Cada
vez estoy más inquieto ante el crecimiento de personas que se expresan en los
diferentes medios máxime si son cristianos. Alaracan de todo, del gobierno, de
las escuelas, de la comida, las medicinas, de los médicos, etc. He leído a
cristianos participar en la peor forma de infundir miedo a través de
publicaciones en Facebook u otras redes sociales, correos electrónicos, e
incluso hasta en conferencias, siembran el miedo y se ha vuelto tan habitual en
ellos que ni siquiera lo reconocen.
Quiero
entrar en materia, dejando claro que un alaraco es una persona que exagera las
cosas, que arma un escándalo por nada. esta práctica de infundir miedo no es
propia de un cristiano. Dios nos ha llamado a ser ¡portadores de buenas nuevas!
Un
buen cristiano cuando lee un tema polémico, escucha u observa información inquietante;
inmediatamente debe emprender una investigación exhaustiva para descubrir la
verdad y así será libre de temores.
Por
otro lado, el alarmista siempre encentrará artículos que confirmen sus temores
y sin dudarlo compartirá esta información como si fuera la verdad. Sus muros de
Facebook parecen un comentario constante sobre lo negativo de nuestro mundo.
Informan con regularidad sobre los males de la profesión médica, los políticos
despreciables, el inminente fin del mundo o la inmoralidad de los homosexuales.
Rara vez tienen algo positivo que decir, algo bueno que reportar, algo que
inspire paz y confianza en Dios. Viven y prosperan con el miedo, y les encanta
compartir sus aterradores descubrimientos con los demás.
El
hábito de infundir miedo no siempre es fácil identificarlo en uno mismo.
Podemos reconocerlo fácilmente en los demás, pero cuando nos observamos a
nosotros mismos, no lo vemos. Cuando evaluamos nuestro comportamiento
simplemente vemos "información". Nos decimos: Otros incitan al miedo,
yo comparto historias importantes. Otros incitan preocupación, yo informo.
Otros quieren asustar, yo solo quiero brindarles la información para que puedan
tomar una decisión informada. Somos ciegos a nuestros propios hábitos, por lo
que reflexionar críticamente ante el alarmismo requiere que nos autoevaluemos
con cuidado.
Para
evaluarnos un vistazo a tus publicaciones en redes sociales podría ser el inicio.
Si tu muro de Facebook, tu cuenta de Twitter o tus correos electrónicos y
mensajes recientes se centran en reportar controversias, probablemente tengas
este hábito. De tus publicaciones o tuits recientes, ¿cuántos fueron sobre los
horrores de la vida o fenómenos desastres naturales asociados a supuestos
avisos? Revisar tus hábitos en redes sociales es un bueno. La distancia que
creamos entre nosotros y nuestros seguidores nos da cierta libertad para
expresarnos. Así que analiza tus hábitos y observa qué revelan.
Una
vez que descubrimos que somos propensos a infundir miedo, ¿qué podemos hacer?
Obviamente
cambiar nuestro enfoque. Necesitamos preocuparnos por las cosas de Dios, su
carácter y sus promesas, no puedes decir que el fin está a la vuelta de la
esquina, cuando la Palabra dice que solo el Padre lo sabe.
Meditar
en estas cosas nos ayudará enormemente. También debemos encontrar maneras de
salir de nuestras propias ideas. Las ansiedades que nos llevan a infundir miedo
prosperan en una mente absorta en sí misma y en sus propios intereses. El
simple hábito de considerar los intereses de los demás como superiores a los
nuestros (Filipenses 2:3…4) puede liberarnos enormemente de la carga del miedo.
Deberíamos
empezar por verificar nuestras fuentes. Para empezar, si solo lees artículos
cuya tesis concuerda con tus propias conclusiones predeterminadas, entonces no
estás investigando realmente. Deja de llamar investigación a lo que en realidad
es solo sesgo de confirmación.

Además,
los blogs aleatorios no deben considerarse fidedignos a menos que puedas
verificar la credibilidad del autor. Cualquiera puede escribir un blog,
cualquiera puede llamarse médico, filósofo, teólogo o académico. Si puedes
verificar al autor, probablemente no deberías difundir su material en internet
ni compartir sus publicaciones con tus amigos. Y, cuando puedas verificar la
credibilidad de un autor, deberías buscar información que lo corrobore. Los
escritores independientes deben ser vistos con sospecha. Cualquiera que se
niegue a someterse a la revisión no es creíble. Los médicos, abogados e
historiadores que operan fuera de los límites acordados de su disciplina deben
ser verificados seriamente para comprobar su veracidad comparándolos con otros
en su campo. Finalmente, siempre debemos revisar los sitios web que leemos. Hay
muchísimos sitios web de noticias satíricas, a menudo diseñados para parecer
auténticos. Ten en cuenta de dónde sacas la noticia.
Pero,
más allá de una buena verificación de datos, debemos considerar si compartir
esta información es lo correcto. Debemos evaluar cómo afectará compartir una
historia a nuestros lectores. Debemos considerar si esta información es
necesaria para otros. La verdad debería ser un punto de referencia para las
historias que compartimos, pero las Escrituras nos llaman a meditar en algo más
que solo la verdad. Así, Pablo escribe: “Por último, hermanos, consideren bien
todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o
merezca elogio” Filipenses 4:8 NVI
Si
compartimos historias dramáticas, aterradoras y controvertidas, no estamos
cumpliendo con este versículo. Piénsalo bien antes de compartir.
Ningún
cristiano ha de ser alarmista. Es inapropiado para quienes, en Cristo, están
llamados a ser pacificadores (Mateo 5:9) y a promover la esperanza y la
confianza en Dios. Sin embargo, a menudo, nuestro comportamiento puede socavar
el evangelio que decimos creer. El evangelio nos llama a algo más que a
promover el miedo. Nos libera del miedo. Como dijo el apóstol Pablo a Timoteo: “Porque
Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio” 2 Timoteo 1:7.
El
evangelio no es compatible con el alarmismo, y por eso los cristianos debemos
resistirlo.
S.A.G.
- 3 – AGO – 2025
(Estudio
No. 847)
Si deseas escribirnos o pedir que
nuestros estudios te sean enviados por email, puedes solicitarlos a:
igelrenuevo@gmail.com
Aviso: Hemos
dejado de funcionar con el correo de Hotmail, nos cerraron la cuenta con ella
la lista de contactos, de todas formas, les damos las gracias a Hotmail por los
años que nos dio soporte.
Ahora
solo usamos: igelrenuevo@gmail.com
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