Los Hechos De Los Apóstoles: Una Historia Inacabada


La presente es una síntesis libre, del articulo original escrito por Ray C. Stedman, preparada especialmente a manera de ilustración para enfocar nuestro hacer en este espacio y para ilustrar a usted que nos lee o que participa activamente de esta hoja.

Raymond Charles Stedman, 5 de octubre de 1917 - 7 de octubre de 1992, nació en Temvik, Dakota del Norte; donde su padre, Charles; trabajaba para los ferrocarriles. La madre de Ray, Mabel, era asmática y desarrolló una afección cardíaca que la llevo a la muerte, por lo desde los seis años Ray vivió con su tía. Su padre abandonó a la familia y todos los esfuerzos por localizarlo fueron en vano.

El planeó convertirse en cirujano y después de la escuela secundaria en Montana, ingresó a un curso premeditado en el Whitworth College; Spokane, Washington. Las dificultades financieras lo obligaron a abandonar. Trabajó en Montana, que incluía ser un jinete de toros Brahma en rodeos. Ray pasó a trabajar en Chicago, Illinois; y Denver Se mudó a Hawai para trabajar para Libby Pineapple cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Se alistó en la Marina allí en 1943. Conoció a su esposa Elaine en Great Falls, Montana y al final de la guerra se casaron en Honolulu en 1945. Al regresar a tierra firme en 1946, comenzó a asistir al Seminario Teológico de Dallas y graduándose en 1950. Antes de su llamado a Palo Alto, Ray trabajó junto a J. Vernon McGee, un predicador ampliamente conocido en los círculos evangélicos por su ministerio de radio. En el otoño de 1950, Ray aceptó el llamado para formar parte del personal de Peninsula Bible Fellowship en Palo Alto, California.

Hechos es el libro que revela el poder de la iglesia. Si se eliminase el libro de Hechos del Nuevo Testamento, nunca entenderíamos el resto. Sería como un niño al que le faltasen los dientes de delante. Cuando concluimos el relato de los Evangelios, lo único con lo que nos encontramos es con un puñado de judíos en la ciudad de Jerusalén hablando acerca de un reino para Israel.

Este libro fue escrito por Lucas, el compañero amado de Pablo, el mismo hombre que escribió el Evangelio de Lucas, aunque lamentablemente, lleva el título equivocado. En casi todas las ediciones de las escrituras se le llama "los hechos de los Apóstoles, pero al leer el libro completo, los únicos cuyos hechos se relatan son los de Pedro y los de Pablo. Los demás pasan prácticamente desapercibidos, por lo que el título no es precisamente el más apropiado. En realidad, debería titularse "Los Hechos del Espíritu Santo o tal vez "La Continuación de los Hechos del Señor Jesucristo.

Hechos es una continuación de lo que Jesús comenzó tanto a hacer como a enseñar. Lucas dice en una de sus partes: "...hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamiento por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. A estos también se presentó vivo, después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes. Durante cuarenta días se hacía visible a ellos y les hablaba acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen el cumplimiento de la promesa del Padre, de la cual me oísteis hablar; porque Juan, a la verdad bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo después de no muchos días."

De eso trata el libro de Hechos, que es el relato de la manera en que el Espíritu Santo, descendiendo sobre la iglesia, continuó lo que Jesús había empezado, es decir, continuó con la obra que se inició durante los días de su encarnación.

Por lo tanto, el relato del que ha quedado constancia en los evangelios no es otra cosa que el principio de la obra del Señor Jesucristo. Cuando llegamos al final de los evangelios, no hemos llegado al final, ni siquiera al principio del final, sino al final del comienzo. En el libro de Hechos, el Espíritu Santo comienza a cumplir el programa diseñado por Dios. Empieza a realizar su obra por medio del cuerpo encarnado de Jesucristo, que es la iglesia, el cuerpo mediante el cual el Señor tiene la intención de llegar hasta los confines de la tierra. Eso es algo que empezó hace más de 2020 años y que con usted, sigue realizándola en la actualidad. Estamos viviendo en la era del Espíritu, que inició en el día de Pentecostés, el primer acontecimiento importante del libro de los Hechos.

La iglesia ha venido padeciendo durante muchos siglos por causa de una idea equivocada. Una gran parte de la debilidad de la iglesia se debe al hecho de que, de algún modo, a lo largo de los años y por causa de las tradiciones de los hombres, se ha introducido un concepto erróneo en el cuerpo de Cristo. Los cristianos se han reunido y han recitado la Gran Comisión de Jesucristo de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra, "por lo tanto, id y haced discípulos a todas las naciones. (Mat. 28:19) Y no hay duda alguna de que esa es la voluntad de Dios, pero es al mismo tiempo uno de los trucos favoritos del demonio, que coloca ante los cristianos la idea de llegar al fin del mundo y luego les sugiere que lo hagan a su manera, intentando cumplir la voluntad de Dios, pero a la manera del hombre.

Eso es exactamente lo que ha estado haciendo la iglesia. Se ha reunido, ha recitado de memoria la Gran Comisión, y ha dicho: "ahora es preciso que movilicemos todos nuestros recursos humanos a fin de planear la estrategia para realizar esto. Con frecuencia se nos ofrece una imagen de Cristo esperando en el cielo, contemplando con ansiedad para ver lo que está sucediendo aquí abajo.

Pero eso es debido a que solo hemos escuchado a una parte de la Gran Comisión. Hemos oído la primera palabra "¡Id! pero es que el Señor dijo además otras palabras que da la impresión que nosotros hemos olvidado por completo el "he aquí” "y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20) No fue nunca la intención del Señor que toda la labor de planear la estrategia de alcanzar hasta los rincones de la tierra y de movilizar los recursos recayesen por entero sobre el cristiano. Cuando la iglesia intenta realizar esta tarea sobre esa base, el Señor se limita a cruzarse de brazos y nos deja que sigamos adelante, rompiéndonos la cabeza y esforzándonos nosotros solos. Nos contempla y ve cómo nos esforzamos por llevar a cabo la Gran Comisión con nuestras propias fuerzas, mientras él se mantiene a un lado y espera a que acabemos.

Cuando totalmente agotados, derrotados y desanimados, como lo estaremos inevitablemente en este proceso, volvemos a Él y clamamos diciendo: "Oh, Señor, nunca conseguiremos hacer esta tarea. No podemos conseguirlo entonces es cuando él nos recuerda tranquilamente que este programa era algo que debía realizar el Espíritu Santo por medio de la iglesia, que Él es perfectamente capaz de conseguirlo y que el libro de los Hechos es el testimonio completo sobre su habilidad y capacidad para cumplir el plan que tenía en mente. "Fiel es el que os llama, quien también lo logrará. (1 Tesalonicenses 5:24) Siempre fue la intención de Dios no solamente presentarnos el programa, sino cumplirlo con sus propias fuerzas.


El libro acaba con Pablo en Roma, predicando en su misma casa alquilada, encadenado de día y de noche a un guardia romano, sin poder salir, sin poder seguir adelante con la evangelización por todos los rincones de la tierra, como deseaba ardientemente hacer en su corazón, viéndose limitado, encadenado y atado, a pesar de lo cual, como escribe a los Filipenses, siente en su corazón y tiene plena consciencia de que a pesar de estar encadenado, la palabra de Dios no lo está.

Vemos ahora, al volver la vista atrás, que la cosa más importante que hizo Pablo durante toda su vida no fue predicar el evangelio y plantar iglesias, como podría haber creído, sino que el mayor de sus logros fue las epístolas que no habría escrito de no haberse encontrado en prisión. Gracias a estas epístolas, la iglesia ha recibido el ministerio, ha sido alimentada y fortalecida durante los 200 siglos de la vida de la iglesia.

Como saben ustedes, el libro de Hechos es un libro inacabado. No ha sido nunca completado, sino que termina de repente. Lucas ni siquiera escribe la palabra fin al final del mismo, sino que lo deja tal cual. No vuelve nunca a esa parte porque, como es natural, el Espíritu Santo quiso que quedase sin terminar y todavía se está escribiendo. El libro de Hechos es el relato de las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. ¿Ha terminado ya? No, Él sigue aun realizando su obra ¿verdad? El último capítulo de Hechos se está escribiendo actualmente. Cuando este libro quede totalmente acabado y lo podamos leer en la gloria, ¿qué parte habrán representado ustedes en él?

Lo invitamos a que sigamos escribiendo Hechos…






 Si Usted escribe, a querido escribir o le gusta leer,



PREPARESE

Y SEA UNO DE LOS ESCRITORES 
DE ESTE MARAVILLOSO LIBRO

ESTAMOS PRONTOS A SALIR
ESTE PENDIENTE

Mayor información en igelrenuevo@hotmail.com


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