Llamados Para Dar… Y Tanto Que Cuesta. Por Saúl Guevara


2 Corintios 8:1…5: “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios;”

Somos llamados para dar y tanto que cuesta que demos, a veces creo que no entendemos que solo dando es como recibiremos. Pablo nos escribe sobre otras iglesias en su ejemplo de ofrendar. En sus primeras pocas palabras de este tema, Pablo muestra que él considera tanto la oportunidad como la voluntad de dar una ofrenda de la gracia de Dios.

La región norte de Grecia era llamada Macedonia. La parte sur era llamada Acaya, y la ciudad de Corinto estaba en la región de Acaya. Pablo escribe sobre el ejemplo que él vio en las iglesias de Macedonia. Las iglesias de Macedonia estaban en ciudades tales como Filipos, Tesalónica, y Berea. Pablo relata a los corintios cristianos el ejemplo de los cristianos de Macedonia. Los macedonios, aunque estaban en grande prueba de tribulación y aunque estaban en profunda pobreza, aun así, dieron generosamente dice que abundaron en riquezas de su generosidad.

Se preguntará: ¿por qué está hablando Pablo sobre el dar? ¿Para qué estaba juntando dinero? Pablo estaba juntando dinero para ayudar a los cristianos en Jerusalén, quienes eran muy pobres. Él ya había mencionado este esfuerzo en 1 Corintios 16:1…4. Pero también, la pobreza de los macedonios es confirmada por la historia secular. Los Romanos tomaron la mayor parte de su riqueza cuando conquistaron la tierra que era la patria de Alejandro Magno.

Pablo sabía que los macedonios daban de dos maneras. Primero, ellos daban conforme a sus fuerzas, diciendo que, en total, su ofrenda no era mucho. No era una “gran” ofrenda en el dinero total. Segundo, ya que su corazón daba con agrado y dieron en proporción a lo poco que tenían, ellos dieron más allá de sus fuerzas. Esa manera de dar es la misma con que dio la viuda en Lucas 21:1…4, ilustra el mismo punto. Ella sólo dio dos blancas, el cual era una pequeña cantidad de dinero. En ese sentido, ella dio conforma a su fuerza. Sin embargo, ya que ella dio todo lo que tenía, ella dio más allá de su fuerza. Ese mismo principio de ofrendar era evidente en los cristianos macedonios. “Esa moneda de la pobre viuda estaba más allá de la magnificencia del hombre rico, ya que salió de una mente más rica.”

Dice el relato: “Con agrado … pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos” Pablo no tuvo que rogar por dinero a los cristianos macedonios, ¡Ellos le estaban rogando a él (pidiéndonos) que recibiera la ofrenda! Pidiéndonos significa que eran los macedonios los que rogaron a Pablo el privilegio de dar, no que Pablo rogó por dinero.

Así vemos que aun cuando los cristianos macedonios no tenían mucho que dar, ellos en verdad querían dar. Ellos vieron como un privilegio el dar.

La generosidad de un verdadero cristiano no puede ser medida por qué tanto tiene uno para dar. Por lo regular aquellos que tienen menos son más generosos en dar lo que tienen. El ejemplo de los macedonios es una prueba práctica de que la verdadera generosidad no es una prerrogativa de aquellos que disfrutan de una suficiencia de medios. La liberalidad más genuina es mostrada frecuentemente por aquellos que tienen menos por dar. La ofrenda cristiana es estimada en término de sacrificio, no de cantidad.  

¿Qué hizo que su ofrenda fuera tan espectacular? No era la cantidad del dinero. Es que ellos mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros por la voluntad de Dios.

Al dar, el verdadero asunto no está en dar dinero. Esta en darnos al Señor. Si en verdad, nos damos a nosotros mismos al Señor, entonces el tipo correcto de material para dar fluirá naturalmente.

2 Corintios 8:6…8 “de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro”

El enviado de Pablo, Tito, siendo la persona que llevó la carta, supuestamente debía de animar a los corintios cristianos que le dieran a él la colecta, entonces él se la daría a Pablo. Él se supone que debía de asegurarse que ellos llevaran a cabo lo que había intencionado antes. Las cosas se pusieron difíciles entre Pablo y los corintios cristianos, quizás estaban menos dispuestos para juntar la colecta y ponerla en las manos de Pablo. Por ello, Tito fue enviado con esta carta, era para completar esta obra de Gracia en los corintios cristianos y para asegurarse que ellos siguieran con su intención original.

Los corintios quizás tuvieron la intención de dar. Ellos quizás pensaron en dar. Pero todo esto era inútil a menos que ellos de hecho acabaran esta obra de gracia. Pablo sabía, como todo cristiano debe saber, que nuestras intenciones, votos, y resoluciones son inútiles sin acción. Era tiempo que los corintios actuaran y Tito fue enviado para ayudarles a realizar esto.

Pablo les dice: “Como en todo abundáis” Los corintios en verdad abundaban en fe, en palabra, en ciencia, en amor por Pablo, entonces ellos podríamos decir, iniciaban su primer amor. Ellos quizás pensaban que abundaban en todas estas cosas. Por ello vemos a Pablo diciendo, “Muy bien, tomaré su palabra. Ustedes si abundan en todas estas cosas. Ahora, abunden también en esta gracia.”

Por cuarta vez desde el inicio de este estudio, Pablo se refiere al dar dinero como una gracia.

La habilidad de dar y tener el corazón para dar libremente es un don de Dios. El dar es una obra de gracia de Dios en nosotros. Cuando ves a un creyente ser verdaderamente generoso, una gran obra de Dios ha sido hecha en su corazón. El dar significa involucrarse y demuestra una verdadera obra de la gracia de Dios.

Nuestro dar debe ser un don de dar con libertad, generosamente, debido a que queremos dar. Cuando Dios nos da de gracia, el motivo para Su dar está en Él, no en aquel que recibe. Nuestro dar, debe de ser ofrecido sin esperar un pago o algo a cambio. Dios no nos da esperando un “pago”. Nunca le podremos pagar a Dios. Solamente podemos servirle y amarle.

Visto este asunto del dar, basado en el amor de la gracia, esto releva todo acto mecánico, de presión, de deber, de obligación o de simple legalismo. Se vuelve una actividad que, busca en el dar, trasmitir hacia otros todo lo que es precioso, todo lo que es bello, todo lo que es bueno y todo lo que es glorioso. No hay un área en la vida cristiana en la que la gracia brille como cuando el dar, proviene de un trasfondo de pobreza.

No hablo como quien manda a que den, dice Pablo, él sabía que el dar porque se ordena no es dar; llamamos, a ese tipo de dar, ley, impuestos. Luego Pablo señala dos puntos. Primero, el dar puede medir la sinceridad del amor. Segundo, Pablo comparó abiertamente el dar de los corintios con el dar de los macedonios.

A muchos nos gusta pensar que podemos amar sin dar, pero dice 1 Juan 3:17…18: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Jesús dijo mucho sobre lo mismo: Mateo 6:21: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” Lo que damos y el cómo damos, son pruebas válidas de nuestro amor.

2 Corintios 8:13…15: “Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos”.


Los corintios no daban con abundancia para que los cristianos en Jerusalén pudieran enriquecerse y ser flojos a costa de ellos. Pablo estaba llevando la colecta para que los de Jerusalén pudieran sobrevivir. La meta no era el hacerles una carga a los corintios, tampoco era para hacerles la vida fácil a los de Jerusalén.

Algunos gustan decir, “Da hasta que duela. Entonces sigue dando hasta que se sienta bien otra vez.” Pero la meta de Dios para nosotros no es que “Demos hasta que duela.” La meta no es el afligir al que da, es para mostrar el corazón bondadoso y de amor de Cristo Jesús.

“Esta enseñanza es necesaria para refutar a los fanáticos que piensan que no has hecho nada hasta que te despojes completamente y pongas todo en un fondo común.” (Calvino)

Pablo dice: “Pero … con igualdad”, ve que la abundancia espiritual de Jerusalén ha bendecido a los corintios. Por lo tanto, debe de hacer algo para que los corintios compartan con ellos su abundancia material.

La igualdad que Pablo menciona aquí, no está intencionada para dar un significado de socialismo o comunismo, donde se dice que todos viven en el mismo nivel económico y donde se supone que ninguno es más rico que otro. Este no es el tipo de igualdad al cual Pablo se refiere. Las Escrituras evitan, por una parte, la injusticia y los males destructivos del comunismo agrario, al reconocer el derecho de la propiedad y haciendo que la limosna sea opcional; y por la otra, la cruel indiferencia de los pobres al inculcar la hermandad universal de los creyentes, y el deber consecuente de cada quien para contribuir de su abundancia para aliviar la necesidad del pobre. Al mismo tiempo éstos inculcan en el pobre el deber de apoyarse a sí mismos en medida de sus posibilidades.

Apunta Pablo: “El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos”, la cita es de Éxodo 16:18 el cual ilustra su principio. Todos juntaron lo que pudieron, algunos más, otros menos; pero todos compartieron lo que juntaron.

Y tú, ¿das y compartes?


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