Y Sed Agradecido Por Saúl Guevara


La raíz de la ingratitud es el orgullo.

a) Alguien que no es agradecido piensa que deberían darle más.

b) Piensan que se merecen lo más.

c) Creen que solamente ellos son responsables de todo lo que   tienen.

d) Que lo que recibió no era importante

 Esto es una característica de este tiempo: 2 Timoteo 3:1…2 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismo, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos”

 Muchas personas han proclamado los beneficios de ser una persona agradecida. Sin embargo, una cosa es estar agradecido por las personas y las circunstancias de la vida y otra cosa ser agradecido como hijo de Dios. Incluso cuando las circunstancias estén en su peor momento, tenemos un amoroso Padre celestial que nos asegura que “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38…39).

 Lo anterior significa que, para el cristiano, ser agradecido es más que un ejercicio mental para su salud y bienestar. No se trata solo de tener una actitud positiva. El agradecimiento es esencial para nuestra santificación y para vivir dentro de la voluntad de Dios. Dar gracias es una poderosa actitud que fortalece nuestra fe cuando la ejercitamos diariamente y estudiamos la Palabra de Dios.

 Cuando somos agradecidos, no estamos haciendo la vista gorda a las cosas malas de la vida, sino que nos sentimos alentados por la bondad de Dios. Romanos 5:3…5 nos recuerda: “también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. Así que, si bien nuestras circunstancias no lleguen a cambiar como resultado de nuestra acción de dar gracias, nuestros corazones sí lo harán.

  Ser agradecido es una virtud indispensable. De hecho, nuestro Señor nos lo recuerda muchas veces. En una ocasión, Jesús sanó a diez leprosos y solo uno, regresó a darle gracias. No se sabe cuánto tiempo había padecido esa enfermedad, lo que sí sabemos es que un leproso realmente la pasa muy mal, aun en nuestros días, son rechazados, repudiados como malditos que padecen en carne propia, el castigo por sus pecados. Pero su padecimiento era tal que estos diez enfermos se atrevieron a llegar donde estaba Jesús para clamar por misericordia y sanidad. Él los envió a presentarse delante del sacerdote, porque la ley mandaba que se certificara la sanidad antes que la persona pudiera integrarse a la sociedad. Ellos obedecieron, aunque todavía estaban enfermos, pero en el camino fueron limpios. Imagina qué gozo sintieron al verse libres de esa terrible enfermedad. Sin embargo, solo uno regresó a dar gracias y lo hizo con la misma pasión y vehemencia con la que pidió el milagro, porque la gratitud forma parte de la correcta adoración.

 ¿Será que ese era el único agradecido? Yo creo que los diez estaban agradecidos, pero no es lo mismo estar agradecido que serlo.

Puedes estar muy feliz porque tienes comida, ropa, familia, salud, trabajo, salario y vacaciones, pero si no expresas gratitud, te conviertes en alguien malagradecido. Entonces, el “estar” te define y se transforma en “ser”. Hay diferencia entre estar y ser. Por ejemplo, podemos decir que somos trabajadores si lo demostramos, de lo contrario, solamente estamos ocupando un puesto de trabajo. Para decir que somos agradecidos, debemos expresar agradecimiento y esa actitud de reserva es una expresión de orgullo y arrogancia.

 La palabra “gracias” es corta, solo tiene siete letras, pero tiene un enorme poder en nuestra relación con Dios y con las personas. Es tan poderosa la acción de dar gracias que el leproso recibió doble bendición, además de sanidad, recibió la salvación. La gente agradecida duplica las bendiciones que recibe.

 En el Antiguo Testamento, vemos que Dios libró a los israelitas muchas veces y lo hizo a través de hombres a quienes escogió. Pero el pueblo era necio y volvía al pecado de adorar otros dioses. Una de esas lamentables situaciones se dio luego de que Gedeón los librara de los madianitas. Seguramente estaban agradecidos, pero no lo mostraron. Si dices estar feliz, pero no lo demuestras, es como si no lo estuvieras. El agradecimiento se demuestra, no solo se lleva por dentro. Da gracias por tus bendiciones, sean frijolitos con tortilla o algo más sofisticado, pero da gracias. Además, debemos enseñar sobre agradecimiento a nuestra familia. ¿Y en la oficina? También. En todo lugar demostremos agradecimiento.

 Siempre hay alguien que nos favorece, así que busquemos a esos “Gedeones” que han sido el instrumento de la bendición de Dios. Procuremos ser de esas personas que bendicen a los demás. Si quieres tener amigos, debes ser amigo; si quieres que te bendigan, debes bendecir; si quieres que te agradezcan, debes agradecer.

 Cuando pasas por tiempos difíciles, necesitas mirar lo que queda, no lo que pierdes, y estar agradecido por ello. No importa cuán malas sean las cosas, siempre hay miles de cosas por las que puedes estar agradecido. Y no importa cuán malas sean las cosas, siempre existe el hecho de que puedes estar agradecido con Dios solo por el hecho de que Él es Dios. Él ha prometido cuidarte, ayudarte, fortalecerte, hacer milagros, responder tus oraciones. Él te prometió que incluso cuando las cosas no salgan como quieres, Él puede tornarlo para bien en tu vida.

 No olvides que: “Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!” Habacuc 3:17…18

S.A.G. – 29 – MAR – 2021

 

 

 

 

 

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