Cuando ves que algo acontece a tu alrededor, lo mismo te puede pasar a ti, así que debes estar preparado o tratar de evitarlo. Lucifer era uno de los ángeles más bellos y hermosos y su inteligencia también era aguda. Los ángeles fueron creados con una naturaleza buena, eran libres, bellos e inteligentes.
Lucifer era uno de los ángeles más bellos y hermosos, su nombre significa "lucero", la estrella radiante de la mañana y su inteligencia también era aguda y fascinante. A tal punto que en el momento de la elección se prefirió a sí mismo; prefirió buscar la felicidad, la realización, la dicha, autoalabanza. Lucifer, prefirió buscar su felicidad en sí mismo y no en su Creador y lo que consiguió fue eterna desdicha y desventura.
¿Pero es que no podía preverlo, ya que era tan aguda su inteligencia?
Sí, lo preveía, pero lo cegó lo inmediato, lo superfluo, lo vanal.
Nosotros sabemos las consecuencias nefastas, personales y sociales, de abandonar los caminos de Dios, pero nos ciega el placer, los amiguitos muchos llegan como lo dice el mundo ahora “amigos con derechos” y la conveniencia de lo inmediato, sin darnos espacio a recapacitar sobre las consecuencias posteriores: como la fornicación, el homosexualismo, el lesbianismo, el robo, la mentira, el ser corrupto, la amistades vanas, falsas lealtades, etc. y aun cuando sabemos que así no es la cosa, la aceptamos por una "conveniencia" que nos ciega en lo inmediato y perturba la serena reflexión del momento del después.
Así pasó con quien ahora llamamos el Demonio.
Jesús, en Lucas 10:18, dice que lo vio caer desde el cielo como un rayo.
En el último libro del Nuevo Testamento, se narra su caída (la de Satanás), lo visto por Jesús antes de que las cosas comenzaran a ser: Es en el Apocalipsis 12:7…9, donde se narra que hubo una gran batalla en el cielo, donde el Arcángel Miguel combatió contra el Demonio, ambos al frente de grupos de ángeles. Lucifer fue precipitado hacia la tierra y luego, va a hacer la guerra al resto de "los que guardan el testimonio de Jesús", es decir, a los cristianos de cualquier denominación y aún a los hombres de buena voluntad que siguen la verdad testificada por su conciencia.
El profeta Isaías, unos seis siglos antes de la venida de Jesús, también hace referencia a su caída. Recordemos sus palabras, en el capítulo 14:12…15: "¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de la reunión. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo». ¡Pero has sido arrojado al sepulcro, a lo más profundo de la fosa!" NVI
Se dice que arrastró a la tercera parte de los ángeles, los que ahora llamamos demonios.
Siempre las personas bellas y/o inteligentes que tienen cierto don ascendiente sobre las demás, muchas veces las siguen y admiran, más cuando poseen las dos cualidades a la vez. Esto pasó ciertamente con los ángeles de Dios que se dejaron "seducir" por Satanás. Pero los buenos son los más y ellos son los que nos auxilian y acompañan, no permitiendo que "el enemigo del género humano", que querría ver nuestra eterna desdicha y destrucción, tenga dominio sobre nosotros, si nos entregamos a Dios.
El Diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen, esa es una muerte espiritual y muerte física, que Jesús resucitado vence con el don de la gracia, la santidad y con la vida corporal eterna, fruto de la Resurrección, de la Pascua, de ambas cosas somos partícipes los que pertenecemos a Jesús, es decir, los cristianos.
Lucifer deriva su persecución infernal de la envidia de que el varón y la mujer, siendo de naturaleza inferior (compuesto de materia y espíritu, cuerpo y alma), sea elevado al estado de familiaridad con Dios, destinado a la vida de la gracia y de la gloria.
La
de Satanás, fue una caída fruto de la rebeldía, de la soberbia y de la vanidad;
eligiéndose a sí mismo quiso tener dominio sobre los demás. Buscó el poder de
Dios sin ser Dios. Fijémonos que muchos de lo toman actualmente como modelo y
le rinden honor y pleitesía, tratando de conformarse con sus antivalores,
aunque no lo digan explícitamente.
Y su naturaleza quedó desequilibrada, repleto de odio en su voluntad, pervertido y pervertidor, aprovecha las pasiones humanas para influir en la naturaleza humana. Allí donde ve duda, desazón, falta de seguridad y de paz, carencia del sentido de la vida y de los valores, aprovecha para reinar.
¿Se ha fijado en la cara que pone un niño cuando no tiene ganas de hacer lo que le mandan? Es todo un reflejo de la lucha que se libra en su interior. Oye la voz de su padre y sabe que debe respetarlo; pero, en este caso, oye la voz del diablo y sencillamente no quiere obedecer. ¡Qué dilema! Pues bien, de vez en cuando nos ocurre algo parecido a todos nosotros. O sea, oímos la voz de Satanás.
Y respetar a Jehová implica más que obedecerle. Claro, hacemos lo que nos pide porque lo amamos. Sin embargo, habrá momentos en que, como el niño del que hablamos, nos costará obedecer a nuestro Padre y tenemos que aprender a ser sumisos.
Jehová ya no habla directamente con ninguno de sus siervos. Nos comunica su voluntad mediante la Biblia y mediante sus representantes en la Tierra. Por ello, la forma más habitual de someternos a Jehová es obedecer a quienes Él ha nombrado y a quienes ha permitido conservar la autoridad. Si nos rebeláramos contra ellos, tal vez rechazando su disciplina o sus consejos bíblicos, ofenderíamos a Dios. Eso fue lo que hicieron los israelitas. Cuando protestaron y se sublevaron contra Moisés, Jehová lo vio como un ataque contra Él mismo (Números 14:26…27).
Muchas veces estas actitudes de irrespeto, inmadurez y lo que es peor de rebeldía se manifiestan en hermanos de la iglesia, de ahí la murmuración, el desafío a la autoridad y cuando no logran sus objetivos, terminan igual que Satanás, desterrados de su congregación, solo que ahora en honor a la mentira y falsedad que abunda en ellos, ya no esperan que llegue ese momento de expulsarlos, sino que cobardemente abandonan su congregación, revistiéndose con un falso manto del pobrecito yo u otra cosa mas que les inspire en sus mentes Satanás.
No olvidemos cuando veamos a esos hermanos que "ellos fueron creados buenos por Dios, pero a sí mismo se hicieron malos".
Si ya viste que eso pasa… Cuida de que no pase a vosotros lo mismo.
Cuando veas a tu vecino las barbas cortar, pon las tuyas en remojo.
S.A.G. 26 - OCT - 2020
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