Constantemente
recibo consultas de padres y más de madres, sobre sus jóvenes cuyas
vidas van a la deriva. Después de quince, veinte y tantos años,
quieren consejos para reconstruir una vida a la que colaboraron a
derrumbar.
Muchas
veces de madres y padres, he escuchado decir: "Estoy cansada de
trabajar, me le voy a perder a mis hijos por unas horas y... nadie
les vaya a decir donde estoy, trabajo mucho y tengo derecho a
descansar" Y..... esa madre o ese padre, en verdad se les perdió
a los hijos.
Hoy
en día encontramos a muchas madres que se les pierden a sus hijos y
cuando se dan cuenta con mucha amargura que han perdido tanto tiempo
lejos de sus hijos, por lo general ya es demasiado tarde.
Diariamente
nos enteramos por los medios de comunicación de hijos que se han
descarriado, ¡pero de madres desaparecidas rara vez!. Sin embargo,
lea usted las partes sociales de los periódicos, de los té, de los
clubes femeninos, de las demostraciones de moda, de las audiencias a
telenovelas, de los salones de belleza, etc. Y tiempo me faltaría
para reflexionar que son más las madres que se pierden que los
hijos... ¡increíble! ¿Verdad?
Realmente
no tomamos conciencia que al no tener nuestros hijos la atención que
requieren primeramente como niños, después como adolescentes, al
final los perdemos.
Los
estamos abandonando provocando en ellos un vacío, formando así
jóvenes inseguros y faltos de cordura que al no tener la dirección
desde pequeños de los principios morales y religiosos que solo una
madre les puede inculcar. Muchos de ellos echaran a perder su vida en
el vicio destructivo de las drogas, otros se pierden tomando licor ó
tal vez pandilleros, ladrones, violadores, oidores de rock pesado,
lacerándose el cuerpo con alfileres o aros. Grande es la lista para
enumerar todos los estragos inmorales en los que pueden caer los
jóvenes por la falta de atención y de confianza que sólo en ti,
madre, pueden encontrar.
Exploremos
a la luz de la Palabra del Señor. Proverbios 14.1. nos dice que
"...La mujer necia derriba con sus manos la casa", no
instruye, ni construye ¡Derriba! Qué término tan terrible. ¿Quién
puede habitar en una casa que se está derribando? ¿Qué hijo puede
encontrar ayuda cuando la madre anda perdida por horas durante el día
y la noche de las actividades domésticas, de los deberes conyugales
y del ministerio de la maternidad?.
La
mayor comunicación y los principios básicos para "instruir al
niño en su camino" Proverbios 22.6, deben empezar en el hogar.
Pero... la mayoría de las madres de hoy, han
cerrado sus labios y no aceptan más comunicación que la que
practican con verdadero deleite con el grupo de amigas hablando
tonterías todo el día, compartiendo chistes, chismes, críticas,
ofensas, vanidades pasando hora tras hora hablando por teléfono o
tiradotas en las camas durmiendo o bien leyendo o viendo novelas. Si
preguntáramos a alguna de estas madres donde están sus hijos
mientras ellas se les "han perdido", seguramente
contestarían; Mis hijos están perfectamente, están en el mejor
colegio y allí se encargan de educarlo, ó tal vez dirían están en
un cuarto de la casa lleno de todos los juguetes de última moda,
porque yo les doy todo lo que me piden y no les falta nada al cuidado
de la sirvienta, otras contestarían esta trabajando o estudiando en
su computadora.
Pero.....
a pesar de todo esto, esos hijos al no tener esa instrucción
temprana se pierden en los vicios de éste mundo. Desertan de lo que
no puede ser llamado hogar.
Muchos
dirán y que dice la Biblia que hay que hacer: 2 Timoteo 1.5.
"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual
residió primero en tu abuela Loida; y en tu madre Eunice; y estoy
cierto que en tí también".
En
este versículo podemos observar la fe no fingida, como nos habla
Pablo de Loida y Eunice, ellas consideraron que la grandiosa tarea
que toda madre está llamada a desempeñar, es trabajar la hermosa
herencia que pone Dios en nuestras manos. De manera que al recordarle
a Timoteo las escenas maternas de su niñez, él no podía menos que
compartir la "fe no fingida" que su madre y su abuela le
sembraron desde su niñez. Porque una cosa somos en la iglesia y otra
fuera de ella.
Ahora
Timoteo, estando en plena juventud, no era un perdido. Era un
constructor al servicio de la sociedad cristiana de ese tiempo,
llegando a ser "El hijo amado de Pablo" (1 Corintios 4.17)
¡He aquí! La gran importancia que tiene para ti madre cristiana el
sembrar en el corazón de tus hijos la "Fe No Fingida".
Salmo
127.5. "Heredad de Jehová son los hijos, cosa de estima el
fruto del vientre". He aquí la heredad que te ha dado el Señor
para sembrar la semilla, para que en el futuro pueda ser un fruto de
alta estima.
Loida
y Eunice jamás confiaron sus deberes a instituciones, ni a las
sirvientas y mucho menos se perdieron por unas horas. Ellas usaron la
sabiduría divina que perfecciona toda instrucción para bien. Nunca
delegaron su responsabilidad a otros extraños. Por lo mismo Timoteo
pudo llegar a ser considerado un fruto de alta estima y pudo "Trazar
bien la Palabra de la verdad".
Loida
y Eunice se comunicaron con el hijo amado desde el regazo del alma y
lo "Instruyeron" desde pequeño, por ello no se apartó de
su carrera aunque llegó a su juventud lleno de tentaciones propias
de su edad.
Y como madres cristianas ¿Cuál es vuestra
responsabilidad ante esta situación? ¿Acabaremos con esta
inmoralidad?
¿Podemos?,
¡CLARO
QUE PODEMOS! "Porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece",
para que el día de mañana "Se levanten mis hijos y me llamen
Bienaventurada", "Y quiero ser como parra que lleva fruto,
a los lados de mi casa". Solo así ¡Puedo adentrarme en la
lucha contra la inmoralidad!, Filipense 4.13; Proverbios 31.28; Salmo
128.3.
Algunas
y algunos ya estarán diciendo ¿y el papá que? No estoy disculpando
ni aminorando las responsabilidades del hombre, en ningún momento,
pero si he querido hacer una llamado de atención a las madres,
porque muchas de ellas sucumben a la vanidad de vanidades de este
mundo contemporáneo y de ello no se dice nada.
Una
de las madres consultante me decía: "Pastor yo leo la Biblia y
oro todos los días" y Dios si quiere que ores y si es con tu
hijo(a) mejor, pero más que leer la Biblia, lo que a Él le
interesa, es que la pongas en practica.
Ya no
pongas en práctica una fe fingida, que solo da como resultado una
madre fingida; acércate a tus hijos, escúchalos, guíalos,
acarícialos, bésalos, corrígelos... ámalos en verdad. Y pon en
practica "La mujer sabia edifica su casa"
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