Definición: Manifestación desmedida o poco sincera de lo que se cree
que puede agradar a una persona.
“El que adula
a su prójimo le tiende una trampa” Así se expresó el rey Salomón y tenía
mucha razón (Proverbios 29:5). Los fariseos quisieron entrampar a Jesús usando
la adulación. Le dijeron: “Maestro, sabemos que eres veraz y enseñas el camino
de Dios en verdad, y no te importa nadie, porque no miras la apariencia
exterior de los hombres”. ¡Qué halagadoras sonaban esas palabras! Pero Jesús no
se dejó engañar por su habla melosa. Sabía que no creían en la verdad que él
enseñaba y que solo buscaban tenderle una trampa en sus expresiones sobre la
cuestión del pago de impuestos a César (Mateo 22:15…22).
El cristiano maduro debe estar alerta para reconocer la adulación como
tal. Los ancianos de congregación deben tener especial cautela cuando alguien
les dedica muchos elogios.
Puesto que al ser humano le gustan tanto los cumplidos y que se hable
bien de él, el habla melosa de labios aduladores puede debilitar la resistencia
que el cristiano opone a la conducta impropia. El no rechazar esa clase de
habla podría traer graves consecuencias.
La adulación satisface el amor propio o la vanidad del adulado. Tiende
a darle una imagen exagerada de su propia valía, haciéndole sentirse de algún
modo superior a los demás. Hay quienes comparan la adulación con el dinero
falso, pues, “si no fuera por la vanidad, no tendría circulación”.
Para estar protegidos, es necesario que prestemos atención a la
exhortación realista de Pablo: “Por la gracia que se me ha dado, les digo a
todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener,
sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios
le haya dado” (Romanos 12:3).
Aunque por naturaleza deseamos que se nos regalen a los oídos palabras
y frases bonitas, lo que mayormente necesitamos es consejo y disciplina basados
en la Biblia (Proverbios 16:25).
El rey Acab solo quería oír lo que le complacía. Sus siervos hasta le
dijeron al profeta Micaya que dejara que su palabra llegara a ser “como la
palabra de uno de ellos [los profetas aduladores de Acab], y tienes que hablar
el bien” (1 Reyes 22:13). Si Acab hubiera estado dispuesto a escuchar el habla
franca y a cambiar su actitud rebelde, habría podido evitar las terribles
derrotas de Israel e incluso su propia muerte.
Por nuestro propio bienestar espiritual deberíamos estar prestos a
obedecer el consejo firme, pero amoroso de los ancianos cristianos nombrados,
quienes desean ayudarnos a permanecer en el sendero recto de la verdad en vez
de buscar a personas que nos endulcen el oído con habla aduladora y nos
recuerden todo el tiempo lo agradables que somos (compárese con 2 Timoteo 4:3).
Los cristianos nunca querrán recurrir a la adulación por razón alguna.
Como el fiel Elihú, oran con determinación: “No tomaré partido por nadie, no
adularé a ningún hombre. Porque yo no sé lo que es adular: si lo hiciera,
pronto me llevaría mi Creador”. Entonces podrán decir como Pablo: “En ninguna
ocasión nos hemos presentado ya sea con habla lisonjera [...] ni con una
apariencia fingida para la codicia”
Consideremos:
1. Jesús no hacía caso de los que lo tentaban con halagos.
Mateo 7:21 Jesús dijo: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en
los Cielos.
2. La adulación no es sincera.
Salmo 5:9 En la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son
maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas.
3. La adulación tiene por fin sacar algún provecho propio.
Ezequiel 33:31b Hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos
anda en pos de su avaricia.
4. Ejemplos de adulación:
1 Reyes 22:11…38 (Falsos profetas dieron al rey Acab profecías
aduladoras. Micaías, sin embargo, fue un profeta verdadero y los desenmascaró,
y profetizó la muerte de Acab. Micaías se jugó la vida y lo encarcelaron por
decir la verdad. No obstante, la Palabra del Señor se cumplió.)
5. Aunque el adulador aparentemente exalta a otro, en realidad lo
perjudica.
Proverbios 29:5 El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende
delante de sus pasos.
6. La gente aprecia más a quien se expresa con amor y franqueza que al
adulador superficial.
Proverbios 28:23 El que reprende al hombre, hallará después mayor
gracia que el que lisonjea con la lengua. (V. también Mateo 18:15.)
7. El Señor no bendice a los aduladores.
Salmo 12:3 El Señor destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua
que habla jactanciosamente.
8. La Palabra de Dios nos advierte claramente los peligros de aceptar
la adulación.
Proverbios 20:19 El que anda en chismes descubre el secreto; no te
entremetas, pues, con el suelto de lengua.
9. Evitemos caer en la adulación. Así recibiremos la bendición del
Señor, daremos buen ejemplo y desempeñaremos bien nuestro servicio cristiano.
Gálatas 1:10 ¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O
trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no
sería siervo de Cristo.
10. La Palabra de Dios nos da sabiduría para discernir la adulación y
no caer en su trampa.
Proverbios 7:1…5 Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis
mandamientos. 2 guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de
tus ojos.3 Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón. 4 Di a la
sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta; 5 para que
te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras. (V.
también Proverbios 6:23,24.)
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