¿Tenemos
que dar el diezmo?
El
diezmo es un tema que genera controversias de todo género incluyendo a los que
consideran la Biblia como principio y guía hacia la verdad de Dios. Para
algunos cristianos, el diez por ciento para Dios es una obligación no
negociable. Para otros fue una regla aplicable sólo para los israelitas; que,
aunque recomendable, no es requerida. Lo cierto que podemos decir que dar el
diezmo o no dar el diezmo. Ese es el problema.
El
diezmo se discute en ambos testamentos de la Biblia. Siempre puede haber
respuestas opuestas, debido a los diferentes puntos de vista de cómo leer la
Biblia. Pero probablemente le ayudará a pensar en versículos relevantes a la
luz de sus contextos históricos y sus implicaciones espirituales o teológicas.
Mientras
que las traducciones bíblicas tradicionales utilizan la palabra “diezmo,”
muchas versiones actuales prefieren “la décima parte”.
¿Dónde
exactamente menciona la Biblia el diezmo?
·
Textos del Antiguo Testamento
La
palabra aparece poco más de treinta veces en el Antiguo Testamento, pero sólo
ocho veces en el Nuevo Testamento. Con algunas excepciones, los versículos del Antiguo
Testamento abordan el diezmo como una regulación religiosa de la nación hebrea.
Los diezmos y las ofrendas de animales, posesiones y producciones fueron
sacrificados para el servicio de Dios y para los ministros en el Templo. Esto
indica que, cualesquiera que sean los detalles del diezmo, Dios pensó que era
inteligente proveer para las necesidades de las instituciones religiosas a
través de aportaciones regulares y reguladas.
Los
pasajes del Antiguo Testamento más utilizados para enseñar el diezmo como un
deber cristiano son: a) Génesis 14, en el que se describe a Abraham pagando el
diezmo al Rey Melquisedec, y b) las observaciones hechas por Malaquías en el
capítulo 3 de su libro.
El
Diezmo de Abraham a Melquisedec.
El
diezmo de Abraham se llevó a cabo antes de que se diera la Ley de Moisés, hecho
que ha llevado a algunos a la conclusión de que el diezmo no es sólo para los
judíos. Es decir, la religión judía no existía como una religión hasta que su
reglamento más tarde fue revelado a y a través de Moisés, como se registra en
Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Por ello, algunos creen que la acción de
Abraham es un ejemplo para todos los que creen en la Biblia y no sólo aquellos
de la fe judía.
Sin
embargo, el diezmo que Abraham pagó era del botín de guerra, Abraham
le dio a Melquisedec un diezmo (una décima parte) de todos los bienes que había
obtenido. Mediante este acto, Abraham indicó que reconocía a Melquisedec como
un sacerdote que estaba espiritualmente por encima de él. Uno podría concluir,
por lo tanto, que este incidente en la vida de Abraham no es directamente
aplicable a la cuestión del diezmo como un deber religioso.
Mensaje
de Malaquías
El
profeta dijo a los hebreos desobedientes que podían arrepentirse y regresar el
favor de Dios restaurando la práctica del diezmo y las ofrendas. Dios había
prometido que, si lo hacían, les haría productivos agricultoramente y les
protegería de plagas que pudieran destruir sus cultivos. Malaquías requería
diezmos (plural) más ofrendas, lo que indicaba que quizá el diez por ciento no
era suficiente.
·
Textos del Nuevo Testamento acerca de dar
El
debate del diezmo existe por diferencias en creencias de qué tan aplicables son
estas advertencias del Antiguo Testamento a la iglesia cristiana; al parecer,
el diezmo no es estrictamente obligatorio o prohibido por el Nuevo Testamento,
sin embargo, tiene algunas otras directrices de cómo deben los cristianos hacer
uso de sus riquezas y posesiones en relación con la iglesia y la sociedad.
Lo que
se dice se conecta más estrechamente a los comentarios de Malaquías: “sean
generosos”, “den un esfuerzo extra”. De hecho, las primeras iglesias
voluntariamente vendían sus posesiones para asegurarse que las necesidades de
todo el mundo fueran cubiertas.
La
Instrucción de Jesús
Algunas
de las exhortaciones del Nuevo Testamento sobre aportar pueden incluso parecer
un poco extremas para nosotros.
Jesús
dijo que diéramos a todo aquel que pide y sin cargo alguno, o sea, dar
libremente. Él instruyó a sus discípulos, “Traten a los demás tal y como
quieren que ellos los traten a ustedes.” Le dijo a una persona rica que
vendiera todo lo que poseía y se lo diera a los pobres con el fin de obtener
riquezas celestiales.
Curiosamente
o tal vez reveladoramente, el Nuevo Testamento apenas menciona el diezmo. Dos
veces que lo hace, dentro de las ocho veces, se encuentran dentro del mismo
recuento. Jesús elogia a los Fariseos (los miembros de una secta judía conocida
por su estricta observancia de la ley) en cuanto al diezmo, pero los condena
por descuidar asuntos más importantes como la misericordia y la justicia. Como
judíos que se adherían estrechamente a la palabra de la ley del Nuevo Testamento,
el diezmo naturalmente sería necesario de los fariseos. Tales textos, por lo
tanto, no necesariamente ayudan a los cristianos con la cuestión del diezmo.
El
Libro de Hebreos
Hebreos
menciona a Melquisedec en tres capítulos. Melquisedec ha intrigado a teólogos y
estudiosos de la Biblia durante siglos. Los detalles exactos sobre quién era
siguen siendo inciertos. Sin embargo, en hebreos se nos dice que Melquisedec no
era solamente el rey de Salem, sino también un “sacerdote del Dios Altísimo.” El
autor de Hebreos utiliza Melquisedec para ilustrar el sacerdocio de Jesús,
diferente al de los sacerdotes Levitas. El nombre de Melquisedec que significa
“mi rey es justo” y su título señalan a Jesús como rey de paz y justicia.
Melquisedec es visto como una imagen del futuro hijo de Dios. Esta opinión se
basa en Melquisedec siendo un tipo de Cristo, “tipo” quiere decir un individuo
o evento previo que refleja una característica o alguna conducta del Cristo
prometido o su Iglesia. Pero otros no están de acuerdo, diciendo que la
interacción de Abraham con Melquisedec no se trata del diezmo en términos de
apoyo al Ministerio por la comunidad confesante.
El
punto fundamental bíblico del diezmo
Todo
lo que se ha dicho anteriormente sugiere que se espera que los cristianos nunca
den de mala gana o de manera mecánica. La “décima parte” en el Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento es una base mínima para aportar, siendo todas
las cosas iguales. Dar diezmos y ofrendas con un libre albedrío entra en los
comandos y comentarios de ambos testamentos.
Aquellos
que se resisten a alguna regla rígida para dar el diezmo lo hacen por temor a
que los lleve a una actitud de que noventa por ciento de nuestro dinero y
posesiones nos pertenecen a nosotros, no a Dios y aunque técnicamente es
cierto, teológicamente no lo es. El Antiguo como el Nuevo Testamento reconocen
a Dios como el dueño de todo el mundo material; las personas son sus
administradores. Esto explica por qué el Antiguo Testamento menciona ambos
diezmos y ofrendas adicionales y el Nuevo Testamento enfatiza la generosidad
sacrificial.
El
porcentaje y actitud, es más importante que la cantidad. Esto ha llevado a
muchos a la conclusión de que la Biblia nos enseña a dar en proporción a la
bendición de Dios. Cualquier cantidad dada a la iglesia, debe hacerse con
alegría y generosidad.
Da con
alegría
Todos
los cristianos están de acuerdo en un punto principal, encontrado en 2
Corintios. Pablo instruye a los cristianos a dar no más de lo que se puede dar
alegremente y nunca como un sentido de obligación. “Cada uno debe dar según lo
que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios
ama al que da con alegría.”
La
enseñanza del Nuevo Testamento parece elevar la barra de muchas maneras. No se
estableció un porcentaje mínimo específico para cada persona. Más bien, como
pueblo perseguido, pobre e impotente, los primeros creyentes fueron llamados
para seguir el ejemplo y exhortaciones de Jesús, tal como ahora estamos
llamados a hacer.
Estamos
para dar libremente, generosamente y con mucho gusto según las necesidades. Una
actitud correcta, no una cantidad rígida, es el indicador para dar a Dios
correctamente. Si esta perspectiva está en su lugar, la proporción se encargará
de sí misma.
Lo
importante es que hay que dar.
S.A.G.
– 07 – ABR – 2024
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