No Seas Un Cristiano Alaraco - Por Saúl Guevara (Estudio No. 847)

 

 


Cada vez estoy más inquieto ante el crecimiento de personas que se expresan en los diferentes medios máxime si son cristianos. Alaracan de todo, del gobierno, de las escuelas, de la comida, las medicinas, de los médicos, etc. He leído a cristianos participar en la peor forma de infundir miedo a través de publicaciones en Facebook u otras redes sociales, correos electrónicos, e incluso hasta en conferencias, siembran el miedo y se ha vuelto tan habitual en ellos que ni siquiera lo reconocen.

 Quiero entrar en materia, dejando claro que un alaraco es una persona que exagera las cosas, que arma un escándalo por nada. esta práctica de infundir miedo no es propia de un cristiano. Dios nos ha llamado a ser ¡portadores de buenas nuevas!

 Un buen cristiano cuando lee un tema polémico, escucha u observa información inquietante; inmediatamente debe emprender una investigación exhaustiva para descubrir la verdad y así será libre de temores.

 Por otro lado, el alarmista siempre encentrará artículos que confirmen sus temores y sin dudarlo compartirá esta información como si fuera la verdad. Sus muros de Facebook parecen un comentario constante sobre lo negativo de nuestro mundo. Informan con regularidad sobre los males de la profesión médica, los políticos despreciables, el inminente fin del mundo o la inmoralidad de los homosexuales. Rara vez tienen algo positivo que decir, algo bueno que reportar, algo que inspire paz y confianza en Dios. Viven y prosperan con el miedo, y les encanta compartir sus aterradores descubrimientos con los demás.

 El hábito de infundir miedo no siempre es fácil identificarlo en uno mismo. Podemos reconocerlo fácilmente en los demás, pero cuando nos observamos a nosotros mismos, no lo vemos. Cuando evaluamos nuestro comportamiento simplemente vemos "información". Nos decimos: Otros incitan al miedo, yo comparto historias importantes. Otros incitan preocupación, yo informo. Otros quieren asustar, yo solo quiero brindarles la información para que puedan tomar una decisión informada. Somos ciegos a nuestros propios hábitos, por lo que reflexionar críticamente ante el alarmismo requiere que nos autoevaluemos con cuidado.

 Para evaluarnos un vistazo a tus publicaciones en redes sociales podría ser el inicio. Si tu muro de Facebook, tu cuenta de Twitter o tus correos electrónicos y mensajes recientes se centran en reportar controversias, probablemente tengas este hábito. De tus publicaciones o tuits recientes, ¿cuántos fueron sobre los horrores de la vida o fenómenos desastres naturales asociados a supuestos avisos? Revisar tus hábitos en redes sociales es un bueno. La distancia que creamos entre nosotros y nuestros seguidores nos da cierta libertad para expresarnos. Así que analiza tus hábitos y observa qué revelan.

 Una vez que descubrimos que somos propensos a infundir miedo, ¿qué podemos hacer?

 Obviamente cambiar nuestro enfoque. Necesitamos preocuparnos por las cosas de Dios, su carácter y sus promesas, no puedes decir que el fin está a la vuelta de la esquina, cuando la Palabra dice que solo el Padre lo sabe.

 Meditar en estas cosas nos ayudará enormemente. También debemos encontrar maneras de salir de nuestras propias ideas. Las ansiedades que nos llevan a infundir miedo prosperan en una mente absorta en sí misma y en sus propios intereses. El simple hábito de considerar los intereses de los demás como superiores a los nuestros (Filipenses 2:3…4) puede liberarnos enormemente de la carga del miedo.

 Deberíamos empezar por verificar nuestras fuentes. Para empezar, si solo lees artículos cuya tesis concuerda con tus propias conclusiones predeterminadas, entonces no estás investigando realmente. Deja de llamar investigación a lo que en realidad es solo sesgo de confirmación.

 

Además, los blogs aleatorios no deben considerarse fidedignos a menos que puedas verificar la credibilidad del autor. Cualquiera puede escribir un blog, cualquiera puede llamarse médico, filósofo, teólogo o académico. Si puedes verificar al autor, probablemente no deberías difundir su material en internet ni compartir sus publicaciones con tus amigos. Y, cuando puedas verificar la credibilidad de un autor, deberías buscar información que lo corrobore. Los escritores independientes deben ser vistos con sospecha. Cualquiera que se niegue a someterse a la revisión no es creíble. Los médicos, abogados e historiadores que operan fuera de los límites acordados de su disciplina deben ser verificados seriamente para comprobar su veracidad comparándolos con otros en su campo. Finalmente, siempre debemos revisar los sitios web que leemos. Hay muchísimos sitios web de noticias satíricas, a menudo diseñados para parecer auténticos. Ten en cuenta de dónde sacas la noticia.

 Pero, más allá de una buena verificación de datos, debemos considerar si compartir esta información es lo correcto. Debemos evaluar cómo afectará compartir una historia a nuestros lectores. Debemos considerar si esta información es necesaria para otros. La verdad debería ser un punto de referencia para las historias que compartimos, pero las Escrituras nos llaman a meditar en algo más que solo la verdad. Así, Pablo escribe: “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio” Filipenses 4:8 NVI

 Si compartimos historias dramáticas, aterradoras y controvertidas, no estamos cumpliendo con este versículo. Piénsalo bien antes de compartir.

 Ningún cristiano ha de ser alarmista. Es inapropiado para quienes, en Cristo, están llamados a ser pacificadores (Mateo 5:9) y a promover la esperanza y la confianza en Dios. Sin embargo, a menudo, nuestro comportamiento puede socavar el evangelio que decimos creer. El evangelio nos llama a algo más que a promover el miedo. Nos libera del miedo. Como dijo el apóstol Pablo a Timoteo: “Porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2 Timoteo 1:7.

 El evangelio no es compatible con el alarmismo, y por eso los cristianos debemos resistirlo.

 

S.A.G. - 3 – AGO – 2025

(Estudio No. 847)

 

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