El Que Abre Mucho La Boca, Busca Que Se La Rompan



Existe en la Biblia diferentes temas y existe un libro que me apasiona mucho y es el de Proverbios. Este libro se caracteriza por un tema en esencia y ese tema es la sabiduría, es algo que todos debemos de tener, pero que no es tan sencillo como el decir: “me voy a tomar un vaso de sabiduría”.

Por el contrario, la sabiduría es algo que hay que buscar y practicar. Muchas veces, el conocimiento se tiene, pero la práctica no. El libro de Proverbios no es de conocimiento solamente, sino para ponerlo en práctica.

Hoy deseo compartir con ustedes uno de los temas de Proverbios y es la boca.

Hay algunos (por no decir todos), que hemos cometido errores con nuestra boca. Esta palabra aparece más de 500 veces en la Biblia. ¿Por qué será? 

Siempre he creído que Dios está interesado en poder domesticar nuestra lengua y nuestra boca y por ello nos ha hablado tanto acerca de eso.

¿Cuántos de aquí nos hemos metido en un problema por nuestra boca? Desde muy pequeños, nuestra boca es un instrumento para bendición o para que nos alcance una buena reprimenda. Cuando nos ponemos contestones con nuestros papás o nuestras autoridades, nos falta corrección.

Todos necesitamos manejar nuestra boca con sabiduría.

Desde mi época de estudiante, he sido bendecido por el Señor, en el sentido de trabajar con personas y tengo la oportunidad de conocer a mucha gente, puedo ahora decir que he aprendido a conocerlas bien y a discernir sobre ellas.

Una de las cosas que he aprendido es a oír las palabras de las personas y por la boca, yo sé cómo son.

Usted por lo que habla puede delatarse de qué cultura es, qué educación tiene, de qué país viene. Por nuestro acento nos pueden diferenciar entre razas, culturas, educación, modales. Y algo tan sencillo como abrir la boca y decir algunas palabras, puede decir mucho de cada quien.

Las palabras que salen de nuestra boca deben ser como la plata o como el oro que pasó por el crisol, porque por ellas las personas van a deducir qué tipo de persona somos.

Cuando Pedro habló, por la forma de hablar, una persona le dijo: “Tú eres de los que andan con Jesús”. Muchas veces estando en un grupo nuevo sin conocer a sus integrantes, me ha pasado que alguien me diga. oye tu lees mucho la biblia. Lo mismo le pasa a uno con su hijo o su padre.

Posiblemente usted estará aun pensando que la versión del Proverbio referencial a lo hablamos, no le gusta, que esas palabras están muy duras o que se yo; por eso no vamos a polemizar la versión Reyna Valera dice: "El que ama la disputa, ama la transgresión; Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina" Proverbios 17:19

Pues, algunos lo han interpretado literalmente en el sentido que, por falta de tener cuidado en quien entra a una casa se pone en riesgo esa casa. Esto tiene sentido, pero lamentablemente no es lo que está diciendo el texto.

Otros lo han interpretado también literalmente en el sentido que, al construir una puerta demasiado grande, ancha y adornada en una casa, se está invitando a la ruina por cuanto los ladrones van a pensar que al pasar esa gran puerta debe haber muchas riquezas.

También tiene sentido, pero lamentablemente no es lo que está diciendo el texto.

Entonces ¿qué es lo que está diciendo el texto?

Pues, tomando en cuenta el contexto, notamos que tiene que ver con pecados de la lengua, con cosas que decimos con la boca. El que ama la disputa o la pelea o la violencia verbal, ama la transgresión. De la misma manera, quien abre demasiado la boca y no pone cuidado en lo que dice, habla sin pensar o habla a gritos abriendo mucho la boca, está buscando su propia ruina. Es decir, que debemos entender la palabra “puerta” en un sentido figurado para indicar la boca.

Así es como se lo toma en la Nueva Versión Internacional de la Biblia. Dice allí textualmente: El que abre mucho la boca, busca que se la rompan. Cuidado con hablar sin pensar o con hablar insultando a gritos.

Al que le gusta pecar, le gusta pelear. ¿Sabe qué pasa con el que mucho habla? mucho peca.

El que abre mucho la boca busca que se la rompan. Aquellos que se las llevan de “gallitos”, de “salsas”, no falta que un día de estos encuentre algo en la calle y por muy bueno que sea para alegar, un día de estos le van a romperle la boca.

Leí y transcribo un testimonio. “Yo era muy peleonero de pequeño y tuve que lidiar mucho por mi boca, porque por bocón, me la paraban rompiéndola. Pero nunca logré alcanzar nada bueno con ello, al contrario, estuve a punto de morir muchas veces, resultado de mi gran boca”

Por eso, cuando usted cambia por las palabras que hoy le estoy compartiendo, está trayendo bendición y vida, no violencia y calamidad. Lo que debemos hacer es quitarnos las muchas palabras, hable menos. No sé si conoce a alguien que cuando se pone a hablar, habla tanto que puede estar hablando con ella, va al baño, a comer y ella sigue hablando solita y no dice nada. Por ello, su boca debe reflejar palabras medidas para no hablar de más.

Hoy le voy a pedir que reflexione qué palabras salen de su boca, son palabras de esperanza, de fe, de angustia, de queja. ¿Qué tipo de palabras representan lo que eres y tienes por dentro? Dice la Palabra en Romanos 10:9: “Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”

¿Cuántos tienen en su corazón a Cristo Jesús? Lo tiene porque en su boca confesó para salvación. Pero lo que sale a veces de nuestra boca no necesariamente está reflejando el regalo de salvación que hemos recibido.

Hay cosas que no logramos porque nuestra boca no ha sido preparada para anteceder y alcanzar lo que algún día vamos a alcanzar.







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