Me
fui domingo a la capital de Guatemala, por la tarde empecé a
enfermar, lunes me fui a Tecpan estando halla empeore, martes me
regreso a El Salvador y en cuarentena me declaran sospechoso de una
nueva enfermedad en mi país y me ponen en observación y exámenes
de sangre uno tras otro, sueros, temperatura, tos, dolor en
articulaciones, cabeza... uf, que días estoy pasando.
Santiago
1:2..4 "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis
en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis
perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna"
Así,
enfermo se comprueba que la vida no es siempre un resplandor. En ella
encontramos los días oscuros de la prueba, la tristeza y el dolor.
El hombre es un péndulo entre la sonrisa y el llanto.
La
vida nos hace experimentar de todo: el amor y el odio, el dolor y el
placer, la alegría y la tristeza, la traición y la fidelidad, el
sabor de una victoria y la amargura de una derrota, la alegría de
una conquista y la tristeza de una pérdida.
Como
el problema cumbre de nuestra civilización es el crecimiento
continuo de las dificultades, no nos queda más remedio que crecer
nosotros también, en valor, en fe y en creatividad para sobrevivir.
A
veces Dios permite que diversos problemas nos sacudan para sacarnos
de la mediocridad y hacernos transitar por el hermoso camino que El
ha dispuesto para nuestro bien.
Sepamos sacar partido a la dificultad
Un
comerciante chino tenía un pequeño negocio en la mitad de una
cuadra. Un día una enorme empresa, verdadera cadena de almacenes,
inició la construcción de un gran almacén en una esquina de la
cuadra, mientras otra empresa lo hacía en la otra. El pequeño
comerciante se halló aplastado entre dos enormes competidores. Llegó
el día en que ambos negocios abrirían sus puertas. Las dos empresas
colgaron enormes carteles que decían: "Gran inauguración".
¿Qué hizo el hombrecito del medio? Colgó un cartel sobre la puerta
de su negocio que decía: "Entrada principal". Y ¿Sabe una
cosa? Él llegó a ser muy afortunado gracias a la competencia y a su
creatividad.
En
la dificultad del camino, se aprende el gozo del triunfo. Los hombres
de mentalidad creativa poseen una visión incapaz de reconocer cosas
tales como tiempos malos o condiciones sin arreglo. Cualquier momento
o cualquier situación es buena para sus poderosas embestidas. Tienen
el talento de hacer algo con cualquier cosa.
Estos
hombres permiten que las condiciones mismas sugieran ideas para
convertirlas en parte del esfuerzo victorioso.
Las
dificultades nos dan grandes oportunidades para desarrollarnos. Ellas
son parte moral y esencial de toda la vida y nuestra fuerza se
desarrolla al enfrentarse con ellas, al meditar en ellas y
dominarlas. Enfocando las dificultades con un esquema mental
positivo, siempre se puede obtener algún bien de ellas, por
difíciles que sean.
Leí
el testimonio de un esquiador que decía: "Cuando subimos en las
telesillas que remontan los Alpes para admirar el paisaje, nos
asomamos desde alturas vertiginosas y vimos algunas de las más
hermosas flores que pueda haber. Resulta muy difícil creer que
apenas unas semanas antes aquellas flores estaban sepultadas bajo
muchos metros de nieve. La carga del hielo y las tormentas invernales
habían contribuido a su brillantez y a su crecimiento".
¿Sabe?,
Las cargas que soportamos pueden tener ese mismo efecto en nuestra
vida. Cuando una persona se enfrenta a las tormentas de la
adversidad, puede resurgir con mayor belleza. Es como los árboles
que crecen en las cordilleras: azotados por el viento, sí, pero
dotados de la madera más resistente.
Dios
está en todas partes al mismo tiempo, por lo tanto está también
junto a usted, viendo lo que hace, sabiendo lo que piensa. Si usted
sufre, es porque el dolor le traerá beneficios futuros, y no por
capricho de Dios. Usted deja que su hijo sufra en el sillón del
dentista, porque esto beneficia a su hijo, aunque lo haga sufrir.
Muchas
veces la manera de hacer más por un hijo es hacer menos. Dios actúa
también así con nosotros.
Sin
la angustia nunca conoceríamos la liberación. Por eso, en tanto que
el Señor sea nuestro refugio, no es necesario desesperarnos por los
sufrimientos, antes podemos esperar que esos tormentos se tornen en
bendición y nos sirvan cual acicates para impulsarnos. No olvide que
las mejores cosas de la vida, los goces más agradables, las cosas
más valiosas de este mundo, han llegado a nosotros por medio de las
lágrimas y la tribulación. De esta manera, ¡toda desgracia es una
lección!
Animo,
todos pasamos dificultades, hagamos y saquemos de ellas nuestro mejor
provecho, por ello Dios nos bendice siempre.
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