Santiago
1:22...23 RV: "Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra, y no
la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su
rostro natural. Porque él se consideró a sí mismo, y se fue, y luego se olvidó
qué tal era."
Hay
muchas personas que padecen un sufrimiento psíquico. Puede que sea por un
motivo claro y concreto, o puede que la persona no sepa definir qué es ese
sufrimiento y que no sea por algo específico. Y no son menos las personas que
intentan poner remedio por su propia cuenta o pidiendo ayuda, pero no lo
consiguen. Y así viven atrapadas en el sufrimiento o saliendo y volviendo a
tropezar una y otra vez con la misma piedra.
En
ese intento de vivir mejor, aparecen por la iglesia, participan de ella, buscan
consulta pastoral y se les escucha. Por lo general no falta el consejo y hasta
las pautas educativas y en su gran mayoría el problema es el mismo: consideran
que se saben la teoría, pero no logran llevarla a la práctica.
¿Qué
está pasando en esos casos? ¿Es una cuestión de falta de motivación, por no
tener suficiente fuerza de voluntad, por algún tipo de deficiencia...?
Todo
se concretiza en un solo rumbo y la cuestión o punto discutible a resolver es
que hay Ir más allá de la teoría para sentirse bien.
Generalmente,
quien se plantea ir a la iglesia en busca de algo, además de que le pasa algo
que le hace sufrir, tiene la sospecha de que es algo que tiene que ver con él,
con su forma de pensar y hacer las cosas, aunque no sea consciente de ello.
Precisamente
la eficacia del liberarse de ese sentimiento, que puede llegar hasta a un modo
de vida, se sostiene en la ganancia de libertad en Cristo, que nos recibe y lo
primero que nos dice que, en Él, nuevas creaturas somos.
El
ser nuevas creaturas supone el separarse de aquellos pensamientos y actos, de
los cuales muchos de ellos ya se han hecho costumbre por haberlos desarrollado
desde la niñez, actos que ya no nos sirven y están impidiendo disfrutar de la
vida como nuevas creaturas y desplegar otras posibilidades.
Es
ese enredo invisible el principal obstáculo entre teoría y práctica o si lo
desea en palabras bíblicas diríamos: Es ese enredo invisible el principal
obstáculo entre el ser oidores de la Palabra y ser hacedores de ella.
En
la época en la que vivimos se da mucho valor a lo materialmente (palpablemente)
existente y apenas hay lugar para lo subjetivo o intangible, que no por eso es inexistente.
Es
por eso que no se trata de poner más esfuerzo, a veces hasta forzado, en
acumular teoría o conocimiento, como algunos lo hacen memorizando la Biblia
(cosa que no es mala). Se trata de hacer la experiencia del análisis y la
reflexión de la Palabra, una experiencia de vida en nuestra existencia y eso va
a tener como efecto que la existencia del creyente fluya de otra manera.
Entonces
de que se trata el “sed hacedores” ¿Hay que esperar de un tratamiento personal?
Explicar
todo ese proceso humano, sería demasiado complejo para un artículo de estas
características. Para que resulte más comprensible de qué se trata, considero
más sencillo comenzar hablando de lo que no es. Así que comentaré algunos
aspectos.
En
mis años de consejería, he aprendido que no hay que rellenar cuestionarios, no
hay que pasar ningún test, no se recibe una evaluación, no se lleva una lista
de tareas para hacer, ni se hacen autorregistros. Tampoco son charlas
didácticas ni motivacionales, ni psicoanalista, tan solo adecúo la Palabra de
Dios al consejo enfatizando su valor y efectividad al seguirla al pie de la
letra, claro está, que en adecuarla también la dosifico y digo lo que hay que
hacer. Cuando guías, no regañas, no juzgas, no das consejos personales, ni tomas
decisiones por ti. Se dirige la cura, pero no dirige la conciencia ni los actos
del creyente.
El
desarrollo de las sesiones es un trabajo de dos. El Guía hace su trabajo y el creyente
tiene que hacer el suyo. El Guía presta atención suma a las palabras del sujeto
(creyente), escucha de la mejor manera posible para que a partir de esa
realidad personal, única e intransferible, se pueda encontrar, pensarse,
escucharse nuevas acciones. Es un espacio para hablar de lo que hace sufrir,
para saber por qué y para qué hacemos las cosas.
Eso
requiere mucha convivencia y un compromiso, que, por parte del creyente, poco
tiene que ver con sólo quejarse o desahogarse. Las cosas dichas en la presencia
del Guía producen una resonancia distinta y el creyente cae en la cuenta de
cosas que sabía pero que le pasaban desapercibidas y por lo tanto no valoraba
la incidencia de ellas en su vida.
¿Cuánto
dura el proceso?
Como
no se trata de una cura estándar, ni de vender cosas y garantías tan de moda
hoy en día, se trata más bien de un trabajo muy artesanal en el sentido de muy
personalizado y elaborado, las prisas no juegan un flanco favorable. El tiempo
tendrá que ser el que tenga que dar el creyente y al ritmo único de cada persona
atendida, iremos construyendo un camino por el que sea más apacible transitar.
No
es un tratamiento corto, ni tampoco interminable, el fin del análisis llegará,
si el creyente no ha abandonado el tratamiento, cuando haya superado sus
conflictos, se sentirá y se encontrara satisfecho. Entonces y solo entonces
habrá adquirido la experiencia necesaria para darse cuenta del valor práctico
de la Palabra bíblica.
Desde
luego es una experiencia que no deja indiferente a quien se decide a hacerla.
Aporta un conocimiento de uno mismo y una forma de pensar que permanecerán para
siempre. Y no sólo eso, promueve todo aquello que está más del lado de una vida
liberada.
Con
la única herramienta, la Palabra, se produce lo que muchos llamarían magia, el
giro suficiente para que uno se vuelva más amable y el mundo menos inhóspito. Y
es que, el ser humano, además de estar hecho de músculos, huesos, órganos… está
hecho en su esencia de la Palabra de Dios.
Ahora
me dirá que estaba fácil… si así de fácil, la Palabra de Dios no es difícil,
nosotros la retorcemos y hacemos inteligible, pero nunca olvide darla a conocer
así… sencilla y al final recuerde siempre que “mi pueblo perece por falta de entendimiento”
… Facilite El Entendimiento.
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