Estarás Formando Pandilleros (Parte 2 de 2)

Se debe comenzar temprano la disciplina de los niños.

Tan pronto como el niño puede entender las órdenes, se debe esperar la obediencia.

Antes de cumplir un año, el niño debe acostarse sin llorar y debe, sin molestarse, ceder a la petición de sus padres. Cuando puede caminar, es de esperar que se presente inmediatamente cuando sus padres le llamen.

No será necesario castigarle muy a menudo si el castigo es inmediato y completo.

Muchos padres pegan a sus hijos hasta enojarles y provocar resentimiento y entonces malgastan media hora mimándole en un esfuerzo de contentarle. ¡Qué grande error! Se debe castigar al niño hasta que él sea sumiso - hasta que su propia voluntad terca sea vencida. Es el colmo de crueldad no vencer la voluntad testaruda del niño. La Biblia manda: "No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma de Seol" (Proverbios 23:13-14). Discipline al niño a toda costa.

La vara no es la única cosa necesaria en la crianza del niño. Un ejemplo piadoso de parte de sus padres y la ayuda de Dios, son indispensables.

"Y vosotros, padres . . . criadlos en disciplina y amonestación del Señor." (Efesios 6:4).

Algunos padres intentan criar a sus hijos sólo con severidad, sin decirles o explicarles el porqué de no hacer las cosas. Los critican por cada equivocación y los castigan por cada error y muchas veces injustamente, todo porque el padre está perturbado, nervioso o enfadado con alguien.

Los critican y los castigan en la presencia de sus amigos y visitas y aparentan creer que el juego y la alegría son pecado. Como resultado los niños se ponen rebeldes, respondones, irritables y de malhumor y los padres pronto ven en sus hijos su propio reflejo.

Pero cuando la disciplina es prudente, nacida de amor y respaldada por un ejemplo verdaderamente cristiano la cosa cambia. En el hogar que goza de la presencia de Dios, los niños, no importa la edad que llevan, crecen bajo la bendición de Dios. Muchas veces he visto a los niños de cuatro a cinco años, participar del espíritu de adoración, con caras radiantes, lágrimas corriendo por las mejillas, alabando a Dios juntamente con sus padres. Sin memorizar rezos, aprenden a orar naturalmente de corazón.

Hay manera de disciplinar a los niños que les hace a ellos desear ser cristianos, hacer el bien, amar y respetar a sus padres y apreciar lo hermoso y noble de la vida.

La vida congregacional es importante en las formación del niño, cada padre debe esmerarse porque sus niños lo acompañen a la iglesia, dejar en manos de los lideres la formación eclesiástica de sus hijos, incluyendo las normas de vida y colaborar con su iglesia para que la Escuela de Niños de la iglesia sea cada día mas grande.

Que cada padre reconozca más su responsabilidad de disciplinar a sus hijos que Dios le ha confiado, siempre con la ayuda y aprobación de Dios.

Esto es solo el inicio, podríamos pasar toda una vida teorizando la educación, mas lo que Dios nos ha escrito, no tiene discusión y no olvidéis “que todo lo que el hombre sembrare, eso cosechara” siembra la buena semilla en tu hijo, para que al final la BUENA semilla, de a la sociedad un BUEN FRUTO.

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