Entendiendo El Sufrimiento Por Saúl Guevara


 

1 Pedro 5:10…11 NVI "Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. A él sea el poder por los siglos de los siglos. Amén."

 Estos últimos meses han sido inéditos, miles de miles de cristianos de una forma u otra hemos experimentado el sufrimiento a causa directa o indirecta de la pandemia que afrontamos, unos ya fenecieron, otros estamos sobreviviendo y para ser sinceros, muchos habremos cuestionado el por qué Dios ha permitido este sufrimiento.

 Mi Pastora Marisol Choto me escribía y decía: “Pastor se que la espera es lo más difícil que hay pero a veces en medio de esa espera empezamos a desarrollar ese sentido que a muchos no nos gusta que es la comprensión  en medio del silencio, es cuando afinamos el oído y comenzamos a ver la mano de Dios en nosotros, es difícil entender los caminos del rey pero se que cada experiencia que pasamos es un reto superado donde no tiene precio la capacidad que desarrollamos creo y confío que Dios está con usted...”

 Aunque el sufrimiento es cotidiano y en un momento u otro lo vivimos, es un tema que no entendemos bien, ni lo queremos experimentar. Si Usted es como yo, si hay una manera de evitarlo, haré todo lo posible para librarme de ese trago amargo.

 ¿Cuántas veces ha postergado una visita al odontólogo para evitar un poco de dolor? ¿O soy el único?

 En cuanto más escudriñamos las Escrituras, vamos descubriendo algo interesante y a la vez preocupante, pues parece que una parte importante de la vida cristiana, como lo es seguir los pasos de Jesús, es estar abierto a lo que Dios quiere hacer en nosotros usando el sufrimiento. No es que debemos buscarlo personalmente, pidiendo a cualquiera que nos cause dolor, castigo o pena. Pero lo que me parece cierto es que, si tomamos muy en serio el vivir una vida verdaderamente cristiana, el sufrimiento nos llega, invitado o no. El sufrimiento no es solo la realidad de mártires o de súper cristiano; sino es lo que todos podemos esperar.

 El sufrimiento no solo es ser quemado en la hoguera o perder la cabeza a la espada; sufrir también es cuando alguien se burla de ti por tu fe o cuando tu familia y tus amigos te rechazan porque sigues a Jesús.

 Para algunas personas el sufrimiento llega por medio de una enfermedad, por la pérdida de un ser querido, por la pérdida de las posesiones o por el coronavirus como en estos días, este puede ser cualquier daño, dolor, enfermedad o castigo que se siente físicamente. Puede ser también un daño moral que afecta más las emociones y el ánimo.

 ¿Qué dice la Biblia en cuanto al sufrimiento? Una cosa que podemos entender de la historia humana captada en la Biblia es que nadie está exento del sufrimiento, ni siquiera los cristianos. En ningún lugar Dios nos promete que si lo seguimos no experimentaremos el sufrimiento.

 Pablo, que entendió el sufrimiento mejor que nadie, escribió mucho sobre este tema en el libro de Romanos, capítulo 8. Antes de ver lo específico de lo que decía, recordemos Romanos 28:8 NVI “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” No hay nada que Dios no puede usar para nuestro bien y para cumplir con sus propósitos.

 Es bueno tener todo esto en mente para ver qué más nos dice la Biblia:

 Romanos 8:16…17 NVI “El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria”

 Este pasaje comienza en tono muy positivo y termina con la certeza de que los que son hijos de Dios van a padecer que es un sinónimo de sufrir. Según Pablo el sufrimiento llega a la glorificación. Sin la cruz, algo que debemos tomar cada día, no hay corona de gloria.

 1 Pedro 2:21 NVI “Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.”

 Pedro también experimentó el sufrimiento. Jesús le dijo que iba a sufrir al terminar su vida y entendemos que Pedro fue crucificado por su fe. Para él fue un honor dar su vida por su Señor siguiendo sus pasos, a su vez no se sintió digno de morir como Cristo y les pidió a sus ejecutores que le crucificaran boca abajo.

 Sea lo que sea el sufrimiento que experimentamos, ya sea físico, emocional o mental, Cristo nos ha dado un ejemplo de cómo Él experimentó todo lo que podríamos sufrir y ahora es nuestro deber y privilegio seguirlo.

 Una pregunta entre muchas que podemos hacer en cuanto a este tema es: ¿Hay un propósito para nuestro sufrimiento? O sea, ¿cómo puede Dios redimir lo que experimentamos?

 Colosenses 1:24 NVI “Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes, y voy completando en mí mismo lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia.”

 Este es un versículo que exige mucho pensamiento para su entendimiento porque cabe preguntarse: ¿Cómo pueden nuestros sufrimientos añadir algo a lo que Cristo sufrió por nosotros?

 Claramente, lo que Cristo sufrió en la cruz fue completamente suficiente para los pecados del mundo. Lo increíble es que Jesús nos invita a entrar en sus sufrimientos para que nuestros sufrimientos tengan propósito. Cuando yo sufro, en vez de quejarme y lamentar mi mala fortuna, puedo seguir sus pasos y dedicarme a la oración por alguien que necesite acercarse a Cristo. Te doy un ejemplo. En las últimas semanas experimento un fuerte dolor físico que viene y se va. Cuando llega el dolor trato de dedicarme a orar por un ser querido de nuestra iglesia y de quien no sé nada. Mi sufrimiento me lleva más a Cristo y me tiene orando por la salud y bendición de esta persona.

 En estas semanas he aprendido y comprendido que Dios no permite el sufrimiento por casualidad o porque está molesto con nosotros. El sufrimiento es parte de la condición humana. Sin embargo, nuestro Dios amoroso sabe disponerlo para el bien de nosotros y también para su gloria.

 ¡Glorificado sea Dios!

S.A.G. 09 – NOV - 2020

 

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