El
fraude, la evasión conciente del pagar impuestos y el engaño son
quizás las formas más comunes de robar. Vivimos en un mundo lleno
de ladrones. Pero, actualmente existen casi un sin número de formas
para robar tanto al Estado, como para quitar a otras personas sus
pertenencias, su dinero y sus derechos.
Desde
la caída Luzbel, este ha sido un ladrón, es decir Satanás ha
robado a Dios y a los hombres, tomando para sí los derechos y las
pertenencias de Dios. Satanás quiere poseer todo lo que Dios tiene:
quiere mandar, quiere gobernar y controlar a los hombres. Satanás
quiere ser Dios, el dueño del mundo.
El
espíritu de Satanás ha contagiado a los hombres convirtiéndoles en
ladrones que imitan a su padre espiritual. Los robos que los hombres
cometen son motivados por su egoísmo, su orgullo, su codicia, su
avaricia, su envidia y su injusticia. Los hombres caídos inventan o
buscan nuevas formas para robar.
No
todos los ladrones se encuentran en la calle con una pistola en sus
manos robando en forma abierta. Hay ladrones en el mercado, en el
gobierno, en las empresas, en los bancos, en la bolsa de valores, en
la compañía de luz, de teléfonos, en los talleres automotrices,
etc.; hay ladrones por todas partes incluso en las iglesias y el
matrimonio.
"El
que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo
que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad."
(Efesios 4:28)
Este
precepto significa en primer lugar que dejemos de robar. Segundo que
trabajemos y tercero, que demos de nosotros mismos y de nuestros
recursos para ayudar a otros.
En
forma muy clara este mandamiento significa que no debemos tomar en
forma injusta lo que pertenece a otros. Podemos recibir lo que otros
nos ofrecen voluntariamente como un regalo o como una ayuda en
tiempos de necesidad, pero no podemos quitarles sus posesiones, por
la fuerza o por engaño. La base del octavo mandamiento es el derecho
de propiedad. La palabra "propiedad" viene del latín y
significa lo que es particular a uno, lo que pertenece a uno.
Aunque
hay muchas formas para robar, la raíz de este pecado es la codicia y
la injusticia. El décimo mandamiento (no codiciarás) es la base del
octavo (no robarás). Casi siempre el robo es motivado por la codicia
y el Pablo dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
(1 Timoteo 6:10); además de la codicia, la injusticia es otra de las
causas de este pecado, es decir el deseo de obtener cosas sin
trabajar por ellas y sin pagar su precio (sin el derecho de
poseerlas). El ladrón quiere recibir pero no quiere dar, ni
trabajar; quiere todo "gratis".
"Porque
también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de
entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino
entremetiéndose en lo ajeno." (2 Tesalonicenses 3:10..11). La
mayoría de las formas de robar son métodos para recibir lo que no
nos corresponde, como el apóstol lo dice "sin trabajar",
"de balde" o "gratis". Habla de formas para
recibir lo que no hemos ganado en forma honesta.
De
las muchísimas formas de robar algunas son:
1.
Hay muchos empleados de empresas o del gobierno que son ladrones.
Roban el tiempo de labores, roban las herramientas de trabajo, la
materia prima y los productos terminados, en gastos de administración
y viáticos. En muchas compañías, la mayor parte de sus utilidades
se pierden porque los empleados las roban.
2. Hay ladrones en el gobierno que cometen fraudes
y desvío de fondos, mala administración de presupuestos y robo del
dinero que pertenece a la nación. Muchos países podrían eliminar
su deuda externa y aún su necesidad de endeudarse si tan solo
pudieran acabar con el robo cometido por los funcionarios públicos y
burócratas.
3.
También hay ladrones en el gobierno y en las empresas privadas que
reciben un sueldo pero no trabajan. Y muchos otros que usan su puesto
para pedir "mordidas", etcétera.
4.
Hay ladrones que se aprovechan de la ley, es decir muchos abogados y
autoridades manipulan la ley o su conocimiento de la ley para engañar
a la gente y robar.
5.
Hay ladrones que roban al vender su producto a los clientes. Lea
Deuteronomio 25:13..15.
6.
Hay ladrones que cobran un precio excesivo que no corresponde al
valor real del producto o se aprovechan de una carestía o demanda
aumentando sin razón los precios. Hay ladrones que venden productos
defectuosos o de mala calidad.
7.
Hay ladrones que cobran una tasa de interés excesivamente alta.
8.
Hay ladrones que piden dinero prestado y no lo pagan y tampoco tenían
intención alguna de hacerlo. El Salmo 37:21 dice: "El impío
toma prestado y no paga".
9.
Hay ladrones que no pagan y/o concientemente evaden sus impuestos al
gobierno.
10.
Hay ladrones que viven a expensas de otras personas como parásitos,
personas flojas e irresponsables que no quieren trabajar, sino que
prefieren aprovecharse de sus amigos, de su familia, de sus parientes
y aún del gobierno o instituciones de beneficencia.
11.
Hay muchas personas que roban de Dios. El profeta Malaquías
preguntaba: "¿Robará el hombre á Dios? Pues vosotros me
habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Los diezmos y
las primicias. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la
nación toda, me habéis robado" (Malaquías 3:8..9).
El
lado positivo de mandamiento.
"El
que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo
que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad."
(Efesios 4:28)
Según
Pablo, el lado positivo de este mandamiento es que debemos dar de
nosotros mismos para beneficiar a otros. El dar es lo opuesto de
robar. Pablo dijo: "En todo os he enseñado que, trabajando así,
se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor
Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir"
(Hechos 20:35)
Aunque
existen muchas formas ocultas para robar, a fin de cuentas, un robo
sucede cada vez que retenemos lo que estamos obligados a dar. En
sentido positivo este mandamiento exige que demos a los demás
motivados por el amor.
El
ladrón siempre es una persona egoísta que piensa solo en sí mismo,
una persona que siempre recibe pero que no da.
Al
ladrón no le importa el daño que hace a otros.
El
ladrón no quiere ser la víctima de un fraude, no quiere que otras
personas le engañen, pero no le importa si él hace lo mismo a
expensas de los demás.
El
ladrón vive entre nosotros y muchas veces hace gala de su defecto
presentándolo como un acto de inteligencia.
El
ladrón en su mayoría se jacta de lo que hace.
El
ladrón roba aun a su cónyuge e hijos.
Debemos
preguntarnos y juzgarnos si nuestra vida está caracterizada por el
dar o solo por el recibir.
El
deseo de Dios es que ni uno solo de su creación se pierda y pueda
vivir en la plenitud de lo que El ha predestinado para sus hijos,
pero es el hombre quien decide que camino tomar y cual será el lugar
donde quiere pasar su eternidad, porque Dios nunca nos va a obligar a
hacer nada por la fuerza El nos ha dado un libre albedrío para que
podamos escoger, El quiere que su creación se someta a su voluntad
por amor a El y no por obligación, por eso nos da la oportunidad de
escoger el cielo y convertirnos en sus hijos o seguir el camino sin
Cristo que lleva directo a un infierno que no es un mito sino una
realidad.
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