Honorabilidad Entendemos De Que Se Trata Por Saúl Guevara

 

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios… 1 Pedro 2:9

 La naturaleza e incorporación a nuestra norma de vida de la honorabilidad es parte de la formativa que uno debe recibir en los primeros años de la vida. Además, uno debe cuidarla cuando se tiene, para que los que habrán de ser criados bajo nuestra tutela puedan beneficiarse de ella y entendiendo que debe conservarse para el resto de su vida porque en la vida, como es lógico, nos valoran más por las normas que por la capacidad que tenemos.

 En estos últimos años, tanto en El Salvador, como en todos los países, capta la atención como los políticos y funcionarios públicos, en su mayoría, son poco honorables. Al enterarnos e ilustrarnos de casos tras casos, vemos que los hábitos de corrupción, actitudes pomposas, vocabulario desagradable y otros vicios, son en ellos expresiones comunes y cuidado se opina en contra de ellos porque cínicamente los acusados lo contraatacan criticándolo.

 ¿Se salvarán los cristianos de esto?

 Pues si leemos Isaías 5:1…7 NVI, leemos sobre la viña del Señor Todopoderoso que es el pueblo de Israel y aun en él, hay uvas agrias… "La viña del Señor Todopoderoso es el pueblo de Israel; los hombres de Judá son su huerto preferido. Él esperaba justicia, pero encontró ríos de sangre; esperaba rectitud, pero encontró gritos de angustia" Isaías 5:7 NVI.

 Lo anterior da paso al adagio popular que dice “de todo hay en la viña del Señor”, por lo tanto, hasta en los cristianos hay personas no honorables.

 Decíamos al inicio que la honorabilidad es parte de la formativa que se debe recibir en los primeros años de la vida, porque uno protege con determinación y constancia algo cuando lo valora. Por ello, en los años formativos se debe enseñar lo que significa y cómo se percibe lo honesto para nosotros los mortales, ya que por la fragilidad de esta es muy fácil perderla o dañarla.

 Debemos entender que socialmente “Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad” (Seneca). Esta cualidad es un medio por el cual somos valorados.

 Las personas que hemos conocido a lo largo de los años por su conducta honorable nunca están preguntando si es permitido o no hacer algo. Ellos son los que lo definen y por encima de lo que otros opinen o les inviten a hacer con toda determinación se disculpan y no participan, por atractiva que sea la invitación. Por ello también no se toman el tiempo para tener que explicar o justificar lo que hacen, simplemente proceden, porque les hace sentir bien con lo que ellos son y no tanto evaluando la popularidad que alcanzan o pierden.

 Es muy preocupante, ver como las “redes sociales” y similares, han integrado en la vida que vivimos, ingredientes que hacen falta para que el perfil y el proceder honorable sean manifiestos. Y este ingrediente no se impone por elementos que son externos; al contrario, es una fuerza interna que los domina en cada paso de la vida o en cada decisión que se toma en los cambios que se está viviendo.

 Ahora con las redes sociales, debemos admitir que cada individuo de nuestra sociedad se ha propuesto vivir su vida pública o privada en normas y parámetros los cuales van reflejando cuán honorables son.

La gran incógnita es ¿dónde me encuentran los que me rodean? ¿qué perfil o imagen proyectan mis acciones? Los que aprenden de mis actos ¿serán seres honorables por lo que han visto en mis actos de la vida diaria? Es digno tomar un tiempo y autoevaluarnos antes de que el tiempo nos manifieste que ya se conoce lo que en verdad somos.

 Quizá no seamos funcionarios públicos en posición de liderazgo, pero quienes seguimos a Cristo somos “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” 1 Pedro 2:9 y como tales, nuestro Señor nos llama a vivir vidas que honren su nombre.

 Pedro, el discípulo, tenía algunos consejos prácticos sobre cómo hacerlo, y nos rogó abstenernos «de los deseos carnales que batallan contra el alma» (v. 11). Aunque no usó la palabra honorable, nos exhortó a comportarnos como es digno de Cristo.

 En Filipenses, el apóstol Pablo lo expresa así: «todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» 4:8. Sin duda, una conducta que honra al Señor tiene estas características.

 Y usted se ha puesto a pensar que tan honorable es…

S.A.G. - 23 – AGO – 2021

 

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