Llegan las fiestas de fin de año, una época de celebraciones
familiares y de ilusión en todo el mundo. Las calles se visten de luces y de
colores, las risas y la alegría desborda cualquier otra época del año,
felicitaciones por acá y por allá y… ¿la ilusión de las fiestas de fin de año
en las personas mayores?
Pero no siempre es así, con el paso de los años, cuando se llega a la
vejez, el significado de la finalización de un año se va modificando pudiendo
convertirse en una época del año marcada por la tristeza y la soledad muchas
veces debido a que algunas personas con quienes se relaciona la gente mayor se
han muerto en el transcurso de ese año o porque los seres más cercanos hijos o
nietos simplemente ignoran a sus viejos. Las familias se “verticalizan”: hay
menos miembros, pero conviven más generaciones. Esto hace que aumente el número
de años que conviven padres, hijos y abuelos, pero que se tenga menos capacidad
de atender a las personas mayores.
Veo, pienso y reflexiono… ¡Dios mío, que solos se quedan los ancianos!
La discriminación por envejecimiento forma parte de nuestra sociedad.
En general no somos conscientes porque forma parte de la visión social que
tenemos acerca del envejecimiento y de las personas mayores. Es frecuente y
perjudicial, afecta a la salud, al bienestar y limita el potencial de la gente
mayor. Además, tiene un fuerte componente de marginación social que se expresa
de diferentes modos.
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En esta edad es frecuente que la persona se
encuentre y viva con el maltrato; este es un problema muy importante y a menudo
invisible para la sociedad. El maltrato a las personas mayores toma muchas
formas:
- ser tratados como niños,
- no tener en cuenta su opinión,
- no disponer de ingresos libremente,
- incomprensión de sus necesidades
- etc.
Recientemente se han puesto en marcha programas de concienciación
dirigidos a la sociedad en general, a las propias personas mayores y los
profesionales que trabajan con ellas y que pueden detectar situaciones de
maltrato.
Pero debemos entender los estereotipos positivos y negativos, tienen
que ver con el trato y la percepción de las personas mayores por parte de la
sociedad. Se trata de una deformación de la realidad.
Es muy positivo compartir momentos con los más grandes sobre todo en
estos días de fiestas de fin de año, una época en que muchas veces nos invade
la tristeza recordando los que ya no están. Podemos mejorar su estado sólo con
amor y compañía.
¡No dejemos de lado la compañía en estas fiestas!
Ayuda a la gente mayor a combatir la soledad y sentirse más felices, la
vinculación de la familia es clave para conseguir que la gente mayor disfrute
de estos días tan especiales, pero no siempre se tiene la familia y mucha gente
mayor necesita la ayuda otras personas para romper con la tristeza de la
soledad.
Ayuda a los mayores a combatir la soledad y sentirse más felices
Regalar tu tiempo con una atención cálida, acompañada de empatía hacia
la situación que viven muchas personas mayores, servirá para conseguir que
mucha gente de la tercera edad pueda salir de la tristeza y la soledad que los
rodea. ¿Y cómo lo podemos hacer?
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Si tienes un familiar o alguien cercano, llámalo
a menudo, no pierdas el contacto. Esta llamada muchas veces se puede convertir
en la única interacción que tiene esta persona.
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Si tienes un vecino/na mayor visítalo a menudo,
hazle saber que puede contar contigo si lo necesita, hazle compañía de vez en
cuando.
-
Apúntate en algún programa de voluntariado ya
sea para hacer de voluntario en una residencia o bien con personas que viven
solas. El voluntario es clave para combatir la soledad, hay muchos abuelos que
esperan alguien que quiera ser amigo suyo: que lo acompañe a pasear, que pase
un rato con un juego de mesa, que le lea o simplemente que lo escuche.
¡La mejor garantía para afrontar positivamente esta época del año y el
mejor regalo que podemos hacer a nuestros mayores es darles una dosis extra de atención
y cariño!
En estas fiestas esforcémonos por llenar los ojos de los adultos
mayores de ilusión y lo podemos conseguir con una planificación de actividades
en que participe la familia, los amigos cercanos, y aquellos que con afecto se
acercan a nuestros viejos y viejas. Esta época de fin de año, no sólo es sólo
cosa de niños, la gente mayor también puede vivir las fiestas navideñas con
alegría, gozo y todos podemos aportar nuestro granito de arena para que así
sea.
Para mayor reflexión quiero compartir el siguiente cuento:
“Cada año, el día 31 de
diciembre los ángeles se toman un descanso y sentados al borde de las nubes,
escuchan como los deseos de las personas suben al cielo.
¿Qué hacen? Dijo un ángel que
llego rezagado.
Nada nuevo, acá como siempre,
escuchando como se elevan los deseos de fin de año al cielo, contestaron los
ángeles.
¿Hay algo nuevo?
¡No nada nuevo! Los mismos
pedidos de siempre “amor, paz, salud, felicidad”, respondió el ángel más
anciano.
¡Pero eso es cosa muy
importante! dijo el ángel recién llegado.
¡Sabes lo que pasa! llevo miles
de años escuchando los mismos deseos de fin de año, ¡los seres humanos no se
dan por enterado que esos deseos no caerán del cielo como si fuera un regalo!,
dijo muy exaltado un ángel anciano.
¡Está bien no para que pongas así!
Dijo el ángel recién llegado, ¿que podíamos hacer para ayudar a los seres
humanos?
¿Serias capaz de bajar a la
tierra y murmurar en sus oídos y orientarlos en los verdaderos deseos? Consulto
el ángel más anciano.
¡Claro que sí! Respondió el
ángel muy entusiasmado.
Al recibir una respuesta
positiva los ángeles se pusieron a deliberar entre ellos y estuvieron de
acuerdo en ayudar y orientar a los humanos, el ángel que tuvo la idea descendió
a la tierra disfrazado de murmullo.
Comenzó a visitar uno por uno a
cada ser humano y murmuraba en sus oídos,
trabajo durante todo el día, murmuro,
murmuro incansablemente, hasta segundos antes del comienzo del nuevo año.
El anciano ángel estaba sentado
en la nube, muy nervioso esperaba la llegada de los pedidos de deseos de fin de
año, segundos antes de las 12 de la noche, llego el primer pedido de año nuevo,
un hombre reunido con una multitudinaria concurrencia de personas les decía.
Un nuevo año está por comenzar,
desde este momento hagamos que las cosas cambien, comencemos nosotros a crear
un mundo mejor, sin violentos y más tranquilos, sin armas y más desarmados,
menos desamor y más amor, menos indigno y más dignidad, menos pandilleros y más
profesores, menos prisión y más libertad, menos negocios y más escuelas, menos
racismos y más unión, menos hambre y más trabajo, menos desforestación y más
naturaleza, menos capitalismo y menos pobres, menos inmigrantes y más
ciudadanos, menos guerras y más paz.
Entrelacemos los dedos y unamos nuestros corazones, formemos una guía
humana, estemos juntos los niños, los jóvenes y los ancianos, que el amor fluya
de cuerpo en cuerpo, que mucha falta le hace a nuestra sociedad, si todos
juntos los de aquí presente deseamos esto de corazón, podemos conseguirlos, de
no ser así créanme que estamos perdidos, nadie hará algo por nosotros para que
tengamos una vida feliz”
Y Dios manda en Santiago 1:22 “Mas sed hacedores de la palabra, y no
tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Por ello en estudio de este último mes del año, inicio con el murmullo quiera Dios amigo lector que
con lo inteligente que eres te pongas desde ya a trabajar para que esta vez sea
diferente… busca los viejos, los niños, tus hijos, tu cónyuge, tu amigo, tu
vecino… en fin todo el que se atraviese en tu paso y hagamos con bondad, asistencia
y amor un fin de año diferente en ellos y en nosotros… tan solo inicia y corre
el murmullo.
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