto de permitir que Dios le moldee hasta llegar a ser un Varón sensible a la vida profética. Salmo 112.
· La familia que se integra a la obra de la fe comenzará a ordenar su casa para convertirse en un fiel testimonio de lo que Cristo hace por los suyos.
· Una pregunta ¿has permitido que Cristo entre al trono de tus posesiones? Cuando hablamos de Reino también hablamos del Rey y su heredad. Cristo dio su vida por nosotros, nosotros le podemos dar la vida honrándolo como nuestro Señor.
· Tenemos pocos días del 2010 para renovar nuestro compromiso con la fe y entregarnos del todo a los propósitos de Dios.

Que Dios ilumine tus pasos y acreciente la visión en tu caminar, tengamos un final de año recogidos en familia a la sombra del Altísimo.

Al desear a todos los hermanos en Cristo, amigos y lectores de este Estudio de la Semanal un feliz Año Nuevo, pido a Jesús, el Cristo crucificado por nosotros, pero sobre todo pido a Jesucristo resucitado, al que esta vivo y vive para nosotros, nos enseñe a abrazarnos, como el Padre abraza al hijo... como el enamorado a la enamorada... con todas las fuerzas, para que fundidos nosotros en Dios en un verdadero amor, se cambie nuestro entendimiento para encontrar a Jesús, el camino, que nos puede dar la felicidad del próximo año nuevo.

En este día, bendecimos en el nombre de Jesús:
· A usted y su familia,
· A las ovejas de todas las iglesias cristocéntricas evangélicas, pues todas sois ovejas del Señor,
· A los Pastores, Profetas, Maestros, Evangelistas y Apóstoles, de estas iglesias.
· A las ovejas que Dios nos a puesto a cuidar en la Iglesia Cristiana el Renuevo, aquí en El Salvador.

Y permítanos terminar así: TE BENDECIMOS DIOS, PUES EN TU INMENSA MISERICORDIA NOS HAS PUESTO A TRABAJAR PARA TU OBRA...
· BENDITO SEA EL PADRE
· BENDITO SEA EL HIJO,
· BENDITO SEA EL ESPÍRITU SANTO.

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