Tan Solo Pensemos Que Regresamos Por Saúl Guevara


Muchos cristianos, en estos momentos de quedarse en casa o te come el coronavirus, se han preocupado mas por su encierro, que, por su relación con Dios, pero déjeme decirle que esta pandemia pasara y regresaremos… si regresaremos a lo que hemos abandonado obligadamente, entre esas cosas abandonadas, están nuestros templos físicos.

A igual que aquel Israel del Antiguo Testamento a quien el profeta Ezequiel les anuncio que volverían, de igual forma nosotros los que nos toca vivir esta cuarentena mundial, volveremos y tendremos la obligación histórica y si la quiere bíblica, de revivir nuestros templos que por ahora lucen vacíos.

El cautiverio del pueblo de Israel en Babilonia, debió durar oficialmente alrededor de cincuenta y seis años. Fue un tiempo privilegiado para la maduración de la fe de Israel. Entre los deportados en Babilonia se encontraba el profeta Ezequiel, quien anunció que los cautivos convertidos por la prueba volverían al país y reconstruirían la nación en la justicia. Una carta dirigida por Jeremías a los judíos desterrados en Caldea indica tanto la duración de la prueba como la salida que Dios le iba a dar.

Leemos en Ezequiel 37:1…14, que el Espíritu lleva al profeta a un lugar donde los restos de los muertos están esparcidos. Dios manda a Ezequiel a profetizar sobre ellos, y cuando lo hace, los huesos se vuelven a cubrir de carne y resucitan.

He pasado este encierro y me preparo para pasar encerrado más días, pero yo sé, que, así como mi Dios existe, Él está con nosotros y nos sacara de esta incertidumbre. No obstante, cuando miro hacia atrás o miro el ahora, pienso que no podemos quedarnos los cristianos viendo asombrados los acontecimientos de nuestros días, que son sin parangón… si, son sin parangón, estábamos preparados… no, no estábamos preparados, pero somos hijos de Dios y tenemos ese bello libro de sabiduría al que llamamos Biblia.

El encierro es un precioso momento para leer y reflexionar más y más alrededor de las Escrituras, no sé por qué, pero en estos días tomo la decisión de volver a visitar esta historia del valle de los huesos secos una y otra vez, no parece poco reflexiva o humorística. Parece prudente. Tal vez la visión de Ezequiel sea la respuesta a la pregunta más importante que podemos hacer, especialmente en este momento presente. ¿Qué hará Dios frente a obstáculos aparentemente insuperables? ¿Qué hará en un mundo rodeado de muerte?

En estos momentos, el mundo entero está convulsionando con la muerte, la enfermedad y el colapso económico. COVID-19 se ha llevado la vida de demasiados y cierto miedo persiste mientras esperamos a que el virus se abra paso hacia nuestras comunidades.

Pareciera que no nos queda mucho por hacer sino seguir el consejo de los profesionales, dar a los necesitados y orar por ellos, actualizar nuestras fuentes de noticias y redes sociales, y esperar los resultados de las pruebas junto con nuestros amigos, familiares y vecinos. En mi iglesia, aquí en El Salvador, nuestro hermano Abraham nos actualiza día a día con las notas oficiales.

La sombría temporada de Cuaresma parece perfectamente adecuada para este momento. Este es un tiempo de lamento nacional… pero mientras nos acercamos a ese domingo que el mundo llama de resurrección y que los cristianos sabemos que existió, pienso, que pocos pensamos en la resurrección.  

Si pensaran algunos la resurrección y recitológicamente nos empezaran a hablar y repetir los pasajes bíblicos… pero…  ¿acaso los cristianos no hemos sido llamados a rescatar el mundo?

¿nos deberíamos atrever a decir más?

¿Nos deberíamos atrever a hablar de alegría y resurrección en un mundo que siente como si estuviera a la sombra de la muerte?

Si los profetas del Antiguo Testamento tienen algo que enseñarnos, es que precisamente en los momentos más oscuros de nuestra historia, necesitamos una esperanza divinamente inspirada y recién articulada.

Eso encontramos en el libro de Ezequiel. El profeta es parte del primer grupo que sale de Jerusalén después de que los babilonios toman la ciudad. Él vive con personas que han sufrido traumas profundos y han perdido a sus seres queridos por el asedio y ahora su futuro está en manos de los mismos gobernantes extranjeros que destruyeron sus vidas. Gran parte de Ezequiel es un lamento por el pecado de Israel, que condujo al exilio, pero el libro también contiene pasajes que miran a la futura restauración de Israel por parte de Dios después de que el período de prueba haya terminado.

El más famoso de estos pasajes de restauración es la narrativa de los huesos secos en el capítulo 37. El punto de la historia es bastante claro: así como parecía imposible que cosas muertas resucitaran, también parecía imposible que Israel fuera restaurado. Pero Dios cumplió su promesa a los israelitas.

Por supuesto, tenemos que tener cuidado de no aplicar mal la historia de Israel a nuestra propia experiencia; sin embargo, nosotros, como cristianos, sabemos que la visión de los huesos secos no es meramente metafórica y que la fidelidad de Dios sí llama cosas muertas a la vida.


Nuestros templos han estado cerrados, pero ya los veremos nuevamente abiertos, manando vida.

Los israelitas sabían que la capacidad de Dios para salvarlos no tenía límites, por muy grave que fuera la situación. Cuanto más profundo el problema, mayor la gloria de la obra redentora de Dios. Para Ezequiel, entonces, el profundo sufrimiento humano tuvo un encuentro con las promesas de Dios y el resultado fue una visión del futuro que permanece con nosotros hoy: huesos secos que cobran vida.

Prepárate Pastor, que de esta saldrás renovado, el predicador traerá nuevas visiones, el alabante, los danzores, los ministerios todos resurgiremos como surge la naturaleza después del verano. Muchos reencontraran después de esta experiencia, el camino a la iglesia y a igual que Israel regresaran.

Preparémonos nuestras iglesias necesitaran reconstruir sus templos, guardemos nuestras ofrendas para ofrendar para con gozo y agradecimiento poder llevarlas, guarda tus diezmos recuerda que son de Dios, pero sobre todo… Tú, Si Tu, que has pasado estos días como hueso seco, en el Nombre de Dios vuelve a la vida.

Es posible decir que al final de todo esto, no simplemente reanudaremos nuestro trabajo, sino que ampliaremos y creceremos la iglesia con confianza renovada en la providencia de Dios.

Estoy ansioso de ver qué tipo de iglesia emerge de esta prueba.

Ruego que sea gloriosa.
S.A.G. 13 ABR 2020



No hay comentarios:

Publicar un comentario