Rodeados
como estamos del mundo de Satanás, tenemos que cuidarnos para que no
nos corrompan sus actitudes. En el siglo primero, el apóstol Pablo
recordó a los cristianos efesios: "En
otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados,
en los cuales andaban conforme
a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las
tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que
viven en la desobediencia. En
ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados
por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y
nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto
de la ira de Dios."
(Efesios 2:1..3 NVI). Estas palabras son también muy ciertas en el
caso de muchas personas de la actualidad. Así que, ¿cómo podemos
conservar una actitud agradecida? ¿Qué ayuda ofrece Jehová? ¿Y de
qué maneras prácticas podemos demostrar que somos verdaderamente
agradecidos?
Para
poder encontrar el sentido original del término gratitud que ahora
vamos a analizar, nada mejor que establecer su origen etimológico
para lo cual tenemos que ir hasta el latín. Allí descubriremos que
aquel procede del vocablo gratitudo que es fruto de la suma de dos
partes claramente definidas: por un lado, la palabra gratus, que es
sinónimo de "agradable y agradecido", y por otro, el
sufijo -tudo que es equivalente a "cualidad". Por lo que
podemos decir que la gratitud es una cualidad del hombre de ser
agradable y agradecido.
Muchas
veces se estima que de todos los sentimientos humanos, el más
efímero es la gratitud. Quizás haya algo de cierto en esta
aseveración. Ya que el saber agradecer es un valor en el que pocas
veces se piensa. Tradicionalmente nuestras abuelas nos lo decían "de
gente bien nacida es ser agradecida".
Gratitud
es el sentimiento que experimenta una persona al estimar un favor o
beneficio que alguien le ha concedido. Al sentir gratitud, el sujeto
desea corresponder el mencionado favor de alguna manera.
El
sentimiento de gratitud está vinculado al agradecimiento, que es la
acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa
sentir gratitud. Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea
agradecer el beneficio recibido. Este agradecimiento puede expresarse
de diversas formas, desde una simple manifestación verbal ("Muchas
gracias por ayudarme") o una nota escrita ("Te escribo para
agradecerte por el préstamo"), hasta un regalo material
("Quisiera regalarte este libro en agradecimiento a todo lo que
has hecho por mi hija").
Para
algunas personas dar las gracias por aquellos servicios cotidianos es
muy fácil: el desayuno, la ropa limpia, la oficina aseada... Sin
embargo, no siempre es así. Pero la gratitud implica algo más que
pronunciar unas palabras de manera automática, la gratitud responde
a aquella actitud que nace del corazón, en aprecio a lo que alguien
más ha hecho por nosotros.
Ahora
bien, la gratitud no “es devolver el favor": si alguien me
sirve una taza de café no significa que después debo servir a la
misma persona una taza y quedar iguales... El agradecimiento no es
pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena.
La
persona agradecida busca tener otro tipo de atenciones con las
personas, no piensa en pagar por cada beneficio recibido, sino en
poder devolver la muestra de afecto o cuidado que tuvo.
Una
muestra sincera de agradecimiento proviene de un niño cuando con una
sonrisa, un abrazo o un beso le agradecen a sus padres aquellos
obsequios o presentes ¿De qué otra manera podría agradecer y
corresponder un niño? Y con eso, a los padres les basta.
En
este sentido, estas muestras de afecto constituyen una manera visible
de agradecimiento; la gratitud nace por la actitud que tuvo la
persona, más que por el bien (o beneficio) recibido.
Andrew
Carnegie (1835-1919), un multimillonario, estaba tan agradecido con
Dios que, cuando murió dejó 365 millones de dólares para caridades
públicas. A uno de sus parientes le dejó 1 millón. Éste lo
maldijo por haberle dejado solamente un millón. Es mucho más fácil
ser mal agradecido que agradecido.
¿Qué
ocasiona que una persona llegue a ser mal agradecida? Muchas veces es
la prosperidad. Cuando alguien llega a prosperar en la vida, se
olvida que "toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de
lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra
de variación" (Santiago 1.17). Cuando uno está muy satisfecho
con su status quo, cree que es más que auto-suficiente y que no
necesita de nadie.
A lo largo de nuestra vida nos rodeamos de
personas por quienes tenemos especial estima, preferencia o cariño
por "todo" lo que nos han dado: padres, maestros, cónyuge,
amigos, jefes... El motivo de nuestro agradecimiento se debe al
"desinterés" que tuvieron a pesar del cansancio y la
rutina. Nos dieron su tiempo, su cuidado... parte de su vida.
Para
tener una actitud de gratitud, primero debemos cambiar la manera de
pensar. Si usted piensa que no tiene, que no puede, que le falta, de
su corazón saldrán solo quejas. Pero si usted se enfoca en las
bendiciones que Dios ya le dio, en que tiene vida en abundancia, que
usted no tendrá falta de ningún bien. Si usted se enfoca en lo que
hizo Jesús por usted entonces comenzarán a fluir ríos de
agradecimiento de su corazón.
No
abra la boca para quejarse, para influenciar a otros para mal o
amargarlos. La queja se contagia y lo deja fuera de las bendiciones.
No
debemos olvidar que nuestro agradecimiento debe surgir de un corazón
grande. No siempre contamos con la presencia de alguien conocido para
salir de un apuro, resolver un percance o un pequeño accidente.
¡Cómo agradecemos que alguien abra la puerta del auto, para colocar
las cajas que llevamos o nos ayude a reemplazar el neumático!
El valor del agradecimiento tiene algunas notas
características que implican:
- Reconocer el esfuerzo de los demás cuando nos proporcionan ayuda
- Acostumbrarnos a dar las gracias
- Tener pequeños detalles de atención con todas las personas: acomodar la silla, abrir la puerta, servir un café, colocar los cubiertos en la mesa, un saludo cordial...
El
agradecimiento trae a su vida lo que la queja le robó.
Lo
malo no viene de Dios. Por eso no tiene sentido andar quejándose.
Dios desea lo mejor para usted y ya se lo ha provisto todo. Ahora es
su fe, sus actitudes y acciones las que toman o dejan lo que Dios ya
le dio.
El
agradecimiento es un arma poderosa. El agradecimiento es fe, el
agradecimiento es amor, el agradecimiento es alabanza y exaltación.
Debemos
cultivar un estilo de vida de agradecimiento; al hacerlo nos ponemos
en posición de recibir más. La actitud de gratitud nos mantiene
progresando. Por ser agradecidos, Dios nos multiplicará.
¡Los
días que vienen son gloriosos para los agradecidos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario