"No
me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí
testigos falsos, y los que respiran crueldad". Salmo 27:12
Toda mi vida hasta este dia y ya con mis setenta y seis años, he sido critico de la injusticia humana, y créanme, no es fácil; por ella conocí la cárcel, el exilio, etc. Esta condición especial, me a llevado siempre a denunciar aun en mis sermones (no todos) la injusticia al ser humano.
Al dar un sermón, un estudio, una charla, etc. generalmente describes actitudes y comportamientos de la gente que desnuda su personalidad, de tal manera que sus más oscuras perversiones parecieran pasar por sus ojos y lo peor es que muchas veces hablas de alguien desconocido y entre tu publico aparecen tres, cuatro o más hermanos con el ya conocido “por mi lo dijo”.
Así y sin buscarlo ganas gratuitamente muchos enemigos porque hay quienes han creído que los has tenido como inspiración al describir las notas que narran sus secretas vivencias. Bien dicen que el pecado acusa.
He tratado a lo largo de los años de mejorar lo que predico y escribo, pero, aun así, te ganas muchos enemigos. Cuando menos lo esperas, saltan los que estaban ocultos, porque que hay enemigos ocultos a lo largo de la vida, es una realidad y nunca subestimes al enemigo, por insignificante que parezca. Creer que un enemigo pequeño no puede alcanzarte, es tan necio como creer que una chispa no puede causar un incendio. Mientras vivamos en este mundo, aun andando en los caminos de Dios, o quizá por causa de eso, tú encontrarás enemigos gratuitos, tratando de destruirte.
En el salmo 27:12, David acepta la realidad de sus enemigos, pero le suplica a Dios que no lo deje caer en manos de ellos. La promesa divina no es que tú no tendrás enemigos, sino que ellos no prevalecerán.
¿Cómo actúan los enemigos?
Usan la más venenosa y contaminante de todas las armas: La palabra. Cambian la verdad, difaman, acusan, inventan falsos testimonios. El mejor remedio es tener nuestra conciencia limpia, ante Dios y ante los hombres. Teme a tu enemigo solo cuando él comienza a tener razón. Entonces, has un alto en el camino, reflexiona y, si es necesario, pide perdón y corrige el rumbo de tus actitudes. Así es como los hijos de Dios lidian con las intrigas.
El salmista tenía la conciencia limpia, por eso dice para sí mismo: "Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera en Jehová".
Andar por la vida buscando agradar a las personas en todo momento quizá sea un poco complicado y justamente eso puede atraer enemigos a lo largo del camino. Hoy nos preguntamos cómo tratar a esos enemigos según la Biblia y de qué manera se logra ignorar ciertas acusaciones que entristecen a nuestro corazón.
Es
bastante importante entender que como seres humanos nos vamos a ver enfrentados
en cualquier momento a distintas personas que saquen a la luz algunas sus
inconformidades internas sensibles a la palabra de Dios o sensibles a nuestras
acciones correctas. En ese entonces: ¿Qué hacer con los enemigos?
Como personas maduras debemos estar conscientes que, en nuestro crecimiento y desarrollo como seres humanos, hemos tenido que hacerles frente a las envidias, las acusaciones, los juicios y otras situaciones hechas por otras personas. Sabemos que es y qué fue tener enemigos en diferentes etapas de la vida:
- Talvez de niños, nos envidiaron por nuestros
juguetes; y quizá porque no tuvimos ganas de compartirlos con los demás,
atrajimos enemigos.
- Llegamos a jóvenes y por ser populares en la
escuela, por ser inteligentes o talentosos generamos rencillas con otros, y así
volvimos a tener enemigos.
- En la adultez también vivimos un exhausto
camino de vituperación y burlas que nos hicieron las personas a quienes no les
agradamos, y volvemos a tener enemigos.
- En el trabajo, ganamos enemigos por ser más
eficiente y admirado por los demás. Nuevamente aparecen enemigos.
- Con la familia tenemos enemigos por los dones o
gran capacidad de llegar mucho más lejos.
- En la iglesia, por el servicio y entrega al
Señor, el diablo pone enemigos.
¡Qué difícil es para nosotros responder con bien a un mal!
Pero la Biblia es muy clara cuando nos enseña el amor, el perdón y el trato que debemos tener por aquellos que se han convertido en nuestros enemigos. Recordemos que Dios también ama a nuestros enemigos.
Algunos consejos para tratar a tus enemigos:
- Cree lo que Dios dice de ti y no a tus
enemigos.
- Entrégales el amor que Dios te ha entregado.
- Perdona día a día sus ofensas.
- Ora por sus corazones.
- Trátalos con amor y compasión, pues cada uno de
nosotros cargamos con luchas internas.
- Sé misericordioso.
- Haz por ellos lo que ellos jamás harían por ti.
- Sé sensible con su dolor.
- No es fácil dar de lo que no tienes.
Cuando entregas ese mal sentimiento por aquellos que te han hecho daño, te aseguro que el Padre tomará todo el control para honrar tu obediencia. Quizá te sientas confrontado porque no sabes cómo tratar a tus enemigos, así que cuando esto suceda recuerda, cómo Dios te ha tratado en medio de todas tus fallas y refleja lo mismo.
Parte hoy para la lucha de la vida con la confianza depositada en el Dios que nunca falla. Marcha con la cabeza en alto, mirando a los ojos de tus enemigos. No tengas miedo. No huyas. No retrocedas. Tú tienes un objetivo. Ve y corre detrás de él. Pero ora como David: "No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad".
S.A.G.
- 20 – JUL – 2025
(Estudio
No. 845)
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