¿Se
ha sentido alguna vez decepcionada por un amiga? ¿Entrego alguna vez
su confianza, sólo para darte cuenta que no seria reciproco? Qué es
lo que hace de alguien un buen amigo, y cómo podemos nosotros llegar
a ser buenos amigos?
No se puede llamar amigo a cualquiera. Los amigos
no son la “bolita” de personas con las que me junto para ir a la
plaza, a la disco, al bar, al café o a las fiestas. Con los que me
la paso más o menos bien y dizque me divierto, pero cuando me
despido de ellos con sonrisa de azafata, no dejan de ser más que
unos desconocidos; unos “amigotes” con los que anduve vagando y
en los que busqué mis intereses.
Primero
debemos entender que es la amistad y esta se define como: la
confianza y afecto o amor desinteresado entre las personas.
Evidentemente,
la condición previa de la amistad es el conocimiento mutuo. Porque,
¿cómo habríamos de dar amistad a aquel que no conocemos?
Esto,
es tal vez, una verdad que no todos tienen en claro. Porque muchos
hablan de sus “amigos” y se trata de personas a las que apenas
conocen.
Este
conocimiento permite la elección y la prueba, pasos fundamentales en
toda relación humana, hay una enseñanza muy cierta que cita así:
Si quieres hacerte amigo con uno, sea después de haberle
experimentado y no te entregues a él con ligereza. Porque se puede
tener amistad en sentido amplio, con muchos, pero solo pocos en
sentido estricto.
La
amistad entre nosotros los cristianos, debe de amor con sacrificio:
Juan 15:13 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida
por sus amigos”
Jesús
es el mejor ejemplo de un verdadero amigo cristiano. Su amor por
nosotros es de sacrificio, nunca egoísta. Demostró su amor, no sólo
a través de sus milagros de curación, con más detalle lo demostró
a través del servicio humilde de lavar los pies de los discípulos,
y en última instancia, cuando él puso su vida en la cruz .
Si
elegimos a nuestros amigos basados sólo en lo que tienen que
ofrecer, raramente descubriremos las bendiciones de una verdadera
amistad. Filipenses 2: 3 dice: "No hagan nada por egoísmo o por
vanagloria, sino con humildad consideren a los demás como superiores
a ustedes mismos" Al valorar las necesidades de su amigo por
encima de su cuenta, usted estará en su manera emulando la forma de
amar como Jesús . En el proceso, es probable que adquiera un
verdadero amigo.
He
aquí algunas consideraciones a tomar:
- Aceptar incondicionalmente: Proverbios 17:17 “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia”
Descubrimos
la mejor de las amistades con aquellos hermanos y hermanas que
conocen y aceptan nuestras debilidades e imperfecciones.
Si
fácilmente nos damos por ofendidos o nos aferramos a la amargura,
tendremos dificultades para hacer amigos. Nadie es perfecto. Todos
cometemos errores de vez en cuando. Si echamos un vistazo sincero a
nosotros mismos, admitiremos que tenemos parte de la culpa cuando las
cosas van mal en una amistad.
Un
buen amigo se apresura a pedir perdón y esta listo para perdonar.
- Dar Confianza completa: Proverbios 18:24 “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano”
Este
proverbio revela que un amigo verdadero es digno de confianza, de
hecho, pero se deriva de aquí, una segunda verdad importante. Sólo
debemos esperar a compartir la confianza completa con unos amigos
leales. Confiar demasiado fácilmente puede llevar a la ruina, así
que ten cuidado de poner tu confianza en un mero conocido o
acompañante. Con el tiempo nuestros verdaderos amigos probarán su
confiabilidad por más apegada que la de un hermano o hermana.
- Mantenga límites saludables: 1 Corintios 13: 4 “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia...”
Si
usted se siente asfixiada en una amistad, algo está mal. Del mismo
modo, si usted se siente de usado o abusado, algo anda mal. Reconocer
que es lo mejor para alguien y dar su espacio a cada persona son
signos de una relación sana. Nunca debemos dejar que un amigo se
interponga entre nosotros y nuestra pareja. Un verdadero amigo
sabiamente evitar entrometerse y reconocer su necesidad de mantener
otras relaciones.
- Se edifican mutuamente: Proverbios 27: 6 “Fieles son las heridas del que ama...”
Los
verdaderos amigos construirán su amistad unos a otros emocional,
espiritual y físicamente.
Amigos son aquellos que les gusta estar juntos
simplemente porque se siente bien. De ellos recibimos fuerza, aliento
y amor. Hablamos, lloramos, nos escuchamos. Pero a veces también
tenemos que decir las cosas difíciles que nuestro amigo más querido
necesita escuchar. Sin embargo, debido a la confianza compartida y
aceptación, somos la única persona que puede afectar el corazón de
nuestro amigo, porque sabemos cómo entregar el mensaje duro con la
verdad y la gracia. Creo que esto es lo que Proverbios 27:17
significa cuando dice: "Hierro con hierro se aguza; Y así el
hombre aguza el rostro de su amigo"
Mi
esperanza es que estos rasgos encuentre las áreas que necesitan un
poco de trabajo para construir amistades fuertes. Pero si usted no
tiene un montón de amigos cercanos, no sea tan duro consigo mismo.
Recuerde, las verdaderas amistades cristianas son tesoros raros.
Toman tiempo para cultivar, pero en el proceso se crecen como Cristo.
Se que me leen varios amigos o amigas y en estos
días, en la quietud de las noches frías en Tecpan, Guatemala, pensé
en mis amigos y amigas. Ninguno estaba arriba, ni abajo, ni en medio.
No encabezaban ni concluían la lista. Ninguno era el número uno, ni
el número final. Lo que sé es que sé, es que se destacaban por
alguna cualidad que transmitían y con la cual desde hace tiempo se
ennoblece mi vida. Yo tampoco tengo la pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero en la lista de ellos. Basta que me quieran
como amigo.
Entonces Dios me hizo entender que realmente somos amigos. Hice lo que todo amigo; oré y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad de tener un amigo como ellos. Era una oración de gratitud, porque ellos le han dado valor a mi vida.
Algunos
ya partieron de esta vida y se que están en una casa que Jesús le
había prometido prepararía en los lugares celestiales del Señor, a
ellos también agradecí, porque aun en su ausencia su recuerdo causa
momentos gratos en mi vida.
No
cabe duda, el amigo es uno de los mayores tesoros que Dios nos ha
dado, un impulso para llegar al Cielo.
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