Derrumbando El Temor A Innovar

“Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?”. Juan 14.5

Para saber cuál es el camino, debemos saber primero a dónde queremos llegar. Si una empresa o un empresario sólo atiende a lo que los clientes “piensan que necesitan” o a lo que el dueño cree que sería lo bueno, nunca será capaz de innovar. Se dice que una innovación sólo se da cuando los consumidores la adoptan, pero esto no quiere decir que los consumidores son los que la impulsan. Las grandes innovaciones vienen de empresas visionarias.

Hoy muchos transitan distintos tipos de caminos, pero sin haber definido claramente a dónde se dirigen. Hay quienes escogen el camino por el camino en sí mismo y no porque los conduzca a donde desean llegar. Ejemplo: Venden lo que la gente le pide y terminan estancados, no porque deseaban estar estancados, sino porque el camino les pareció lindo, fácil, despejado, cómodo y conocido. El problema se suscita cuando el darle gusto al cliente no era la voluntad de Dios para su vida, si no que Dios quería usarlo para que les diera cosas nuevas a sus clientes.

Ya decía Henry Ford: “Si le hubiera preguntado a la gente qué quería, me hubiera dicho que un caballo más rápido”. Y si Henry Ford les hubiese hecho caso, no tendríamos el automóvil.

Lamentablemente a los seres humanos, cristianos o no, nos gusta quedarnos en lo que nos parece más fácil y creemos que lo que hoy funciona, mañana seguirá funcionando. Proponer ideas para la innovación es arriesgado. Salir y hacer salir, de la zona de lo fácil, no siempre es sencillo, máxime si somos testarudos. El principal peligro para la innovación, es el acostumbramiento.

Veamos lo anterior en un ejemplo práctico: 
Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo inmediatamente intenta salir, pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados centígrados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarla bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida y finalmente no está en condiciones de salir de la olla, aunque nada se lo impide y la rana se queda allí y hierve. ¿Por qué?... Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente, no para cambios lentos y graduales. 

Para aprender a ver procesos lentos y graduales tenemos que aminorar nuestro ritmo frenético y prestar atención no sólo a lo evidente sino a lo sutil. Tenemos que aprender a subir al balcón, para ser capaces que lo urgente no nos tape lo importante.

No eludiremos el destino de la rana a menos que aprendamos a aminorar nuestro accionar necio y ver esos procesos graduales que estancan y a menudo plantean para todos, las mayores amenazas.

Para poder salir del estancamiento y caminar, primero hay que definir a dónde se quiere llegar en cada área de tu vida a igual que en tu negocio y ya claros con una visión, emprender el camino más adecuado para llegar allí.

Todo esto te sirve en:
Definir la familia que deseas construir.
Definir la carrera laboral que anhelas desarrollar.
Definir la economía que esperas tener.
Definir la empresa que sueñas realizar.
y porque no, en definir la vejez que esperas tener.

Y, una vez que definiste bien el lugar al que deseas llegar, ocúpate de escoger el mejor camino para llegar allí, conforme las destrezas que Dios te dio y conforme a las personas que Dios te manda.

Hay distintos tipos de caminos para llegar a tu destino, necesitas emprender el que más te favorezca conforme tu personalidad y conocimiento, para transitar de forma inteligente.

No te olvides que en cuanto a la salvación existe un solo camino, y este es Jesucristo, pero en cuanto a otros destinos hay variedad de posibilidades.

Activa en tu vida tu corrector de caminos y por favor, no te pierdas porque te mereces llegar a donde Dios te quiere llevar.

No menosprecies las propuestas y consejos que te hacen, no seas como el necio que cuando mira al sabio estar pensando se burla de él, diciendo que solo para eso sirve, para pensar. Dicen que en Asia cuando entras al despacho de un compañero y no está “trabajando”, no se le interrumpe porque supones que estará pensando. Nosotros por el contrario le criticamos diciendo: ¡éste no está haciendo nada!

Trabaja de forma estratégica: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire”. 1 Corintios 9.26

Muchos manejan su negocio, su profesión, su trabajo, su vida de esta forma, a la ventura, tirando golpes al aire a ver si atinan uno. Para crecer en aquello en lo que te desempeñas y desgastarte menos en lo que haces, debes tener presente cuatro aspectos fundamentales:
Especialización: Es tu punto fuerte en aquello que haces, sea una capacidad o un producto, debes investigar y estar en constante formación en el mundo del área de tu vida o negocio, no te olvides que vivimos en la era de la especialización, y que el “generalismo” está en extinción.
Diferenciación: Es lo que nos distingue de los demás, excelencia en tu oficio, el mejor precio, el mejor producto que vendes, rapidez en el servicio que prestas, has que se pregunten: ¿Por qué es mejor elegirte a ti y no a otro?
Segmentación: Esto significa definir con claridad a quién apunta mejor el producto que vendes, el servicio que prestas o el trabajo que realizas. Hoy en día cada vez se presta más atención al segmento.
Concentración: Concéntrate en tu especialidad y no te disperses, ten siempre presente lo que te diferencia de los demás, has valer esa ventaja comparativa, y dedícate al segmento donde puedes obtener los mejores resultados por tus esfuerzos.

Esta es la forma correcta de desempeñarnos, siendo bien específicos en lo que hacemos y para quién debemos hacerlo, entonces comenzaremos a progresar como nunca antes.

Hoy el trabajar de forma estratégica es una ventaja, en breve será indispensable, disponte cuanto antes a ser estratégico en aquello que realizas para poder crecer en lo que haces y desgastarte lo menos posible mejorando así tu calidad de vida.

Yo bendigo tu vida para que puedas definir claramente a dónde quieres llegar en cada área de tu vida, para que con capacidad estratégica puedas dejar de correr a la ventura y tirar golpes al aire y ser estratégico en tu manera de desempeñarte para que sepas elegir el mejor camino y llegar allí con la bendición de Dios.

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