Una
de las mayores preocupaciones de la Iglesia, es el exhortarnos a estar
preparados para el momento de nuestro encuentro con Dios en la eternidad
poniendo a producir con diligencia y responsabilidad en esta vida las
capacidades o talentos que hemos recibido. Por ello, la parábola de los
talentos nos hace hincapié que “al que tiene, se le dará más todavía y tendrá
de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga”
¿Qué
era un talento?, el talento era una unidad de medida monetaria utilizada en la
antigüedad. Tiene su origen en Babilonia, pero se usó ampliamente en todo el
mar Mediterráneo. En el Antiguo Testamento, equivalía a cerca de 34 kg y en el
Nuevo Testamento, a 6.000 dracmas, o lo que es lo mismo, 21.600 g (47.62 lbs.)
de plata, aproximadamente $ 12,765.00 a costo actual (Nov.2019).
Como
vemos, equivalía a una cantidad importante de dinero. Poco a poco y a
influencia del pensamiento cristiano, en este caso por esta parábola, la significación
de la palabra “talentos” pasó a convertirse en sinónimo de las capacidades que
tiene una persona. Por eso se suele hablar del “talento humano”.
Así,
con la parábola, estaba Jesús respondiendo a sus discípulos, que le habían
preguntado por qué hablaba mediante ellas y les explica que no a todos les es
dado conocer los misterios del reino de los cielos, sino sólo a las personas que
están dispuestas a acoger sus palabras y vivirlas.
Y
es que, desde entonces, entre quienes escuchan el evangelio hay algunos que,
voluntariamente cierran sus ojos y sus oídos, por lo cual “viendo no ven, y
oyendo no oyen, ni entienden”. Esos son los que ven y oyen a Jesús, pero piensan,
que ya conocen todo. Y terminan perdiendo también lo poco que tienen.
Cada
uno de nosotros ha recibido de Dios unos talentos específicos. Pero… ¿Qué hago
hoy con mis capacidades? ¿Están rindiendo constructivamente? ¿O las estoy
desperdiciando como el haragán que enterró su talento en vez de hacer el
esfuerzo de poner a producir lo recibido?
¿Cuál
es, pues, el significado de esta frase de Jesús? De ella nos pedirá cuenta al
final de la vida. Si tenemos y podemos presentar como producto las buenas obras
resultantes de un trabajo honesto y constructivo, Dios nos dará una vida
eternamente feliz. Pero a quien se presente con las manos vacías, hasta lo que
había recibido le será quitado.
Jesús
espera, que con su Palabra se dé la transformación del mundo. Por lo tanto, no
acepta que, frente a ella, se pueda permanecer neutral, tibio o indiferente,
solo hay dos opciones: o frio, o caliente. No admite que un don grande o
pequeño, una vez recibido, pueda quedar inoperante.
Dios
no espera ni da valor a recitólogos de la Biblia, ya sea oral o
gráficamente. Jesús a quien pone en
práctica su Palabra, Él lo introducirá cada vez más en las riquezas y en las
alegrías incomparables de su reino y, por el contrario, a quien descuida su
Palabra, Jesús se la quitará, confiándosela a otros para que la hagan
fructificar. Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero
al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga
Debemos
estar alertas y en guardia contra una grave falta en la que podemos caer: la de
acoger el Evangelio convirtiéndolo, en un mero objeto de estudio, de admiración
o de discusión, pero sin ponerlo en práctica.
Jesús
exhorta y exalta a toda mujer u hombre que, en vez de entregarse a la vanidad
superficial y egoísta, dedica su vida al trabajo honesto y productivo para el
bien de su hogar y también para abrir sus manos al necesitado. Espera de
nosotros que acojamos su Palabra y que la encarnemos en nuestro interior,
transformándola en la fuerza que impregne todas nuestras actividades para que,
de este modo, a través del testimonio de nuestra vida, sea aquella luz, aquella
sal y aquella levadura que poco a poco transforme la sociedad.
Esta
imagen se opone a la del culto idolátrico a la apariencia física, tan de moda
en la actualidad. Una apariencia con frecuencia engañosa, marcada por la
vaciedad de la mente y la ausencia de valores espirituales. En este sentido,
podemos preguntarnos cuál es el tipo de cristiano que estoy proyectando, un
cristiano comprometido con mi prójimo o un cristiano de apariencia.
“Así,
pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes…” esta es la conclusión
del texto que nos ofrece la Carta de Pablo dirigida a los primeros cristianos
de la ciudad griega de Tesalónica, se relaciona directamente con los últimos
tiempos, del cual forma parte la parábola evangélica de Jesús sobre los
talentos. A nuestro alrededor podemos ver la insensatez de quienes viven
sumidos en la oscuridad de lo vacío y lo aparente, sin pensar en la dimensión
trascendente de su existencia. Nosotros, como hijos de la luz, estamos
invitados a no dejarnos sorprender con las manos vacías de buenas obras en el
momento definitivo de nuestro encuentro con el Señor al final de nuestra vida
presente.
Muchos
andan preocupados reclamando que están haciendo por ellos, otros no pasan mas
lejos de lo que son las buenas intenciones, mas Dios demanda cristianos
comprometidos, cristianos que luchan día a día por ser mejores y por producir
para sus hermanos lo mejor de sus talentos.
Y
a todo esto… ¿Qué estás haciendo tú, con tus talentos?
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