Otro Que Se Equivocó Por Saúl Guevara



Hace unos días, en esta crisis del coronavirus que a muchos a su vez genera una crisis emocional, subí a una red social un minivídeo del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR, en relación a la salud mental, con la idea que pudiese ser de ayuda a quienes nos toca dar consuelo a las familias afectadas con la muerte de un ser cercano por afección del virus… de repente surge alguien (un hermano en Cristo) con unos comentarios en tono de sorna, se da cuenta de que ha publicado donde todos lo miraríamos e inmediatamente borra los comentarios y pone otro comentario completamente opuesto al primero. La persona que lo hizo, otra a la que le logre reenviar los comentarios antes que los borrasen y yo, sabemos, al igual que Dios, que esta es una verdad, de ahí este escrito.

La función de un escritor es dar testimonio, cual acta notarial y como fiel articulista,del tiempo que le ha tocado vivir; esta acción depende de con cual sabiduría se hable: 1 Corintios 2:6…7 "En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad" NVI  

Ese es en si el problema, somos cristianos y nos expresamos con sabiduría de este mundo, realmente es cuestión de madurez, por eso es que no se llega a nada. No entendemos que esas expresiones hablan de nuestro testimonio en Cristo.

La tecnología moderna, como lo es el uso del chat, nos ha facilitado la comunicación, pero también nos sirven para las buenas acciones y lastimosamente también para las malas. Días atrás decía en otro estudio, que no tardaríamos en ver cubrebocas cristianos y ya los hay, así de suave nos seduce y aliena la moda, otro ejemplo puede ser cuando emigran de su país y van a Estados Unidos, al llegar cualquiera se cambia de nombre para “parecer gringo”, las Blancas se ponen Blanchi, los Francisco terminan siendo Frank; los Pedro, Peter; etc. cada uno asciende en la escala de valores como puede. Pero al final no llegan a nada porque siguen usando la sabiduría del mundo.

Pues estaba diciendo que la convivencia entre religión y tecnología no es un nuevo descubrimiento. Desde que la radio y la televisión se masificaron, los predicadores han encontrado formas de volcar a las masas sus respectivos mensajes. A igual sucede con los fieles, desde que la tecnología se populariza, aparecemos por todos lados basta entrar a Facebook y ver todo lo que ahí se pone, lógicamente hay cosas buenas y otras que asustan por su ignorancia, infamia, burla, etc.

Sin embargo, resulta interesante analizar cómo la pandemia ha acelerado el proceso de adopción de la web para llegar a los fieles que, por ahora, tienen prohibido visitar los santuarios. Debemos de estar claros que la tecnología es una creación neutra de Dios que puede ser utilizada para bien o para mal. Zoom no ha parado de crecer desde la primera semana de cuarentena. La herramienta de videoconferencias era la preferida por las aulas virtuales, pero también se ha convertido en una de las más usadas por los líderes espirituales.

Ahora bien, la Biblia nos reconoce con la categoría de una familia, la familia de la fe, dándonos un mandato: Gálatas 6:10 RV "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe"  

"… hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe"  

Las familias son el núcleo de las relaciones intergeneracionales y son nuestro sostén durante esta pandemia pues te quedas en casa. En momentos de incertidumbre económica, la pobreza se agudiza. Con la incertidumbre, la angustia aparece, el miedo al futuro, a que será de nosotros mañana; el estrés aumenta, y con demasiada frecuencia resulta en conflictos matrimoniales que redundan en una creciente violencia contra las mujeres, los niños, niñas y las personas dependientes, sean mayores o con algún tipo de discapacidad; este problema en la familia doméstica, lo llevamos a la familia de la fe, de ahí esas expresiones burlescas.

Creo que es este tiempo, en el que el mundo trata de enfrentar la crisis del coronavirus, en el que se nos presenta la oportunidad de reflexionar como funciona nuestra iglesia tanto en lo económico como lo social y la propuesta de futuro debe incluir a la familia como una realidad objetiva en sí, no sólo en el individuo como tal.

Muchos de los objetivos de la iglesia para este mundo, como el fin de la pobreza, salud, bienestar, educación, igualdad, trabajo decente y crecimiento económico, entre otros, no se lograrán sin que se desarrollen en el seno de las familias.

La familia es nuestra primera iglesia, se supone que ahí y después en todo lugar llevamos, actuamos y honramos la palabra de Dios; ahora bien, la enseñanza por medio de la palabra de Dios, ya sea hablada o escrita, tiene dos categorías:
1-    Cuando la palabra se constituye en razonamiento, consejo y dirección;
2-    Cuando se constituye en corrección y reprensión.
La primera categoría es apropiada para el entendido, la segunda para el negligente.

Pero existen ocasiones en que la palabra, ni siquiera en su faceta de reprensión, sirve para nada y es ahí, cuando se hace necesaria la vara. La vara es la disciplina, el castigo. Y la vara tiene dos resultados, dependiendo de la reacción del que recibe su acción, uno aprovechable y otro inaprovechable. El aprovechable es cuando la disciplina y el castigo sirven para que el terco cambie de actitud; el inaprovechable es cuando solamente sirven como justificación a su terquedad, en la que sigue impasible, impávido, inconmovible e incluso surge el irse de la iglesia.

Para estar en la jerga online, diré que hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: “El látigo es para los caballos, el freno para los asnos, y el garrote para la espalda del necio” Proverbios 26:3 NVI. Es sorprendente la comparación que se desarrolla aquí, entre animales irracionales y un ser racional. Pero la comparación es valedera y lógica, porque el necio ha abandonado deliberadamente la racionalidad, al no atender a razones ni a reprensiones, o sea, a palabras, y por tanto el método que le es apropiado es la vara. Hay, pues, una total equiparación entre el cuadrúpedo y el necio.

El mundo y el cristiano necio, no atiende a explicaciones sobre cómo se ha de vivir y qué se ha de creer o hacer. No solamente no los atiende, sino que se burla de ellos. No importa que se empleen los mejores argumentos y testimonios, el endurecimiento que produce la sabiduría propia siempre hallará contraargumentos y objeciones que van en la dirección contraria, porque voluntariamente se ha escogido ir en esa dirección invariablemente errónea.

De la misma manera que sucede en la etapa de la adolescencia, cuando el individuo se yergue en su propio y limitado entendimiento, despreciando todo lo que sus padres puedan enseñarle, hasta que se da de bruces con la realidad y sufre las duras consecuencias de su autosuficiencia, así ha ocurrido con nuestra sociedad, en la que cada uno era su propio instructor, hasta que la vara nos baja de nuestra necia cabalgadura. Resta saber si esa vara será aprovechable o inaprovechable.

Para concluir y volver al inicio aclaro: Escribo no para polemizar, por lo que no contestare a quien neciamente quiera polemizar, tan solo cerrare apuntando este consejo: Proverbios 17:28 NVI "Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente"
S.A.G. 27 MAY 2020  

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