A Palabras Necias Oídos Sordos

"Así ha dicho Jehová, el Señor: El que escucha, que escuche; y el que no quiera escuchar, que no escuche, porque casa rebelde son." Ezequiel 3:27. Sí, estoy de acuerdo, ustedes tienen razón, es a las palabras necias a las que hay que poner oídos sordos, por lo menos eso nos enseñaron nuestros padres y nos servía de defensa cuando alguien expresaba algo en contra de nosotros. Es más, nos gustó tanto que lo seguimos utilizando convirtiéndose, este estribillo, en un arma adulta: ponemos oídos sordos a todo lo que no nos gusta o que nos daña. Es casi imposible que una persona no oiga lo que no debe oír, si ahora usted esta en cualquier lugar y los medios de comunicación nos invaden, hemos perdido nuestra intimidad, de que sirve que en mi casa los evite, si el vecino se encarga con el volumen de sus aparatos que los oiga y así como eso se dan muchas formas más. 

Jehová, en esta palabra que le da al profeta Ezequiel, cambia lo que nuestros padres nos enseñaron. Resulta que los actores sociales sí son especialistas en hacerse los sordos cuando las palabras sabias debutan en su escenario y se llega al extremo, de hacer como que no se oye cuando de la Palabra de Dios se trata.¡Vaya que lo afirmamos y lo mantendremos!

Solo aquí en mi patria, acaba de suceder un ejemplo, los diputados legislaron a favor de la lectura de la Biblia todos los días por diez minutos en los centros educativos, públicos y/o privados, pero el arzobispo católico de la capital se opuso y el presidente de la republica lo secunda... y lo peor existieron pastores evangélicos que se les unieron... vaya lideres los de El Salvador. Existieron de todo tipo de argumento, como si sobre que Biblia se basarían, que si el maestro sabia o no sobre Biblia, etc. pero ninguno se acordó (o no se quiso acordar) “que la Palabra de Dios, nunca regresa vacía”. Dios actuó en forma misteriosa y controversial con sus profetas del Antiguo Testamento, a Óseas le pidió que se casara con una mujer infiel y que tuviera hijos con ella. A Ezequiel una vez le ordenó que se amarrara el cuerpo como cautivo y que se sentara enfrente del pueblo; otra vez le dijo que se abriera paso a través de una pared y ahora en el pasaje que nos ocupa le mandó a que se encerrara en su casa y que su lengua se le pegaría al paladar. Y cuando, le abrió su boca le ordenó que dijera lo que aparece en el versículo base. Aquí establece una verdad histórica que se aplica a toda la humanidad y no solo al pueblo de Israel: los actores sociales hacen oídos sordos al mensaje de Dios.  Pero para evidenciar esta verdad ampliaremos el escenario y lo extenderemos a todas las palabras que advierten, que aconsejan, que previenen y que, en general muestran la forma de no caer en errores. ¿Ponemos ejemplos?

Va el primero. Es más fácil que los alumnos de una clase se acuerden de la fecha de una fiesta de quince años, que de la fecha del examen. Va otro. El chisme sí se oye y se traslada, pero, la advertencia de que la droga mata, es escondida en la indiferencia. Otro más. La venida de un cantante de música metálica se graba en la mente juvenil como si se esculpiera, mientras que el anuncio de la venida de un científico que dictará una conferencia, se difunde en el olvido. Y para reunir todos en uno, las advertencias sociales, por demás sabias, no se quieren escuchar, pero las invitaciones a destruir la sociedad, no se necesitan repetir. ¿Estamos de acuerdo?

El pueblo de Israel era rebelde y no escuchaba a Dios, por eso envío a Su Hijo, y tampoco lo escucharon, es más hasta lo mataron. Resucitó con poder y no escucharon. Sus seguidores les hablaron y los mataron como a Esteban: leamos lo que dice Hechos 7: 57: "Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él." (el destacado es mío). Pero después de este hecho, la mayoría de los humanos se siguen tapando los oídos y no quieren oír la forma en que pueden evitar la muerte eterna.

¿Seguimos estando de acuerdo?

Hemos puesto frente a nosotros los dos escenarios que se deben atender si se quiere evitar fracasos, desastres y muertes: la Palabra de Dios y las palabras sabias que salen de la sociedad y hemos puesto ejemplos de cómo los actores sociales ponen oídos sordos. Pero queremos evidenciar esto con una práctica publicitaria que nos debe alarmar: la advertencia de que el licor y otras prácticas son dañinas, la ley obliga repetirla después de cada anuncio. ¿Cierto?, pero que se hace para evitar que estos anuncios de vicios no se escuchen. Amados hermanos, lo anterior en temas de interés publico o social, pero y ahora en su interés personal que pasa... ¿continua oyendo y repitiendo los chismes de su oficina, vecindario e incluso de su casa? ¿ha entendido que tan chambroso es el que hace el chambre como el que lo oye?

¿Qué esta escuchando Usted: palabras necias o palabras sabias?

En esta semana lo invitamos a cambiar el refrán para que diga: A palabras sabias oídos prestos. Nos gustaría saber, ¿tú a que estas oyendo?, pero no nos contestes, mejor contéstale a Dios, para que mejores tu calidad de cristiano.

Amen.

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