Te Llamaron O Te Llamaste Por Saul Guevara


Juan 21:15...21 RV: "Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme" 

Líder o Pastor ¿Alguna vez te has puesto pensar la diferencia en cuanto a ser llamado o llamarse uno mismo?

Vivimos tiempos sin iguales, todos esperamos conmiseración, cariño, amor, pero pocos recapacitamos que, así como cada uno está preocupado, igual están todos. Leía un fuerte reclamo de un líder eclesiástico que en estos tiempos se pandemia se sentían abandonado por las ovejas… atendí una consulta de un Pastor al que su líder de alabanza lo quería obligar a que llamara a ensayos de alabanza sin importarle el posible contagio de la pandemia…

Pues bien; mira la lección que podemos sacar para nuestra vida, de ese pasaje del Evangelio de Juan 21:15...21 RV con que iniciamos:

Tras su resurrección, Jesús apresuro la conformación de su iglesia y aquí lo vemos levantando a un líder Pastor de su rebaño, según cuenta el evangelista Juan.

Algunas veces el Señor le repitió a Simón Pedro esta pregunta: - Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? y tres veces le dijo: “Apacienta mis ovejas”. A ningún otro apóstol se le dijo esto.

Algunos teólogos dicen que esta triple confirmación de Pedro como siendo escogido pastor del rebaño, es una manera de borrar esas tres veces que Pedro negó tristemente al Señor diciendo: “¡Yo no conozco a ese hombre!” Mateo 26:72. Pero, por otro lado, esa triple repetición era también la forma solemne que el judío usaba en la confirmación de una misión.

Ahí estaba Jesús, dando a Pedro una misión especial, guiar en la tierra a su rebaño.

Es importante observar que, incluso después de que Pedro negara a Jesús, tres veces, aun así, el Señor no le quitó la guía de su rebaño, pues ya lo había escogido para eso desde que Andrés, su hermano, se lo presentó por primera vez:
"—Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro)” Juan 1:42 NVI. En la Biblia, cuando Dios cambia el nombre de alguien, es para darle una misión sagrada.

Lo anterior es ser llamado, quien te llama y te encarga lo más preciado es porque de seguro te conoce más que tu mismo. Pero cuando tú te llamas, entonces tú vas en tus propias fuerzas, vas en lo que tu corazón te dice que eres… y olvidas que: “engañoso es el corazón del hombre”.  

Siempre me ha llamado la atención, el hecho que Jesús mantuvo a Pedro al frente de la Iglesia, aun después de traicionarlo tres veces, en el momento en que más lo necesitó… ¿Por qué no puso a Juan al frente de la Iglesia, si Juan fue el único que se quedó ahí a los pies de su cruz con las mujeres? Tal vez Juan no fuera el líder necesario.

Ciertamente cualquiera de nosotros le diría a Pedro: “Ya no te quiero, me has traicionado…”. Pero Jesús es diferente, Él conoce cada alma humana y sabe que la carne es débil. Incluso frente a nuestro pecado Él no nos abandona y no nos rechaza. Su amor por nosotros es irrevocable. Él comprende nuestra miseria.

Al cerrarse las iglesias en esta crisis del coronavirus, muchos líderes y pastores se han visto abandonados, los llamados se han mantenido con amor y denuedo, aumentando su amor por la grey, llevando palabra de una u otra forma.


Pero los que se llamaron a sí mismos, recienten la falta de la lisonja y reverencia, se quejan de que han sido olvidados, de que los ignoran… olvidándose que si fueron llamados es para servir y no para ser servidos… a dar sin esperar recibir.

Juzgamos inmisericordemente, pues somos presos del “mi pobre yo”; olvidamos y no aprendemos que seremos juzgados por un Dios que tiene un corazón humano. Dios confía en nosotros sin consecuencias negativas, es decir, Él confía en nosotros y no se queda mirando lo que pasó.

Cuando se es llamado, esto es un gran consuelo frente a su miseria; el llamado sabe que no es súper hombre, que lucha para superar sus fallas. Ante todo, eso, también debemos tomar una actitud de fe: no podemos quedarnos mirando nuestra miseria, necesitamos entregarla a Jesús y no pasárselas a las ovejas.

Podemos decir que Jesús dejó caer a Pedro vergonzosamente porque necesitaba sacar el orgullo y arrogancia del corazón del apóstol y ese fue el medio. ¿Por qué lo decimos?: Lucas dice que la noche de la traición, Jesús oró por Pedro. "Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos" Lucas 22:31…32 NVI.

Jesús sabía que Pedro sería tentado fuertemente y caería, pero Jesús rezó por él, para que él no se desesperara como Judas. Por eso él tuvo la gracia de llorar copiosamente su pecado y ser perdonado por el Maestro.

Cuando Jesús decía a los apóstoles que esa noche sería traicionado, Pedro respondió orgullosamente: "—Señor —respondió Pedro—, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte" Lucas 22:33 NVI. A lo que Jesús respondió: "Pedro, te digo que hoy mismo, antes de que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces." (v. 34). Y se llevó a cabo la triple negación de Pedro.

Dice Lucas que, en la casa de Caifás, el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: ‘Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces’. Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. Lucas 22:61…62. Bastó la mirada de Jesús hacia Pedro…

Sin duda esta humillación de Pedro frente a su pecado, de su vejación, curó su orgullo y lo preparó para ser un “humilde siervo del Señor”.


Sin la humildad no podemos servir a Dios como Él desea, pues Jesús dijo que “separados de mí no podéis hacer nada” Juan 15:5 y el orgullo nos impide hacer todo con Jesús, no hace olvidarnos de Él y actuamos sólo por nuestra cuenta. Por ello es que nos invade ese sentimiento de que hemos sido ignorados, abandonados, por las ovejas, debe de llevarse esa emoción a los pies de Cristo y renunciar a ella aun con lágrimas.

Jesús quebró la prepotencia de Pedro y lo preparó para la gran misión. Él sabe hacer de nuestras debilidades y caídas, una manera de hacer las correcciones necesarias en nosotros. He visto esto muchas veces en mi vida, y aún lo veo, gracias Dios.

Para los que ahora se creen abandonados tan solo les pido: “vuelvan sus ojos a Jesús”

La Carta a los Hebreos dice que “a quien ama el Señor, le corrige; que azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios… en orden a hacernos partícipes de su santidad” Hebreos 12:6…10.

Nuestros pecados son como abono que Dios sabe usar para hacer crecer en nosotros las virtudes, de modo especial la humildad. Pero cuando a veces llegamos a posiciones de autoridad el orgullo aflora y esperamos que otros hagan lo que uno quiere… más, ¿acaso no te has puesto a pensar que la angustia, aflicción, desconcierto y todo lo que esta pandemia genera, así como la vives tú, la viven todas las ovejas?

Todos los que ejercen algún liderazgo en la Iglesia, sea obispo, pastor, líder ministerial, diácono, ujier, necesitan reflexionar mucho sobre esto.

A veces nos sentimos autosuficientes y masacramos a los demás sin darnos cuenta, como si nunca hubiéramos caído. Todos los santos aprendieron de la humildad y nosotros aprenderemos también como los apóstoles aprendieron.

Ellos vencieron y nosotros podemos vencer también. Todos nosotros llevamos un poco de los apóstoles en nuestro ser. Dejemos que el Señor nos corrija; no nos desanimemos.  

Mientras tanto sigamos mejorando el hacer nuestro en la obra del Señor.
S.A.G. 29 JUN 2020






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