Cuando Sobrestimarnos Es Sinónimo De Engañarnos

Mantener una buena autoestima es muy sano y es indispensable cuidarla y mantenerla en un estado óptimo. Sin embargo, en exceso puede causar efectos nocivos, similares a los que pueden sufrir las personas con un déficit. Y es que no debemos confundir una alta autoestima con una actitud engreída, que sí puede provocar incomodidad en los demás y generar relaciones desiguales que terminan perjudicando el bienestar tanto propio como del entorno.

El efecto Dunning-Kruger es un fenómeno psicológico descrito por científicos de la Universidad de Cornell (Nueva York, EEUU) según el cual, las personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas. El fenómeno, rigurosamente demostrado en una serie de experimentos desarrollados por los psicólogos Justin Krugger y David Dunning publicados en The Journal of Personality and Social Psychology, se basa en los siguientes principios:

1.    Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades.
  1. Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades en los demás.

Además, normalmente quien se estima en exceso no es muy consciente de ello y mucho menos de los problemas que le ocasionan. Por este motivo, es muy importante atender a la opinión de los demás. La sobreestimación de uno mismo puede causar una actitud defensiva e intolerante, incluso, hostil de los demás hacia uno mismo y esto puede hacer muchísimo daño a todos.

Una persona que se sobreestima demasiado tiende a minusvalorar a los demás y ello le provocará más conflictos en sus relaciones. Por lo que es muy importante mantener un punto de vista firme pero sin causar daños ni conflictos innecesarios. Es más, el tener en cuenta a los demás despertará en ellos el respeto y admiración que la persona desea, pero de una forma sana y controlada.

Continuando con los profesores Krugger y Dunning, ellos diseñaron un experimento consistente en medir las habilidades intelectuales y sociales de una serie de individuos y pedirles una posterior evaluación. Una vez finalizados el test, los resultados fueron realmente reveladores:
-          Los estudiantes más brillantes, muy superiores a sus compañeros, estimaron que estaban por debajo.
-          Los estudiantes mediocres se consideraron por encima de la media.
-          Los estudiantes rematadamente malos se mostraron convencidos de estar entre los mejores: de hecho, cuanto más inútil era el individuo, más seguro estaba de que hacía las cosas bien.

Así pues, los más incompetentes, según la doctora Kruger, sufrían un doble agravio: “no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello”.

Muy a menudo nos enfrentamos a algo que quizás no vamos a poder hacerlo, pero la jactancia y el deseo de gloriarnos en nuestras propias fuerzas nos impiden el aceptarlo; este acto, para realizar las cosas más difíciles de la vida surge a veces de un sentido de inseguridad, cuando decimos ”yo soy el mas fuerte” ”a mí nunca me va a pasar” lo que realmente estamos diciendo a grito abierto es que realmente no somos lo que decimos. 

El hecho de estar seguros que podemos hacer algo que comúnmente no lo hacemos no es malo pero la realidad es que a veces no admitimos nuestras debilidades ni la ayuda de terceras personas y la consecuencia es el aislamiento

Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad.” Gálatas 6.3..4 NVI

En la actualidad se habla de la autoestima y generalmente se menciona la baja estima pero casi no se habla de la sobrestima.

Nada es más falso y repugnante que las ínfulas de superioridad con que se expresan los presuntuosos. Su modo de hablar, sus modales, su afán incontrolable de sobresalir entre sus semejantes, su deseo de dominar, está siempre ahí, incomodando a quienes los rodean.

En su opinión, sus opiniones son siempre las correctas; sus sugerencias, las más acertadas; quienes les contradicen los miran como pobres ignorantes. La realidad, sin embargo, es otra. El verdadero sabio entiende que “el temor del Señor es aborrecer el mal, la soberbia y la arrogancia” Proverbios 8:13

La vanidad, jactancia, presunción, engreimiento, envanecimiento, fanfarronería, petulancia, altanería o como lo quiera llamar, no es resultado de una ambición de la que no se es consciente. Tampoco es una reacción inconsciente para superar sentimientos de inferioridad.

Cuando de algún modo uno se examina a sí mismo con objetividad y sinceridad, a la luz de la Palabra de Dios, ha de admitir la existencia en su vida de actitudes claramente incorrectas que Dios condena: “Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado...” Mateo 23:12 NVI.

Tarde o temprano, quien busca desmedidamente su propio enaltecimiento, termina abatido por su envanecimiento. La altanería siempre acarreara la descalificación de Dios y el rechazo de los hombres. Cuánta verdad hay Proverbios: “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría” Proverbios 11:2;  “La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada...” Isaías 2:11 y 2:17. 

Así como es malo tener baja autoestima la sobrestima también lo es y trae consecuencias negativas en la vida. Tan malo es el complejo de inferioridad como el complejo de superioridad, dicen que el primero te deja postrado y el segundo te deja estrellado.

Una persona que se sobrestima es peligrosa, porque se cree ser algo sin serlo, se cree capaz sin estar capacitado y cree tener los recursos sin tenerlos. Ser engañado es muy peligroso, pero engañarse a sí mismo es más peligroso todavía, ya que muchos inconvenientes se suscitan por creernos más de lo que somos.

El problema de creer que estás preparado cuando no lo estás es que no evolucionas y esto te deja expuesto al fracaso. Por otro lado, el problema de creer que no tenés nada que cambiar es que nunca mejoras aquellas cosas que sí deberías y de igual manera el problema de creer que no tenés nada que aprender es que no te podes desarrollar en lo que haces.

El medio para evitar incurrir en esta falta que para algunos es ya un vicio es evidenciar nuestra propia obra y ver qué frutos está dando en cada área de nuestra vida. Saber de qué cosas eres capaz, es una fortaleza y saber de cuáles no lo eres, también. La primera te posiciona, la segunda te preserva.

Frente a los logros que hayas alcanzado, actúa con sensatez propia del humilde, no te olvides de gloriarte en el Señor. Ya es tiempo que como Pueblo de Dios, podamos desarrollar una autoestima sana. Esto es, en su justo equilibrio.


Yo bendigo tu vida con una autoestima sana para que con la bendición del Señor, puedas crecer y desarrollarte en todo lo que hagas. Y te deseo como lo enseña la Palabra, que seas prosperado, en la medida de como prospere tu alma.

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