¿Por Qué Me Está Pasando Esto?

Cuando estamos en el desierto, una de las primeras cosas que viene a nuestra mente es la pregunta, ¿Por qué me está pasando esto? Por lo regular, las respuestas a esta pregunta no son obvias. Pero si hay respuestas. Aquí están algunas junto con las Escrituras que podrían arrojar alguna luz sobre la aflicción que podría estar pasando.

Dios puede estar usando la aflicción para acercarnos a Él

Cuando en la vida las cosas van bien, la mayoría de nosotros tenemos una tendencia a dar a Dios muy poca atención. Pero cuando golpea la adversidad, entonces tendemos a clamar a Dios por ayuda. David experimentó este fenómeno y escribió alrededor de un tercio de los Salmos clamando a Dios en tiempos de adversidad. La lectura de los salmos en voz alta puede ser de gran ayuda durante pruebas de fuego.

Con frecuencia encontrará palabras como éstas en los Salmos:
"A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos.." Salmo 25: 1..2
"Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová" Salmo 27: 7..8
  • A veces la aflicción es una forma de disciplina cariñosa
"Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” Hebreos 12: 6..7.

A veces, la aflicción es una forma de disciplina usada por Dios para mantenernos "utilizables". Por ejemplo, la aflicción puede ser una cura maravillosa para el orgullo: "Pero él da mayor gracia Por eso dice:." Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes" Santiago 4: 6.

A Dios le gusta elegir vasos débiles para lograr sus propósitos con el fin de que sea obvio para todos, que Él es el único, que está haciendo el trabajo. "Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades, por el amor de Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte." 2 Corintios 12:10
  • A veces la aflicción es una consecuencia natural de nuestro pecado
"No se engañen, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará." Gálatas 6:7

Vivimos en una sociedad que se esfuerza mucho para pasar por alto las consecuencias del pecado. A menudo, la publicidad, la televisión y las películas parecen enseñar que el pecado no es gran cosa, que es divertido y que no tiene consecuencias graves. Qué triste cuando algunas personas comienzan a creer esa mentira.

Pero cuando el pecado conduce al dolor, el cual viene inevitablemente, empezamos a ver a través de la mentira y aprender a odiar el pecado.

Aquí hay un par de ejemplos, de muchos más que se podrían dar.

"Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien" (Efesios 6: 2..3) Si las cosas no van bien con nosotros, puede ser porque no hemos dado honor de nuestros padres, ya sea estén vivos o muertos.

" Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador... " (Malaquías 3: 10..11) Si parece que el "devorador" está suelto en nuestras vidas, puede ser porque hemos estado guardando el diezmo de Dios para nosotros mismos. Esta es ley y todo trasgresor a la ley pasa castigo. He oído algunas personas decir que no dan el diezmo porque no les nace, pero si Jesús realmente esta en ti, vive en ti su Espíritu Santo y el diezmo no nace en ti, porque la ley esta hecha para que tu nazcas y vivas.

Puede ser útil pensar en estas consecuencias como las señales de dolor espirituales que pueden ayudar a evitar cosas peores.

Nuestros cuerpos físicos proporcionan una analogía en este punto. Nuestros cuerpos están hechos de terminaciones nerviosas por todas partes. Cuando nuestros cuerpos están siendo dañados, estos nervios envían señales de dolor para llamar nuestra atención. Si no experimentáramos el dolor, nuestros cuerpos pronto serían mutilados, lisiados y muertos. No disfrutamos el dolor, pero el dolor impide la destrucción.
  • A veces la adversidad significa simplemente que nuestro adversario esta trabajando
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (1 Pedro 5: 8..9) Parte de nuestra preparación para la eternidad es aprender cómo participar en la guerra espiritual. Tenemos un adversario que es capaz de causarnos la adversidad. La Biblia contiene la información que necesitamos para poder llevar a cabo la batalla de manera efectiva.
  • Las aflicciones pueden servir para prepararnos para nuestras responsabilidades en la Eternidad
"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apocalipsis 3:21) Recuerdo haber leído la historia de un hombre que vio una polilla que lucha por liberarse de él de capullo. El hombre se apiadó de la polilla y su terrible lucha, así que cortó cuidadosamente el capullo para permitir a la polilla salir más fácilmente. La polilla salió sin esfuerzo, pero no podía volar. Él aprendió, demasiado tarde, de que el fin de la lucha era desarrollar la capacidad de volar. Lucha por tu bendición, se obediente, leal y amoroso con Dios.
  • Dios puede usar su aflicción para ayudar a otros más tarde
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación" 2 Corintios 1: 3..5


Es muy gratificante y consolador, cuando un amigo se sienta con nosotros en el tiempo de adversidad y dice: en efecto, yo sé lo que usted está pasando. Cuente conmigo que tratare de ser ayuda en su aflicción.

Amado lector, en su adversidad, no importa la magnitud que sea, Dios esta ahí, lo observa... lo prueba... mira su fidelidad... y espera el mejor momento para glorificarse en Usted. No desespere, que como dice el dicho popular (no bíblico), Dios tarda, pero no olvida.


Si en algo le podemos servir escribanos.

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