Hace
un par de meses atrás, el quedarte en casa ni lo soñabas y ahora #QuédateEnCasa
es la acción que busca resguardar a la sociedad del COVID-19. Ante esta acción
quedamos expuestos a que el sufrimiento cambie nuestros planes. El sufrimiento
es algo que inevitablemente todos enfrentaremos. Nuestra pregunta no debe ser
si sufriremos, sino cuál será nuestro comportamiento cuando suframos.
Por
eso necesitamos activar nuestras virtudes cristianas. Las virtudes son los
rasgos del carácter de una persona que la mueven a actuar de manera correcta
frente a diferentes situaciones. La presencia o falta de una virtud se refleja
en nuestro comportamiento, incluso en las cosas más ordinarias.
El
Espíritu Santo nos infunde ciertas virtudes y lo hace para que ellas nos ayuden
a enfrentar los percances en la vida y tomar decisiones que glorifiquen a Dios.
Las
tres principales virtudes son la fe, la esperanza, y el amor. Hablaremos sobre
cómo ellas nos ayudan a honrar a Dios en medio de la pandemia.
1)
La fe, es la fuente de todas las virtudes. La fe es el instrumento
con el que abrazamos todas las promesas que Cristo Jesús obtuvo en nuestro
lugar, incluyendo la promesa de resurrección (Juan. 6:40).
Cuando
enfrentamos una crisis, como el coronavirus, es importante recordar nuestra
relación con Dios y los beneficios de esta. Si tenemos fe en Cristo, sabemos
que, aunque el mundo esté cabeza abajo, Dios declara que no hay nada que nos
pueda separar de su amor (Romanos 8:33…35). Sabemos que Dios convierte el dolor
y el sufrimiento de esta pandemia en algo bueno para nuestro beneficio (Romanos
8:28).
2)
La esperanza, uno de los beneficios que recibimos por la fe
es la certeza de resurrección, luego es lógico concluir que la esperanza es una
virtud que fluye de la fe. Nuestra esperanza siempre debe apuntar al día final,
a nuestra resurrección.
Estas
virtudes son obra del Espíritu Santo en nuestra nueva humanidad, estamos
llamados a fomentarlas en nuestro vivir diario. Para cultivar estas virtudes,
debemos vivir pensando en la resurrección. Todo con el propósito de que la
esperanza se vuelva un hábito que modifique nuestro comportamiento.
Cuando
enfrentamos una crisis como el coronavirus, la esperanza nos hace ver las cosas
diferente. Nos hace mirar que este mundo está roto y que llegará el día en que
Cristo regresará y no habrá más sufrimiento (Apocalipsis 21:4).
3)
El amor, se muestra en su máxima expresión en que Cristo se entregó
para el beneficio de nosotros (Juan. 15:13). Ahora nosotros debemos imitar ese
amor con nuestro prójimo. Una manera práctica de mostrar amor hoy es ayudando a
alguno de tus vecinos que sufren una carencia
La
falta de amor en nuestra situación actual la vemos en las compras de pánico,
cuando la gente compra más de lo que necesita, sin pensar en los demás. En
cambio, alguien que comprende el amor de Cristo, compra pensando en los demás y
ayuda a aquellos que no pueden comprar algunas cosas.
Al
mismo tiempo, participar de la cuarentena es un acto de amor a tu prójimo. Si
tus autoridades locales consideran que es mejor que te quedes en casa por estos
días, haz caso. Así estarás dando tu vida laboral, personal y familiar para el
beneficio de otro, para evitar por tu parte que alguien más se enferme.
Estamos
frente al peligro del coronavirus. Sentiremos sus efectos de alguna u otra
manera, ya sea en la salud, las finanzas, nuestras iglesias, o cualquier otra
área de nuestras vidas. Pero como cristianos, tenemos una oportunidad única
para enfrentarnos a esta crisis, no imitando algo visto en una película, sino
ejercitando las virtudes que nos da el Espíritu.
Muchos
estamos recluidos en nuestros hogares y tomamos medidas para evitar un posible contagio.
Pero independientemente de tu situación, existe una realidad que no puedes
ignorar: tu vida espiritual, tu testimonio y tu relación con Dios no pueden
estar en cuarentena.
Hoy
los gimnasios están cerrados. Pero los deportistas de alto nivel no detienen su
entrenamiento; siguen las instrucciones, se concentran y continúan preparándose
para ganar. No pretendo ser un entrenador de tu localidad, pero me gustaría
hablar contigo sobre tres ejercicios que te permitirán crecer en tu vida
cristiana.
1)
Orar es una actividad esencial, algunos gobiernos ordenaron el
cese de labores excepto de las empresas consideradas esenciales. Así también,
la oración es esencial en la vida espiritual y no debería cesar. Jesús nos dio
el ejemplo perfecto de esto (Lucas. 5:15…16). Como cristianos, necesitamos ese
tiempo a solas con Dios diariamente, aunque la vida nos presente obstáculos. Tenemos
mucho por qué orar. Hay miles de personas que mueren a causa de esta enfermedad
y muchas de ellas sin Cristo.
Ora
por las necesidades de las iglesias en el mundo, por tu iglesia local y porque
Dios les conceda sabiduría a los pastores para liderar en este tiempo.
Meditemos en las palabras de Pablo: “gozándose en la esperanza, perseverando en
el sufrimiento, dedicados a la oración” (Romanos 12:12).
2)
No dejes tu lectura para después, como cristianos, no podemos
postergar nuestra lectura bíblica. Recordemos cómo Pablo deseaba que la palabra
de Cristo habitará en abundancia en los corazones de los creyentes, pues ella
permitirá que cantemos con acción de gracias en nuestros corazones (Colosenses
3:16).
Nuestro
alimento espiritual es vital para crecer a la imagen de Cristo. No hay razón
para dejar de leer la Palabra de Dios. Ahora es el tiempo para quedarte en
casa, estudiar la Biblia y leer libros pendientes.
3)
Comparte la luz de Cristo: “Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos”, Mateo 5:16.
Sin
duda, en estas semanas has visto muchos comentarios cargados de temor y
confusión. Las redes sociales están inundadas de publicaciones cuya esperanza
no descansa en verdades eternas. Mucha gente demanda soluciones a sus
gobernantes, otros gritan desesperadamente como resultado de su incredulidad.
La
oración, la lectura de la Biblia, y el evangelismo no están en cuarentena. Hoy,
más que nunca, el mundo necesita la luz de Cristo (2 Corintios. 4:6). Este es
el momento perfecto donde puedes darle “Compartir” a tu testimonio de manera
que otros sepan que existe una esperanza eterna. Utiliza tu Wasap. Recuerda las
palabras de Pablo: “Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de
Dios para salvación” (Ro. 1:16).
De
manera concreta, debemos aprovechar el tiempo y andar en sabiduría (Ef.
5:15-16). La cuarentena no es para ponernos al corriente con las series de TV o
terminar el videojuego pendiente.
La
cuarentena es el momento ideal para cultivar tu relación con Dios a fin de que
crezcas en Su conocimiento (2 Pedro 3:18). Que Dios nos conceda sabiduría en
este tiempo, de manera que en el futuro miremos atrás y estemos contentos por
haber glorificado a Dios durante esta cuarentena.
S.A.G.
29 ABR 2020
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