Nadie,
absolutamente nadie y menos el cristiano es inmune al dolor, ni al sentimiento
de angustia y desamparo que puede experimentarse en el horno de la aflicción.
Como
cualquier otro ser humano, el cristiano tiene que batallar con la depresión y
el cansancio emocional: el libro de los Salmos es una prueba de ello; pero a
diferencia de cualquier otro ser humano, el creyente puede luchar eficientemente
contra tales sentimientos, aferrándose a las “preciosas y grandísimas promesas”
de su Padre celestial (2 Pedro 1:4) y atendiendo sus pruebas a la luz del
propósito de un Dios todopoderoso.
Todos
pasamos por tiempos adversos, pueda que tu estes pasando por ese momento,
momento que requiere esfuerzo de nuestra parte para revertirla.
Es muy
posible que los resultados que esperamos tarden y el desánimo podría invadir
nuestro corazón. Por ello debemos estar seguros de que a través de las
Escrituras encontraremos las fuerzas que necesitamos para salir avante.
Es
necesario que oremos siempre y que, sin importar los pormenores y
eventualidades, no dejemos de hacerlo hasta que Dios nos responda.
Cuando
leemos la parábola del juez injusto y la viuda, podemos observar que, aunque la
respuesta tardó, fue la insistencia de la viuda la que hizo la diferencia. La
viuda siempre iba con la misma petición aun cuando no se la concedieran; la
respuesta negativa por parte del juez no la hizo titubear ni desistir. Muchas
cosas vendrán a nuestra vida cuando oremos y oremos sin desmayar.
Tengamos
en cuenta que Dios le pidió a Gedeón y a Josué que se esforzaran y no
desmayaran en la realización de su propósito. Esa misma petición tiene vida para
alcanzar las bendiciones que Dios tiene para nosotros, debemos esforzarnos
continuamente, sin rendirnos. Las cosas no debemos hacerlas una vez, sino
varias. Insistir sin desmayar, insistir, insistir. La insistencia en nuestras
oraciones muestra la plena convicción que tenemos en el Señor y en sus
promesas.
En
esos momentos de desesperación, angustia y desamparo, es cuando el desaliento y
el desánimo sumergen el alma en abatimiento y tristeza, sintiendo estar
derribados por el ataque del maligno, pero… ¡hay una respuesta en Dios!
Que
estamos atribulados en todo, más no angustiados en apuros, más no desesperados,
perseguidos más no desamparados; derribados, pero no destruidos.
·
1 Corintios 4:8…9 (búsquelo en su Biblia y
léalo)
Porque
el enemigo no podrá destruirnos, nuestra victoria ya fue otorgada por
Jesucristo, y aunque nuestro ser externo se vea agotado, cansado, fatigado y
golpeado por librar batallas continuas; no obstante, debemos saber que nuestro
ser interior se renueva de día en día, para obtener cada vez más excelente peso
de gloria. Por tanto, no desmayamos antes, aunque este nuestro hombre exterior
se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque
esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente
y eterno peso de gloria.
·
2 Corintios 4:16…17 (búsquelo en su Biblia y
léalo)
Así
es, porque, aunque la contrariedad del enemigo utilice a muchos, debemos
considerar que nuestro Señor Jesucristo, sufrió una extremada contradicción
luchando contra los pecadores, dejándonos de esta manera el más grande ejemplo
a seguir, por cuanto Él nunca fue derrotado, ni desmayó. Y es por su fuerza y
victoria que nosotros también venceremos.
¡No
desmayes! Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra
sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
·
Hebreos: 12:3 (búsquelo en su Biblia y léalo)
¡No
temas! Sólo esfuerza tu corazón en mantenerse firme en Dios, porque Él no
permitirá que el enemigo te destruya, no permitirá que la maldad te venza, no
dejará que el abatimiento te consuma, eres su hijo y el amor por ti ya fue
manifestado en la cruz. Persevera, levanta tus manos en fe y adora su Nombre
dobla tus rodillas ante Él y humíllate en su presencia.
Dios
te ama y sabe que pronto obtendrás la victoria, porque el desaliento, y el
desánimo no pueden tocar a Dios, y si tan sólo te aferras a Él, tampoco podrán
tocarte a ti. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
Decid a los de corazón acobardado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro
Dios viene con retribución, con pago, así Dios mismo vendrá, y os salvará.
·
Isaías 35:3…4 (búsquelo en su Biblia y léalo)
Ahora,
háblale también a tu alma y recuérdale las promesas de Dios, porque esto
producirá en ti una nueva esperanza. Por cuanto tu Salvador, no tardará y
pronto despejará la senda por donde puedas continuar.
¿Por
qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios
porque aún he de alabarle.
·
Salmo 42:11 (búsquelo en su Biblia y léalo)
No
mires las circunstancias, no dejes que el maligno te sumerja en el desánimo, al
contrario, deja que tu corazón comience a esforzarse y reconstruirse a la luz
de la Palabra, creyendo firmemente que Dios está de tu lado. Él no podría
dejarte, ni desampararte, es tu Padre y camina contigo.
Esforzaos
y cobrar ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es
el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
·
Deuteronomio 31:6 (búsquelo en su Biblia y
léalo)
Dios
en su poder es aquel que obra de manera sobrenatural, y cuando todo se agota y
solo queda el desfallecimiento por la devastación del maligno, ¡recuerda!, Dios
mismo se manifestará a ti para ser tu fortaleza, tu sombra y tu refugio, ante
cualquier ataque que quiera destruirte.
Porque
fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio
contra la tempestad, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos
es como un huracán contra el muro.
·
Isaías 26:4 “Confiad en Jehová perpetuamente,
porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”
¡No lo olvides!
S.A.G.
- 27 – JUL – 2025
(Estudio
No. 846)
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dejado de funcionar con el correo de Hotmail, nos cerraron la cuenta con ella
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