Hay decisiones que tomamos en el pasado que
posiblemente estén perjudicando el presente y es obvio que vendrán
consecuencias, las cuales con la ayuda de Dios tenemos que vencer. Pero ¿Qué
pasa cuando las situaciones que vivimos en el pasado, están destruyendo nuestro
presente?, me refiero a que hay muchas personas que lejos de olvidar el pasado,
viven recordándolo, como que no pudieran abandonarlo y dichos pensamientos
están afectando su vida en el presente. La realidad es que Dios no es participe
de andarte recordando el pasado, de hecho, no me imagino a Dios sacándote en
cara los errores que cometiste en el pasado
Filipenses 3:13 “Hermanos, yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está adelante.”
¿Cuántos saben que hay un tiempo para todo? Y
lo más triste es perder el tiempo. No me estoy refiriendo a estar perdiendo el
tiempo viendo televisión o perder el tiempo leyendo una novela o una revista,
en vez de estar leyendo la Biblia.
Hablo de algo más profundo que eso, hablo que
alguien pierda el tiempo, el tiempo preciso, el tiempo de lo que Dios quiere
que el haga. Tenemos que entender cuando es el tiempo de Dios; el tiempo de
dejar las cosas atrás y movernos hacia delante.
Hay gente que no entiende esto: quieren moverse
con Dios, pero quieren moverse con todos sus clavos.
¿Qué le dijo Dios a Abraham? - “Sal de tu
tierra y de tu parentela…”
¿Cuándo se lo dijo? En el tiempo de Dios.
-No cuando te sea
conveniente…
-No cuando tu creas que
ya criaste los niños…
-No cuando tu creas que
ya tienes dinero suficiente….
Porque déjame decirte una cosa: Tu nunca
tendrás, ni la habilidad, ni el dinero, ni el tiempo suficiente, para hacer lo
que Dios te mandó hacer, hasta que tú te muevas por fe, a hacer lo que Dios te
mandó hacer.
Abraham entendió el tiempo de Dios. Génesis
12:1 “Sal de tu tierra y de tu parentela a una tierra que yo te mostraré…”
Abraham nunca regresó al lugar de donde salió:
Abraham lo dejó atrás. Y no leo en la Biblia que Abraham se quejara de donde
Dios lo sacó. O decirle a Dios: lo bien que vivía yo en Ur y mira como estoy
ahora, de nómada, de peregrino, en un desierto, viviendo en tiendas, durmiendo
en el suelo, si yo tenía una casa cómoda para vivir.
Abraham podía haber dicho eso, pero él lo dejó
atrás.
Si tú quieres moverte en el tiempo de Dios,
tienes que dejar cosas atrás.
Esto tiene una aplicación diferente para cada
uno de nosotros.
Me dado cuenta de una cosa, cuando las cosas no
nos salen bien, cuando hemos fallado en algo, cuando los problemas llegan,
entonces es muy fácil caer en algo que se llama: la auto-compasión.
Auto-compadecernos de nosotros mismos: ¿Por qué no me fui por otra calle?, ¿Por
qué no me casé con otra mujer?, ¿Por qué hice aquello?,
¿Por qué hice lo otro?, ¿Por qué me quedé con
este hombre si había otros más bonitos y mejores?... Y si no le ponemos
remedio, se llega a convertir en una costumbre.
Hay gente con los cuales tu platicas con ellos
hoy, hablas con ellos el año que viene y te están diciendo las mismas cosas:
Hablas con ellos en enero, lo mismo; hablas con ellos en febrero, lo mismo;
hablas con ellos en marzo, igual; hablas con ellos en abril, no han cambiado;
hablas con ellos en mayo, te lo repiten… ¡Son gente que vive en un círculo
vicioso!, porque no han entendido que hay que dejarlas atrás… ¡DEJALO ATRÁS! –
Esa auto-compasión, déjala atrás, lo que pasó,
pasó.
¿Y por qué me pasó aquello o lo otro?; ¿Y por
qué Dios permitió?
¿Le pediste permiso a Dios antes de hacerlo?,
de seguro que no, pero como no te salió bien, entonces: ¿Y por qué Dios permitió?
Siempre queremos echarle la culpa a Dios:
Y ni lo consultamos. De seguro Dios no tuvo
nada que ver con eso, así que olvídalo y déjalo atrás.
Nadie puede decir que no hay algo en su vida,
que tenga que olvidar y dejarlo atrás, así que mejor olvídalo y déjalo atrás.
Recuerda que Dios es un Dios de nuevos comienzos
Dios es un Dios de nuevos comienzos, de nuevas
oportunidades, Dios te quiere dar un nuevo comienzo, una nueva oportunidad.
Dios en su infinito amor y en su infinita misericordia, te da, un nuevo
comienzo.
Pero claro, Dios te pide que tu olvides eso,
que lo dejes atrás y te muevas hacia lo que viene; ¿Esperando un nuevo qué?...
¡Un nuevo comienzo!
Dios es un Dios de progreso, de avance y nosotros,
al igual que Dios, tenemos la habilidad de progresar y de avanzar.
Deja atrás todo aquello que te frena, si te das
cuenta que algo frena tu vida, déjalo atrás. Posiblemente te dirás; pero es que
es parte mía, déjalo atrás; pero es que los sentimientos, aquí no hay
sentimientos, hay cosas que hay que dejarlas atrás, con sentimientos o sin
sentimientos. Es mejor sufrir ahora por 5 días y no sufrir después por 50 años.
Pablo dijo: “Olvidando lo que queda atrás, me
extiendo a lo que está adelante…”
La razón por la cual mucha gente no puede
extenderse, es porque siempre están pensando: en lo que pasó, en lo que me
hicieron, en lo que no me hicieron, en lo que me dieron, en lo que no me
dieron, como mi papá no me amó, como mi mamá no me cuidó, como mi mujer no me
entendió, como mi marido me ignoró, como la otra iglesia no me trató bien, como
el otro pastor no me bendijo, como nadie hizo nada por mí.
Vamos a ser libres y felices, hasta que no nos
demos cuenta, que solamente yo, soy responsable de mi destino: no es mi mujer,
no es mi hermano/a en Cristo, no es mi hijo/a, no es la iglesia, no es el
pastor… No eres solamente tú.
Vamos a proclamar algo en este que lees estas
líneas, a continuación, lee en voz audible estas líneas:
No importa, lo que nadie, pueda hacer en contra
mía, estoy conectado con Dios y mis angustia, temores y malos recuerdos los
dejo todo atrás, ninguna arma forjada, contra mi prosperará y Jehová cumplirá
su propósito en mí, porque el que comenzó en mi la buena obra, tiene la
intención de terminarla. Heme aquí Señor. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario