En los sectores populares, fructifica menos el dinero

Una reflexión sobre la pobreza, la usura y las responsabilidades que tenemos para el manejo del dinero bajo una óptica cristiana

El nombre de este estudio no es idea propia, lo he visto tantas veces como articulo o lo he oído como pregunta de parte de ovejas y de no ovejas, en fin es una pregunta tan cotidiana, que creo no tiene autor propio y único.

Detrás de esta pregunta, siempre esta una razón socio-económica que la motiva.

Recién pasamos las festividades de mayor auge económico del año como son navidad y fin de año, aquí en mi país, como también en la gran mayoría de los que nos reciben, estoy seguro que las muestras de precios son similares; al hacer una comparación de precios de productos iguales que estaban en venta en una misma cadena de supermercados y/o grandes tiendas en los diferentes sectores socioeconómicos del área metropolitana, según los rangos alto, medio y bajo. Se comprobaba que los citados productos eran más baratos en los sectores altos y desde ahí, subían hasta los sectores más bajos.

¿Explicaciones? Muchas. Estrategia de venta, competitividad, oportunidad, eficiencia de los canales de distribución, habilidad comercial, etc.

Una de ellas, la que más me sorprendió, tenía relación con la estrategia y eficiencia del uso de las características del mercado y del consumidor. Lo explico: en los sectores altos, el consumidor tiene mayor educación y preparación para hacer sus compras, optimizando su dinero y dispone de más ofertas por la existencia de muchos otros proveedores. Por ello, deben usar como "señuelo" productos de alto consumo con ofertas que tienen un "descuento" y por tanto, un precio "tentador". Ese subsidio no es necesario en los sectores pobres, ya que ellos tienen una prioridad de selección de compra diferente, por lo que, incluso, llegan a pagar un mayor precio por el mismo producto del caso anterior.

Por otra parte, los supermercados y grandes tiendas no tienen allí el mismo grado de la "fiereza" competitiva del sector de medios y altos ingresos.

Un poco curioso, le pregunté a mi esposa por el precio de la libra de pollo que habíamos comido en el almuerzo del día anterior. Me confirmó que habíamos pagado un precio de $1.04 porque eran de las ofertas disponibles en el sector medio-alto en que vivimos (Antiguo Cuscatlan en El Salvador es el municipio mejor del país, así también son sus impuestos). Luego, pregunté a hermanos de la Iglesia en Soyapango (municipio popular) y uno de ellos me dijo que con sacrificio había comprado su pollo en un supermercado de su sector para la celebración de la fiesta familiar (pago $1.48 libra). Al comparar los precios, comprobé que en mi compra había pagado +/- un 28% menos.

¿Le sorprende este simple hecho de la vida real? ¿No será lo mismo en otros países de Latinoamérica?

Alrededor de este hecho podríamos reflexionar sobre: ¿Es ello una noticia?. ¿Les conviene publicarla a los medios de comunicación que viven de los anuncios de esos supermercados y grandes tiendas? ¿Es este manejo estratégico de los precios lícito?

¿Usted qué opina?

Lo que estoy señalando es una muestra. No se necesitan grandes investigaciones, ni estudios, ni complejas explicaciones académicas. Es una inequidad.

Me inquieta, me rebela, cuestiona el humanismo que tanto proclamamos y que muchos predican.

Tenemos ceguera, no queremos ver, vivimos en mundos separados, como "cangrejos", cada uno vive para sí en su propio hoyo y ve sólo su entorno inmediato, no tiene sensibilidad ni predisposición por lo que acontece a los demás. Como una acción escapista se dice: Ello, no es nuestro problema.

Cierto, pero ¿en qué queda, entonces, la coherencia entre pensar y actuar ante el hecho de vivir en una misma sociedad, que no es sino una comunión "común-unión" de personas? Para los creyentes, para nosotros los cristianos, la situación de conciencia es muy fuerte y no nos permite actitudes acomodaticias: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

La crisis económica mundial, se ha visto reflejada en la escasez de empleo, por lo tanto el poder adquisitivo de nuestros rangos de pobreza se ha visto altamente disminuido; pero inverso a esto, las tarjetas de crédito se han "popularizado", en días anteriores a las mencionadas fiestas, una entidad del Estado anunciaba en una conferencia de prensa que las grandes tiendas y supermercados (relacionadas con bancos y/o entidades financieras) cobraban en sus ventas y tarjetas de créditos tasas de intereses que estaban excedidas, esto es, dicho en palabras llanas, que eran tasas de usura. ¿Qué pasó con ello? La noticia duró un día; luego, se olvidó. Nuevamente para los medios de comunicación hubiese sido suicidio mantener y/o destacar la noticia. Los editoriales de los principales diarios del país salieron en defensa del hecho, señalando que ello era producto del exceso de regulaciones, ya que si fuese libre, las tasas de interés bajarían por efecto de la libre competencia.

Se sostiene que son los consumidores los que deben cotizar, evaluar y elegir libremente entre las diferentes ofertas de crédito que le ofrece el mercado. Pero ¿cómo lo pueden hacer los que no tienen los conocimientos de cálculos, los que solamente pueden acceder a limitadas alternativas y sin ningún poder de negociación? No tienen otra opción que pagar sus compras con un sobreprecio de usura.

Los gremios empresariales explicaron, que una cosa es la tasa de interés y otra, los gastos propios del crédito, tales como los seguros, gastos de evaluación del crédito, verificación de trabajo y domicilio por cada operación, los gastos de cobranzas, provisión de castigo, etc. Lo cierto, es que no me convencen, ya que no será tasa de interés, pero en definitiva, es el costo del interés, que para el bolsillo de las personas y de los pobres, es lo mismo.

Los sectores pobres no pueden acceder a los créditos de menores tasas de los sectores altos y medios acomodados. No tienen otra opción que comprar a crédito con un sobreprecio que incluye un valor que, como se le llame, es usura. Para ser objetivo, me remito a lo que dice al respecto el Diccionario de la Real Real Academia Española con respecto a "Usura": "Interés que se lleva por el dinero o el género en el contrato de mutuo o préstamo. Interés excesivo en un préstamo. Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo".

Si recordamos la propaganda de navidad que hace que todos los niños, sin distinción de su condición socioeconómica, esperen ansiosos recibir de regalo lo que más sueñan sin pensar en el precio ni las posibilidades ciertas de sus padres en comprarlo, podremos ver como muchos modestos hogares deben hacer realidad esos sueños recurriendo al engañoso crédito fácil antes descrito, aquel que tiene implícito una inequidad que se hermana con el término como lo es la "usura".

Creo, que con este sencillo recorrido por nuestra ciudad, mirando los hechos de la vida cotidiana, habremos aprendido algo de ¿por qué a los pobres les rinde menos el dinero? ¿Por qué subsiste y se acrecienta la alta diferencia o brecha entre pobres y ricos? ¿Sucede lo mismo en los otros países?

Ese es el mundo de la vanidad de vanidades y cuando caminas con él, pagas caro.

¿Y para nosotros los cristianos qué?

Jesús dice: "Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". Esto no es una profecía ni una promesa. Es la mención de un hecho. Es así. ¿Dónde has puesto tu dinero? Allí está tu corazón, tu esperanza, tu confianza, tu sentido de seguridad, tu placer, tu recompensa. Entonces la pregunta que todos nos tenemos que hacer es: "¿Dónde quiero que esté mi corazón?" Si la respuesta es que quieres aprender a amar y confiar más y más en Dios, entonces, invierte tu dinero en las cosas de Dios y no en las que satisfacen tu placer egoísta. El que escribe es testigo, aunque muy imperfecto de esta realidad. Cuanto menos tengo ahorrado para el futuro y cuanto menos perspectivas tengo de llegar a ahorrarlo, más noto que se acrecienta en mí una psicología de dependencia total en Dios para mi futuro. No solamente mi futuro eterno, sino mi mañana y mi vejez. ¡Esto es auténticamente emocionante!

Esto tiene que ver con el valor que se le asigna a cada imposición en la cuenta. Los tesoros en el cielo se van creando conforme al principio del valor real que tiene para el inversor el dinero entregado. Jesús nos dio un ejemplo insuperable de cómo funciona este principio: “Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante [digamos veinte duros]. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”

A los ricos, que echaban manojos de billetes de mil duros, se les computó el valor real que esto suponía para ellos. Pero los veinte duros de la viudita eran su único tesoro y como un tesoro se le computó.

Esto es tremendo, porque significa que yo puedo invertir tanto como un gran capitalista de multinacional. Ningún otro banco me pone en igualdad de condiciones con un Rockefeller. Tengo tantas posibilidades de hacerme una fortuna como un Onassis. Y esto, ¡oh maravilla!, tampoco perjudica a los ricos. Porque ellos también pueden trocar sus miserables bienes corruptibles por los mismos tesoros inmensurables de la realeza divina a la que tengo acceso yo.

Entrar a depender de Dios en lo económico de esta manera no significa que tengamos que vivir en la miseria en esta tierra para poder gozar riquezas en la vida venidera. A este tipo de religión los comunistas la llaman, con justa razón, "el opio de las masas", porque conduce a la opresión de los pobres. Pero la promesa de Jesús es clara: "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino".

Cambiemos nuestra manera de pensar y vivir, transformemos nuestro entendimiento y dejemos que Jesús reine en nuestra familia y hagamos de las enseñanzas de Jesús un estilo de vida.
Amen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario