Isaías
29:13 NVI "El Señor dice: «Este pueblo me alaba con la boca y me honra con
los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un
mandato enseñado por hombres"
Si
perdemos de vista a la persona de Jesucristo en las cosas que hacemos, corremos
el riesgo de aun al estar en la iglesia, nos alejamos de Dios, debemos tener en
cuenta que, en su vida, el cristiano enfrenta muchas adversidades, pero hay una
que presenta un riesgo grande para su vida espiritual y es la rutina.
La
rutina en las cosas espirituales es un peligro para el cristiano. Cuando cae en
la rutina de las actividades eclesiásticas (actividades de la iglesia) corre el
riesgo de caer en un conformismo y terminar viviendo una rutina religiosa que
poco a poco lo irá agotando espiritualmente.
Entendamos
que la repetición de un acto sagrado puede convertirse en una rutina; y del
rito a la rutina es un corto paso; Israel convirtió todo el rico tesoro de la
adoración y la alabanza en un rito. La rutina mato la frescura de la enseñanza
y la presencia de Dios. Israel había llegado a acostumbrarse a una vida de
“adoración” a Dios. Se “acostumbro” y cuando a Israel ya le era costumbre ir y
hacer toda la ceremonia para adorar a Dios, paradójicamente dejo de adorar a
Dios. Israel se había olvidado que más que el rito y la ceremonia a Dios, lo
que cuenta es el corazón con el que hacemos las cosas, esa es la razón de Isaías
29:13
El
pasaje de Isaías deja en claro que el acostumbrarnos rutinariamente (hacer
rutina) a las actividades que conciernen a Dios, nos alejan del mismo Dios que
intentamos adorar con ellas.
¿Qué
nos motiva ir a la casa de Dios? ¿Por qué motivo levantamos las manos al alabar
y adorar a Dios? ¿Es Dios el verdadero motivo de nuestra adoración o estas
actividades se han convertido en una rutina?
Lo
rutinario hace que desplacemos a Dios del lugar de adoración y perdamos de
vista el verdadero motivo y fin por el cual hacemos lo que hacemos. Dios nos
dio la voz para el canto, pero ahora los alabantes no quieren cantar si no hay
aparatos de sonido.
A
los fariseos les había acontecido algo similar. Estaban tan cegados en su
religiosidad y acostumbramientos que no podían ver que el Dios encarnado (Jesús)
estaba en medio de ellos. Ellos que eran los maestros de la ley, los que
establecían la norma de cómo vivir para Dios, por sus ritos y costumbres
estaban tan lejos que no podían distinguir al Hijo de Dios y si no leamos Juan
1:24…26 NVI "Algunos que habían sido enviados por los fariseos lo
interrogaron: —Pues, si no eres el Cristo ni Elías ni el profeta, ¿por qué
bautizas? —Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no
conocen“
Los
fariseos tenían una rutina de las prácticas religiosas y morales que
realizaban. Y era tal la convicción a ellas, que todo el pueblo de Israel debía
llevarlas a cabo. Por ejemplo, el lavamiento de manos para comer (Marcos 7:1…13)
La
religiosidad rutinaria nubla nuestra vista y nuestro entendimiento de las cosas
espirituales. Nos hace ver a través de las prácticas que llevamos a cabo y no
por el filtro de la palabra de Dios. De esta forma pensamos que, si estamos
yendo a la iglesia regularmente, ya estamos en comunión con Dios. Nada más
lejos de la verdad. Debemos saber que la comunión con Dios tenemos que
fortalecerla día tras día con lectura de la palabra de Dios y oración.
La
rutina encasilla al hijo de Dios y Dios conoce a sus hijos por sus frutos. La
religiosidad demanda algo de la persona que la misma palabra de Dios no
demanda. Esta diferencia hace que el espíritu de rutina religiosa sea peligroso
para nuestras vidas y para el cuerpo de Cristo en general. Recordemos que somos
un cuerpo, si una parte esta resentida, dolida o enferma, a todo el cuerpo le
afecta.
·
Peligros de una rutina religiosa:
Perdida
del objetivo principal que es Jesucristo.
Al
entrar en una rutina nuestro objetivo queda distorsionado y poco a poco esta
tan desenfocado que el diablo aprovecha y nos hace creer que estamos siguiendo
a Jesucristo, cuando en realidad estamos siendo guiados cada vez más lejos de Él.
Nos
aleja de Dios
Esto
es la consecuencia de lo anterior. El cristiano al perder el objetivo que es
Jesucristo queda a la merced del mundo. Su vida se vuelve tan rutinaria que
pierde la noción del enemigo que afuera lo espera como león rugiente. En
alabantes puede suceder que el micrófono sea más importante que la santidad del
que canta.
Buscamos
nuestros propios méritos.
Uno
comienza hacer las cosas para vanagloria propia y no para Dios. Comenzamos a
buscar la recompensa de los hombres y no la de Dios. Creemos que Dios nos
bendice por nuestros esfuerzos y no porque somos sus hijos que fuimos aceptos
en Jesucristo mediante la fe. Nadie puede confiar en los méritos de Cristo
hasta que haya renunciado por completo a los suyos propios.
Se
pierde el apetito espiritual
Al
perder el objetivo y alejarnos de Dios comenzaremos a sentir que podemos vivir
sin tanta oración y sin tanta lectura de la palabra, en cuanto sigamos haciendo
las actividades rutinarias de la iglesia.
·
¿Qué hacer?
Cuando
alguien ha caído en esta enfermedad espiritual y todo lo hace rutinario es
porque ha olvidado porque comenzó hacer dichas cosas. La rutina viene cuando la
motivación ya no es la misma, en nuestro caso la motivación es Jesucristo y Él
no cambia, entonces, si Él no cambia, cambiemos nosotros recociendo que perdimos
el punto hacia donde nos dirigíamos.
Si
hemos entrado en la rebeldía, en el conformismo, en lo rutinario y estamos
viviendo una vida de religiosidad sin la vida de Cristo; recuerda el mensaje de
salvación que un día llego a nuestra vida y nos llenó de esperanza y motivación
para entregar en servicio nuestras vidas al Dios verdadero.
Cuidémonos
de la rutina en nuestra vida espiritual. Refugiémonos en Dios y pidamos que nos
guarde de toda rutina que quiera crecer en nuestra vida. Salgamos de nuestra
comodidad de nuestra rutinaria vida cristiana y esforcémonos para poder
aferrarnos al reino de Dios.
Mateo
11:12 NVI "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los
cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran
aferrarse a él"
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