El Cristiano, La Depresión Y La Ayuda Psicológica

La depresión puede llegar calladamente en nuestras vidas o puede golpear tan fuerte que nos sintamos demolidos. No respeta edad, ni posición socio-económico. Es difícil luchar con la depresión si llega a ser caso personal o familiar. Los cristianos no somos la excepción. También experimentamos la depresión.

Los cristianos tenemos responsabilidad en cuanto manejar la depresión. Somos responsables, ante estos enfermos, de hacer todo lo que se pueda para mantener sus cuerpos y mentes saludables a través de dieta, ejercicio, descanso adecuado y tiempo con la Palabra de Dios.

Sin embargo, a veces todos estos esfuerzos no cambian la realidad de la depresión. La autocondenación no es la respuesta. Es importante conseguir ayuda. Es importante permanecer cerca del Señor. El Señor es sanador y toda sanidad de desórdenes emocionales y físicos viene a través del poder del Espíritu Santo.

La oración es una experiencia en la cual realmente sentimos la presencia del Espíritu Santo. Sin embargo, Dios usa muchas formas de sanar. Trabaja a través de doctores, psiquiatras, consejeros, pastores, etc.

Una persona que está en depresión no debe sentir que ha fallado como cristiano si la oración no es eficaz para aliviar su depresión. Puede ser que Dios lo esté llevando por otros caminos para obtener la sanidad.

Hay un momento de la depresión que llaman embotamiento emocional. Es una limitación en nuestra habilidad de responder emocionalmente a cosas que previamente ocasionaron intensos sentimientos. Podemos hasta llegar a sentir que Dios no esta con nosotros, es entonces que debemos descansar en la verdad de que Dios cumple sus promesas, sintamos o no su presencia.

Satanás tiene interés de que nos sintamos indignos e infelices. Si nos estamos sintiendo culpables e indignos, hemos sido debilitados por los ataques del enemigo. El Señor quiere que seamos felices y estemos contentos, porque ese es un testimonio de su gloria. Esto no significa que debemos estar absolutamente felices todo el tiempo, negando el sufrimiento traído por problemas y dolor.

No merecemos la felicidad por nuestros propios méritos, pero sí la merecemos porque Jesús nos la dio como un regalo. Jesús dijo: "...Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" Juan 10:10.

Los cristianos no somos inmunes a la depresión y si por falso orgullo, rehusamos buscar tratamiento para nuestra depresión, probablemente permaneceremos en la depresión.

Somos responsables de buscar tratamiento para nuestra depresión y por hacer todo lo que sea necesario para estar saludables espiritual, emocional y físicamente.

Por sobre todo, debemos esforzarnos por recordar que aún cuando sucumbamos ante la depresión, a la ansiedad o a cualquier otro tipo de desorden emocional que exista, por sobre todo, somos hijos de Dios.

El amor y la aceptación de Dios no dependen de nuestros sentimientos o nuestro estado emocional, sino en lo que Él, ha hecho por nosotros. Él prometió que nunca nos abandonaría o nos desampararía. Aún cuando nuestros sentimientos vayan de un lado a otro.

Frecuentemente la depresión u otras formas de trastorno mental constituyen un obstáculo al libre albedrío. Un tratamiento psicológico es muy útil, porque busca liberar a la persona no sólo para que vea el bien de forma realista, sino también para que sea capaz de elegir el bien.

Tradicionalmente ha habido una desconfianza mutua entre la psicología y el cristiano. La psicología ha tendido a ver la fe como comportamiento supersticioso, mientras que las personas de fe han tendido a ver la psicología como una ciencia innecesaria para ellos.

Ninguna de las dos posturas refleja la verdad. Una psicología enraizada en la comprensión cristiana de la persona, no es sólo verdadera para la ciencia, sino verdadera respecto a Dios. La psicología tienen mucho que ofrecer a personas cuyo libre albedrío está afectado.

Planteada la cuestión en términos adecuados, entonces no existe ningún conflicto entre una psicología fundada en una sana antropología y las enseñanzas cristianas. El desafío es encontrar psicólogos adecuadamente formados en esta perspectiva, que respeten los valores bíblicos de sus pacientes sin minarlos de forma alguna.

Si bien es cierto que el uso de antidepresivos ha ofrecido un tremendo alivio a pacientes que padecen este trastorno, recurrir exclusivamente al tratamiento farmacológico, como a veces ocurre con la psiquiatría que excluye formas más tradicionales de psicoterapia, no es el mejor tratamiento.

Uno de los tratamientos más eficaces contra la depresión es lo que la psicología llama "reestructuración cognitiva". Esta modalidad de tratamiento tiende a reordenar las emociones de acuerdo con la razón.

A menudo, en los casos de depresión, la sensación de desesperanza e impotencia toma control de toda la persona y el paciente no es capaz de ver la realidad objetivamente. Es como si viera el mundo a través de un cristal oscuro. Una persona deprimida puede "interpretar" un acontecimiento neutro como algo negativo u ofensivo, cuando en realidad no es así.

El tratamiento consiste en ayudar a la persona deprimida a reestructurar su pensamiento, orientándola a reestructurar sus esquemas distorsionados y negativos. Es entrenada a ordenar las emociones de acuerdo con la razón y a ver las situaciones de forma más objetiva. Se ha demostrado su eficacia para ayudar a las personas con depresión.

Es importante observar que a veces las personas deprimidas inicialmente no responden bien a esta terapia. Sobre todo cuando la depresión es severa. En estos casos el mejor tratamiento es una combinación de medicación y terapia cognitiva. En cualquier caso, la medicación sola raramente es buena solución a largo plazo para el problema.

La vida en santidad, la oración y la guía espiritual son medios para recibir la gracia divina. La espiritualidad cristiana es vivir en Cristo por gracia del Espíritu Santo que nos hace crecer; significa tener una esperanza fundada en la fe y sobre todo en el amor. Como la gracia perfecciona la naturaleza, esta espiritualidad es totalmente coherente con la salud psicológica.

Por lo tanto, a menos que los problemas psicológicos de la persona dificulten su participación en la vida eclesiástica, es de suma importancia que la persona participe activamente de su iglesia, aunque esté en terapia. Por esto es tan importante que el terapeuta se dé cuenta de esta necesidad y aliente a la persona a realizarlo.

Un buen guía espiritual puede ser muy útil al respecto, facilitando el entendimiento espiritual del problema y llevando al paciente a comprender que ya sea a través de la terapia o de la espiritualidad, es siempre Cristo quien sana.

Toda teoría psicológica contiene determinados postulados relativos a la naturaleza y el destino de la persona. Hay teorías seculares por naturaleza y a veces abiertamente antirreligiosas. A veces niegan la existencia de las verdades morales y por lo tanto la realidad del pecado. Así que como cristianos, debemos estar muy atentos al recibir la asistencia psicológica y no permitir “a las modas psicológicas” influir en la propia vida. Todo lo que contradice a la Palabra de Dios, no es de Dios.

Hay psicólogos que tienden a ver la religión de forma negativa, lo que crea dificultades en el creyente. Durante una psicoterapia es posible que el terapeuta influya en el paciente de maneras sutiles que lentamente minen sus convicciones religiosas.

Un buen terapeuta, propicia que la fe y la práctica religiosa del paciente sea alentada y hasta podrían hablar de cuestiones religiosas durante las sesiones. Tal terapeuta trabaja desde una comprensión auténtica de la ser humano y es reforzado por elementos psicológicos sanos.

Cristo nos revela el sentido de nuestra existencia y la respuesta al anhelo de nuestro corazón. Solo Cristo, nos da lo que más deseamos y lo único capaz de satisfacernos.

En este valle de sombras habrá inevitablemente desilusiones, tragedias y sufrimientos, en todo tiempo la Iglesia debe orientarnos más allá de este horizonte, hacia el seno de la espiritualidad. Al encontrarnos en Cristo, nos renovamos y transformamos el entendimiento, permitiendo ello, ir teniendo otro enfoque de lo que a veces nos parece insuperable. Bueno es que reflexionemos en estos temas, que son realidades diarias a las que muchas veces el cristiano sabiendo de su existencia, evita.

¿Y tu que haces?

1 comentario:

  1. hola soy Roxana de Chile, en estos momentos de mi vida estoy pasando una depresión y tenia dudas sobre el cristiano y la ayuda sicologica....... pero al leer su pagina me ha dado esperanza...DIOS BENDIGA SU MINISTERIO..

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